Infierno Ardiente

Capitulo Uno 


Los plateados rayos de luna se filtraban en el baño mientras 
Grayson McCloud enjuagaba sus manos en el viejo lavabo de porcelana. Una suave brisa soplaba detrás de las cortinas, lo que le permitía mirar el cielo estrellado en el espejo delante de él. La pequeña ráfaga estaba lejos de ser suficiente; la noche estaba más caliente que el infierno. Se inclinó y se lavó la cara con el agua fría, buscando consuelo del calor.
Un gemido bajo le llamó la atención. 
Miró la puerta que reposaba torcida, intentando escuchar más sonidos mientras giraba la manija para cerrar el agua. En una barraca llena de hombres, el sexo no era algo que disfrutaran con demasiada frecuencia. Por desgracia, tu propia mano, en el rancho, era casi tan buena como tener una cita, a menos que uno fuera lo suficientemente afortunado como para encontrar un compañero masculino dispuesto con quien disfrutar de algunas noches de vez en cuando. En su experiencia, eso no sucedía con demasiada frecuencia. La mayoría de los vaqueros eran estrictamente homofóbicos, a menos que se les diera el momento oportuno para 
conseguir un pedazo de culo de un hombre en la clandestinidad.
Gray fue recompensado por su paciencia con otro gemido 
ahogado. Una sonrisa apareció en la comisura de su boca. Alguien está pasando un buen rato
¿Sería uno de los trabajadores del rancho satisfaciéndose así 
mismo, bombeando su eje, en la profundidad de la noche, buscando un poco de liberación?
Un suspiro sonó. De lo que parecía ser una voz diferente. 
Los celos lo inundaron mientras el calor llenaba su pene. Había pasado demasiado tiempo desde que había tenido a alguien con quien gemir. Su eje palpitaba de necesidad, un poco hinchado en sus calzoncillos de algodón. Dos vaqueros que compartían un poco de amor de medianoche en una noche tan caliente como el infierno... era suficiente para poner a Gray duro como roca en poco tiempo. Se miró en el espejo y agarró su pene a través de sus calzoncillos, tratando de frenar la lujuria que lo inundaba.
El sudor ya había cubierto ligeramente su cuerpo. Ahora este estaba salpicado con gotas mientras sentía el calor de la necesidad. 
Los gemidos se hicieron más fuertes, y pronto fue evidente que eran sin duda dos hombres... si es que no tres. La curiosidad lo envalentonó. Si el par o el trío, eran lo suficientemente valientes para tener relaciones sexuales dentro de las delgadas paredes de la barraca, entonces ellos sabían que había una posibilidad de que pudieran ser escuchados. Gray se deslizó en el pasillo, guiado por su 
polla dura. Toda la sangre había dejado de ir a la única que debería de haber usado y se había dirigido al sur de la frontera. Poco a poco camino silenciosamente hacia el ruido, su respiración se hizo más y más rápida. Y cuanto más se acercó, más claros los gemidos ahogados se hicieron.
Maldita sea Austin. MÁS fuerte
Las palabras susurradas se escucharon fácilmente en la quietud de la noche. Gray se apoyó contra la puerta de Owen y Davis, bastante seguro de que acababa de oír hablar a Owen. ¿Así que Austin estaba follando a Owen? ¿Davis estaba en el cuarto, mientras todo esto estaba pasando? Tal vez él era el probable tercer sonido 
que Gray había oído. Las paredes finas como el papel probablemente darían más detalles. Sólo necesitaba esperar pacientemente.
¿Pacientemente? Ni tanto
Grayson metió la mano en sus calzoncillos y agarró la base de su duro pene. Sus párpados se cerraron mientras el sudor comenzaba a correr por su cuerpo ruborizado. Las visiones de los tres vaqueros  entrelazados, follando entre sí, empujaron a Grayson justo al límite.
Dios Austin. Te sientes tan bien alrededor de mi polla
La boca de Gray cayó, sus ojos se abrieron de repente. Esa voz no había sido la de Owen. O la de Davis. Gray podría ser bastante nuevo todavía en el rancho, pero siempre había sido bueno con las voces, y él estaba completamente seguro de que esa había sido la del capataz, Jensen.
Así que era un pequeño y caliente trío detrás de la puerta, o tal vez incluso un cuarteto. Si Davis estaba ahí dentro, por supuesto.
Davis no era un gran conversador, según lo que Gray había aprendido de sus semanas de trabajo en el Triple M Ranch. Él era más hombre de acción. Si estaba ahí dentro, él podría nunca dar una pista.
Gray cerró los ojos otra vez, imaginando un juego sexual de Twister(3) con los cuatro hombres completamente desnudo y aceitados, luchando por el suelo. 
Y se vio a sí mismo justo en el centro, rodeado por una maraña de miembros musculosos. Su cuerpo tembló ante la idea, y el semen goteó de la punta de su polla. Gray bombeó su puño a lo largo de su eje una y otra vez, los sonidos apagados y las visiones que creó lo estimulaban. Un gemido bullía en su garganta, pero se lo tragó, no quería ser atrapado jugando al voyeur. Era lo último que necesitaba. 
Siendo un nuevo empleado era bastante malo. No necesitaba ser etiquetado como Tom el fisgón.
Estoy escuchando e imaginando. No viendo
Su mirada se deslizó a la vieja perilla de porcelana por un segundo. Nunca había experimentado una orgía y se preguntó qué es lo que vería detrás de la puerta si la abriera sólo un poco.
No debería. No está bien
Gray presionó la cabeza contra el marco de la puerta, sin dejar de mirar la perilla mientras trabajaba una mano sobre su polla erecta.
Una ojeada. Sólo para ver como están dispuestos
Es una orgía están compartiendo los  cuerpos ¿por que no? No deberían de haber sido tan ruidosos. Deberían de haber ido a algún otro  lugar si quería privacidad. Prácticamente han pedido esto.
Cuidadosamente puso la palma de la mano en el pomo, la torció muy lentamente. Cuando sintió el cerrojo ceder y la puerta liberarse del pestillo, tomó una respiración profunda. Moviendo poco a poco la puerta abriéndola en pequeños incrementos, obtuvo su primer vistazo de una follada de cuatro vías. Nunca había presenciado nada igual... su mirada ni siquiera sabía dónde detenerse. 
Davis estaba en el suelo con Owen acurrucado encima, empalándose en la polla de Davis. Austin estaba encