No muy lejos del destino previsto por Alec, su moto se estancó en la señal de alto y la anciana detrás de él aceleró su vehículo, enseñándole su dedo medio mientras lo pasaba rugiendo. No hay nada como ser insultado por un jubilado antes de quedarse comiendo su polvo. Literalmente. Alec tosió cuando los gases del escape y la arena golpearon su rostro.
Evidentemente era una jodida bofetada cósmica por ignorar el consejo del experto y comprar esta motocicleta.
Había sido una compra impulsiva desencadenada por una mañana infernal. ¿Pero se vería obligado a empujar su clásica —traducción, vieja— Harley Davidson hasta el taller de dicho experto? No era exactamente un comienzo estelar para relacionarse con su nueva —sólo para él, claro está— motocicleta o su plan recientemente formulado para dejar el pasado atrás y conseguirse una vida.
Una que no incluyera a cada momento, a Tyler, su exnovio.
Una nueva oleada de determinación lo golpeó. Motivado, se levantó sobre su pierna derecha y empujó todo su peso hacia abajo en el pedal de arranque. El motor farfulló a medias antes de morir, y dos intentos más produjeron los mismos resultados. Perplejo, Alec frunció el ceño ante el montículo de metal entre sus piernas.
—Correcto, ella es un poco voluble ─una voz gritó.
Los labios de Alec se torcieron ante la sugerencia acerca de la naturaleza poco cooperativa de la máquina, y buscó la fuente con la mirada. En la entrada frontal de un edificio de metal, debajo de las palabras Adams Vintage Motors impresas en rojo, un hombre se apoyó en el marco de la puerta.
Dylan Booth.
A través del teléfono la voz ronca del mecánico se había deslizado sobre él como aceite caliente, pero su imaginación no le había hecho justicia a Dylan. Luciendo unos jeans manchados de grasa y una camiseta negra, tenía líneas definidas y una clásica buena apariencia. Con los brazos cruzados, parecía estar relajado. Despreocupado. Pero sus ojos penetrantes estaban alerta, evaluándolo en silencio. En el interior tenía que estar cagado de risa a causa de su auto-inducido predicamento. Alec trató de hacerse cargo, pero fracasó.
Su humillación actual palidecía en comparación con las noticias de hoy acerca de Tyler.
Pensar en el abandono de su exnovio hizo que agarrara el acelerador con decisión. Después de un fallido intento más de arrancar su motocicleta gruñó con disgusto y desmontó. Afortunadamente Dylan Booth se abstuvo de hacer cualquier otro comentario mientras empujaba su moto por el camino de entrada, a pesar de que el hombre tenía todo el derecho a hacerle pasar un mal rato.
—Encantado de al fin conocerte en persona. ─Cuando llegó hasta donde estaba Dylan, accionó el soporte y se quitó el casco, agradecido por la fresca brisa. Tratando de mantener la compostura, dijo─: Soy Alec Johnson.
El mecánico se limpió lentamente sus manos con un trapo mientras se acercaba más, el sol del atardecer se reflejó en los ojos más verdes que Alec había visto en su vida.
Con aire de reticencia, el mecánico le tendió la mano. ─Dylan Booth.
Grasa manchaba las espirales de las huellas dactilares de Dylan. Abrasiones frescas se alineaban en la parte superior de sus nudillos, como si se hubiera metido en una pelea con uno de los vehículos. Alec extendió su mano para estrechar la mano de Dylan, y los callos ásperos lo atraparon por sorpresa.
Interesante. Sus experiencias, tal como eran, involucraban a hombres como él, aquellos cuya lista de letras post-nominales(1) reflejaban el costo de una educación demasiado costosa. Por un breve momento, su vida hasta el momento se sentía demasiado insípida, y tuvo que obligarse a dejar ir la mano de Dylan.
Alec se protegió los ojos del sol, sintiéndose torpe, porque ahora tenía dos razones para sentirse cohibido. ─Me decidí por la moto en contra de lo que me recomendaste.
─Ya veo.
Alec esperó a que Dylan agregara: ¿qué demonios estabas pensando?, o, te lo mereces, ahora empuja tu moto a mi taller.
─Supongo que Noah describirá mi compra como idiota. ─Alec sonrió torvamente mientras mencionaba al amigo mutuo que le había recomendado a Dylan, porque una de las muchas misiones de Noah en la vida incluía ser el colega que mantenía a Alec humilde.
─Creo que he oído la frase: pelotuda decisión(2)─respondió Dylan.
Alec sabía que Noah nunca usaría esas palabras. Dylan por otro lado...
Con creciente malestar, Alec se movió en sus pies y trató de aligerar el ambiente. ─Además, debió haber afirmado que el M.D. después de mi nombre es sinónimo de Masivamente Engañado.
Por supuesto, cuando la vida personal apestaba, el engaño adquiría un cierto atractivo.
Un latido más tarde, los labios de Dylan se curvaron ligeramente al comprender. ─Suena como Noah.
Alec dejó escapar un bufido divertido. Ningún amigo de Noah estaba a salvo de sus opiniones. Claramente también Dylan había estado en el extremo receptor.
Desafortunadamente, Noah también era amigo de su exnovio. De hecho, la presencia de Tyler tocaba todos los aspectos de su existencia. Su círculo social. Su vida profesional. Incluso trabajaban en la misma clínica.
Alec luchó contra el familiar ansioso endurecimiento en el pecho. El mecánico se quedó en silencio, y Alec se dio cuenta de que el tipo estaba esperando la razón de su visita de hoy.
─Puesto que eres el experto local en Harleys clásicas ─Alec señaló hacia su nueva compra─, esperaba que supieras un poco acerca de esta máquina en particular.
─Harley-Davidson 1964 FLH Duo-Glide. El año anterior hicieron este estilo.
La actitud de Dylan se aflojó al instante, y dio un paso adelante para pasar una mano reverentemente a través del asiento de la Harley, acariciando el cuero. Su palma viajó por encima del tanque de combustible antes de descansar en el manillar, con afecto en su mirada. Y en su cadencia.
Por un momento Alec consideró sugerirle a Dylan que consiguiera una habitación.
─Fueron utilizadas como vehículos por la policía en los años 60 ─dijo Dylan.
Las cejas de Alec se alzaron. ─¿En serio?
─Veo que el anterior propietario retiró el parabrisas.
─No lo sé.
«Cristo, Alec»
Era dueño del vehículo. Había negociado y comprado la motocicleta. Debería estar más familiarizado con su historia. Por otra parte, también debería de ser capaz de arrancar la maldita cosa.
─En vez de quitar el parabrisas ─dijo Alec─, deberían haber arreglado el pedal de arranque.
Dylan le lanzó a Alec una mirada que no pudo interpretar. ¿Era una reprimenda por ir en contra de sus consejos y no elegir un modelo más nuevo? O ¿Era una reprimenda por comprar una antigua motocicleta la cual ni siquiera podía arrancar?
─Esta bebé es un poco complicada. Como la mayoría de las mujeres, ella tiene algunas peculiaridades a tener en cuenta. Sobre todo cuando está fría. ─Dylan se acercó a donde la gran puerta del taller se abría─. Tengo un par de cosas que terminar antes de cerrar, así que, ¿qué puedo hacer por ti?
Alec no podía decidir si el hombre lo estaba despidiendo o no. Probablemente no quería tener nada que ver con un novato y su desacertada compra. Sentía que no tenía derecho a preguntarle, pero lo hizo de todos modos.
En tiempos desesperados.
Medidas desesperadas.
─Tenía la esperanza de que pudieras darle a mi Harley una afinación en algún momento antes del viernes ─dijo Alec.
Dylan tiró de la cadena, bajando la puerta de metal con un chillido. ─Estoy ocupado todos los días de esta semana.
La decepción flameó, y Alec se obligó a seguir adelante. ─¿Cuándo podrías darme una cita lo más pronto disponible?
─Puedo dejarte para el primero del mes que viene.
El mes que viene.
Mejor que un rotundo no, pero Alec luchó contra la acuciante sensación de urgencia y miró la recalcitrante moto. No es que él se hubiera imaginado montando sin preocupaciones por las calles de San Francisco en menos de siete días. Pero, en algún momento de la próxima semana, Tyler volvería por las cajas que había dejado atrás. Cuando su ex espiara la Harley en el garaje, Alec necesitaba que la motocicleta funcionara como una máquina bien aceitada. O, que al menos, la jodida arrancara.
─¿Hay alguna manera en que puedas hacerme un lugar cuanto antes? ─dijo Alec.
─Lo siento, pero ya estoy retrasado tal como estoy. ¿Te la inspeccionaron antes de comprarla?
¿Inspeccionarla? Alec le envió a Dylan una mirada en blanco, lo que probablemente fue respuesta suficiente.
Buen Dios, toda esta situación lo hacía parecer un idiota.
Dylan hizo una pausa en sus esfuerzos, el sonido de la rejilla metálica terminó, justo a tiempo para que Alec oyera a Dylan dejar escapar un suspiro apenas audible. ─¿Al menos obtuviste el historial de mantenimiento de la motocicleta?
─Uh... ─Alec se rascó la nuca─. Esto fue más una especie de compra impulsiva.
─Dulces, chicles, y revistas pornográficas son compras impulsivas ─dijo Dylan con sequedad─. No motocicletas. ─El agarre de Dylan permaneció en la cadena. Y, a pesar de que sonaba paciente, su diversión escéptica se mantuvo firmemente intacta─. Sobre todo no una clásica.
«Tal como te lo dije», el hombre no lo dijo.
Alec esperaba no sonar a la defensiva. ─Hice un poco de investigación hace un tiempo ─dijo. El día en que Tyler había salido de su casa para siempre, en realidad─. Pero esta mañana me di cuenta...
«Que mi pareja de dos años, tiene un nuevo novio»
«Que está saliendo con un bombón»
«Y que he sido reemplazado, después de tan sólo cincuenta y seis días...»
Alec se aclaró la garganta. ─Hoy me encontré con esta venta online y fui y le escribí al dueño un cheque.
Dylan se frotó la ligera barba en su barbilla y se quedó mirando la motocicleta. ─Para haber sido una compra impulsiva, supongo que podría haber sido peor.
—¿Cómo es eso?
─Podrías haber comprado un Yugo(3) con problemas mecánicos. ─El reproche en la mirada de Dylan se hizo más llevadero por el toque de humor en sus ojos─. Viendo el lado positivo, los Yugos tenían el eliminador de escarcha en la ventana trasera. ─Elevó una ceja de manera significativa─. Sobre todo para mantener las manos calientes mientras empujabas al bastardo al taller más cercano.
La referencia indirecta a su menos que impresionante debut al mundo del motociclismo trajo una sonrisa a los labios de Alec. ─Ahora te estas burlando de mí.
─Por supuesto que no.
─¿Estás seguro?
Claramente divertido, Dylan continuó. ─Si hubiera querido burlarme de ti, me habría gustado mencionar que un Yugo no requiere de habilidad para arrancarlo con una buena patada.
Alec dejó escapar una carcajada, sorprendiéndose a sí mismo con el sonido. Últimamente no había sentido mucho porqué reír. Dylan volvió a ocuparse de la ruidosa tarea de bajar la puerta del taller, claramente para cerrar el lugar durante la noche. Pero algo en el comportamiento del hombre se sentía accesible.
─¿Te importa si te hago algunas preguntas? ─dijo Alec.
─Dispara.
─Correcto. ─Compra mal aconsejada o no, tenía que volver a los negocios para así alcanzar sus objetivos─. Así que la moto intenta apagarse cada vez que me detengo. Tengo que mantener mi mano en el acelerador para que siga funcionando. ¿Alguna sugerencia sobre lo que podría estar haciendo mal?
─Suena como si el carburador necesitara un ajuste. Basta con que tomes un destornillador de punta plana para la válvula de admisión de combustible y...
Después de escanear el rostro de Alec, que muy probablemente reflejaba su estado completamente desorientado, Dylan dejó caer la mano de la cadena, la enorme puerta del taller abierta todavía a la mitad. ─Eso no importa. No tomará más que unos minutos. ¿Qué te parece si lo hago ahora?
La tensión en los hombros de Alec se alivió un poco. ─Eso sería muy útil.
Dylan cruzó hacia atrás y enderezó la Harley, volteando el pie de apoyo, con un movimiento de su pie. Mientras empujaba la motocicleta al interior del edificio de metal, Alec lo siguió, la posición le permitió estudiar libremente la forma de Dylan.
Haciendo un cálculo aproximado Dylan podría medir un metro ochenta y ocho más o menos, siete centímetros más alto que Alec. Su cabello rubio estaba estrechamente recortado en los laterales, y las díscolas gruesas hebras en la parte superior lo hacían lucir más como un rebelde que desordenado. Con cada pequeño ajuste en la posición de Dylan, la camiseta negra se estiraba en su amplia espalda y bíceps, que estaban bien definidos como el resto de él. Con cada movimiento de sus muslos, sus cuádriceps se alargaban y se hinchaban ligeramente por debajo de sus jeans.
«No te comas con los ojos al hombre hetero, Alec. No te comas con los ojos a ningún hombre, y punto»
Alec alejó su mirada y se concentró en su entorno. El taller olía a una mezcla de aceite de motor, escape y polvo. Varias motocicletas se alineaban en la pared a la derecha.
─Realmente aprecio esto ─dijo Alec mientras se arrastraba detrás de Dylan.
─No hay problema.
─Me alegro de no haber tenido que empujar la moto cuesta arriba por ocho calles. Su peso es de una tonelada.
─Alrededor de trecientos kilos.
─¿Me estás tomando el pelo? ─Alec se detuvo, la naturaleza impulsiva de su compra golpeándolo otra vez─. No tenía ni idea de que fuera tan pesada.
Dylan le lanzó a Alec una mirada interrogante, como si no pudiera ni imaginar a alguien estar tan mal informado acerca de su vehículo. Normalmente Alec no hacía nada sin una seria cantidad de investigación, un hábito que utilizaba para enloquecer a Tyler.
Dylan aparcó la Harley junto a un estante lleno de herramientas bien ordenadas y se volvió, con las manos en las caderas. ─Comprar impulsivamente siempre es arriesgado.
El sobre todo cuando no sabes qué demonios estás haciendo no lo dijo.
Alec dejó escapar una carcajada sin humor. ─Sí, pero yo necesitaba un cambio. Hoy. ─Alec brevemente echó un vistazo en la calle, el nudo en el pecho en expansión. Tras conocer la noticia esta mañana, finalmente logró pronunciar las palabras en voz alta─. Me acabo de enterar que mi ex tiene un nuevo novio. Y me siento...
«Humillado porque el hombre con el que pensé que me gustaría pasar el resto de mi vida ha seguido adelante»
«Desmoralizado porque he sido reemplazado cincuenta y seis días después de la ruptura»
«Cincuenta y seis días»
El número lo sentía tatuado en la frente.
La expresión facial de Dylan se congeló en una alarmada. ─Por favor, no digas que te sientes suicida.
Esta vez la carcajada de Alec era real. ─No, en absoluto. Sólo quería sacudirme la rutina. ─Se encogió de hombros, tratando de poner su promesa personal en palabras─. Reinventarme a mí mismo, por así decirlo. ─En formas fuera del alcance de sus recuerdos con Tyler.
El comentario de Dylan consistió en una breve pausa seguida de un afilado asentimiento antes de acercarse a la estantería de herramientas. ─¿Qué tipo de problemas tienes?
Cristo, ¿por dónde empezar?
—Bueno, ya sabes. Lo de siempre ─dijo Alec, sorprendido de que el hombre le hubiera preguntado─. Pérdida de apetito. Insomnio. Estoy dudando de cada decisión que tomé durante nuestra relación de dos años. Incluso habíamos hablado de casarnos.
Alec vio la expresión casi horrorizada de Dylan.
─Amigo ─dijo Dylan─, quise decir, ¿qué tipo de problemas estás teniendo con la moto?
El calor se precipitó en el rostro de Alec, llenando todo el espacio disponible.
«Muy buena, Alec»
Había terminado la universidad en tres años y destacó mientras hacía su carrera en la escuela de medicina. Había recibido varios honores durante la residencia. Acababa de ser elegido como ganador del prestigioso Premio Humanitario del Área de la Bahía por su trabajo con las personas sin hogar.
¿Por qué no podía hacerle frente a una ruptura?
Alec metió las manos en su nueva chaqueta de carreras. ─Hasta ahora sólo el estancamiento. Pero sólo he conducido los pocos kilómetros entre la casa del dueño anterior y aquí.
─Lo más probable es que pueda ajustar el carburador para que funcione mientras se le hace una afinación más a fondo.
Dylan buscó entre sus herramientas bien organizadas que harían que a la mayoría de hombres se le hiciera agua la boca. Alec concentró la vista en la musculosa espalda de Dylan en lugar de su culo bien formado. La vida sexual de Alec podría ser inexistente en los últimos tiempos, pero revisar al mecánico no era parte del plan de hacerse una nueva vida.
─Puedo dejártelo como anticipo por servicio de revisión en mi siguiente espacio disponible ─dijo Dylan─. Si es absolutamente necesario que el trabajo esté hecho antes, puedo recomendarte unas pocas personas en quien confío.
─¿Ajustar el carburador me ayudará a ponerla en marcha?
─Quizás. ─Dylan levantó la tapa de una enorme caja de herramientas─. Pero también requiere práctica.
Práctica.
Alec frunció los labios pensativo y miró hacia la pared del fondo, donde un poderoso auto descansaba en un ascensor, dejando al descubierto el misterioso punto débil del vehículo. Aunque era bien versado en las barreras de proporcionar atención de salud a los medicamente desatendidos, Alec no era aficionado a la mecánica. Apenas podía manejar un martillo y un clavo. Poner combustible en su vehículo era lo más complicado que Alec podía manejar. La elección de comprar la clásica Harley, haciendo a un lado el factor genial y atractivo, había estado a punto de traspasar sus límites y desafiarse a sí mismo para ir más allá de su zona de confort.
A pesar del fracaso épico de esta mañana, la decisión se sentía bien. Incluso después de todos los problemas con la motocicleta, Alec todavía no podía olvidar esos primeros minutos sin problemas durante el viaje hasta aquí. Se había sentido casi... feliz de nuevo. Sin embargo, para que su nuevo pasatiempo pudiera tener éxito, para comenzar necesitaba de la ayuda de alguien.
Decisión tomada, Alec se volvió hacia Dylan. ─¿Alguna vez has dado lecciones?
Dylan volvió la cabeza para mirar a Alec por encima del hombro. ─¿Lecciones?
─Ya sabes ─dijo Alec, de repente sintiéndose torpe. La mirada confusa en la cara de Dylan no ayudó─. Consejos prácticos para las personas que no saben todas las peculiaridades de la conducción de una Harley 1964.
No había necesidad de hablar de su ignorancia acerca de las motocicletas en general.
─Me temo que no. ─Dylan seleccionó un destornillador desde la enorme caja de metal─. Me gustaría hacer una excepción en tu caso, en vista de que eres amigo de Noah y todo, pero mi plato está realmente lleno en el momento. ─Cerró la tapa de la caja de herramientas─. Pero te puedo dar los nombres de un par de personas que podrían ser capaces de ayudarte.
Una sensación de satisfacción aumentó, y Alec sonrió. ─Perfecto.
Los ojos verdes sostuvieron una insinuación de una sonrisa a cambio. Dado el horrendo comienzo de la mañana de Alec, las cosas estaban finalmente mejorando. Con un poco de suerte, cuando tuviera a Tyler frente a frente de nuevo no sería el desastre que había estado imaginando durante semanas.
Al día siguiente, Alec colocó una toalla alrededor de su cintura, su cabello goteando mientras caminaba desde el cuarto de baño hacia su habitación. Definitivamente había dado unos buenos pasos para mejorar las cosas. El ajuste de ayer a la Harley había hecho una gran diferencia. Dylan había conseguido que la moto encendiera sin ningún problema, lo que demostraba que todo funcionaba correctamente. Y el viaje a casa había sido más suave, el viaje le había demostrado que todo iba a salir bien.
Definitivamente no se arrepentía de haber decidido comprar la Harley.
Esta mañana Alec se sentía mejor. Renovado. Más optimista de lo que se había sentido en mucho tiempo. Había hecho un quiche(4) y lo había puesto en el horno, la primera verdadera cocción que había hecho en mucho tiempo. Incluso su sesión diaria de masturbación en la ducha había sido satisfactoria.
Hasta que se corrió. Se arruinó el momento cuando una imagen de Tyler irrumpió en la cabeza de Alec
Los labios de Alec se torcieron. Había comenzado como de costumbre, visualizando a David Beckham de rodillas, luciendo lindo y agradable, y tratando de imaginar su cuerpo fuerte y esos ojos color avellana tan calientes que podría derretir la fría mantequilla a siete metros de distancia. A Alec le gustaba con un poco de barba, la sensación áspera bajo su mano cuando ahuecaba la mandíbula mientras que los labios y la lengua jugaban con él como si fuera un instrumento. Él y David habían estado tan cerca de la satisfacción mutua. Tan cerca. Y entonces, como si fuera un molesto anuncio de Internet que se negaba a cerrar, apareció el rostro de Tyler, mirándolo como lo había hecho tantas veces antes.
Qué manera de arruinar un buen orgasmo.
Pero llegado el lunes no podría seguir evitando a Tyler más, físicamente al menos. Entre las vacaciones de su ex y la conferencia médica a la que Alec había asistido, además de una gran cantidad de manipulación del horario de la clínica por parte de Alec, se las había arreglado para no ver a Tyler en el trabajo desde su separación.
Pero por el amor de Dios, ellos manejaban la Clínica Front Street juntos.
En este punto, Alec imaginaba que tenía dos opciones. Podía comportarse como un hombre y dejar de retrasar lo inevitable, y ser quien decidiera el momento exacto en que se encontraran. O podía seguir evitando a Tyler hasta el último minuto posible, en cuyo caso el momento también lo definiría Alec.
Y lo más probable es que no de una manera favorecedora.
Tomó la toalla para secarse el cabello y alejó la imagen mental de él balbuceando como un tonto delante de Tyler o ahí de pie completamente mudo ─cualquiera de los dos casos era una desafortunada posibilidad. Alec tiró la toalla en el cesto con un golpe determinado. Después de casi dos meses de inercia, había llegado el momento de tomar la iniciativa. Y eso significaba tomar medidas para facilitar su primer día de regreso a la clínica juntos.
Llamaría a Tyler y le diría que se pasara antes del lunes. No tenía sentido arruinar todo el fin de semana; mañana sería perfecto. Los perezosos domingos funcionaban de maravilla para un intercambio maduro de palabras mientras que el exnovio de Alec recuperaba hasta lo último de sus cosas del garaje.
La decisión proactiva lo animó hasta que Alec se puso su ropa. Hoy pasaría un buen rato de calidad con su reciente adquisición. No le haría ningún daño practicar encender la Harley antes de que Tyler se dejara caer por aquí.
Alec golpeó el nombre de Tyler en el marcado rápido, con más fuerza de la necesaria, con la esperanza de que respondiera.
O no.
—¿Hola? ─dijo Tyler.
El pecho de Alec se llenó de plomo fundido. ─Buenos días, Tyler.
─Alec.
Hubo una pausa incómoda mientras que Alec revivía la primera vez que se conocieron, durante una conferencia médica en Hawai. Con el interés de Tyler en el tratamiento del VIH en la población indigente y la formación adicional de Alec en Medicina de la Calle, formar pareja para crear la Clínica Front Street y lograr sus objetivos a largo plazo simplemente había tenido sentido. Tanto personal como profesionalmente. Ahora que el personal había terminado, el profesional se había vuelto ridículamente difícil.
Cristo, no más relaciones en el trabajo. Nunca
─Noah me dijo que compraste una motocicleta ─dijo Tyler.
Alec cerró los ojos. Demonios. Noah y su gran bocota.
─Lo hice ─dijo Alec─. Llamaba por las cajas que dejaste en el garaje. Pensé que podrías pasar a recogerlas mañana por la tarde.
Hasta aquí todo bien. Incluso había conseguido un tono indiferente de voz.
─No puedo ─dijo Tyler─. Tengo planes.
«Genial». ¿Ahora qué? Una gota de agua corrió por la frente de Alec, y se limpió la gota. Mientras trataba de decidir qué decir a continuación, Tyler continuó:
─Pero puedo ir hoy ─dijo su ex.
Alec reprimió decir la palabra no, pero ahora que había puesto la estrategia en marcha, no veía una salida airosa. ─Hoy está bien.
Hoy apestaba.
Tyler dijo: ─Entenderé si estás demasiado ocupado.
─Puedo darte unos minutos ─dijo Alec─. ¿A qué horas en la tarde?
Al menos Alec tendría la mañana para...
─Estaré ahí en una hora ─dijo Tyler.
¿Una hora? Perfecto.
Eso dejó a Alec con el tiempo justo para entrar en pánico.
1 Son letras colocadas después del nombre de una persona que indican que el individuo tiene una posición, oficio u honor.
2 Dumb-ass, totalmente estúpida, decisión. Pero es está dicho en un lenguaje un poco más vulgar.
3 Carro compacto yugoslavo.
4 Quiche, platillo de la cocina francesa que es un pan hecho con leche o crema y huevos en una pasta crujiente a los que se le agrega más ingredientes, que puede ser carne, o vegetales o huevos.
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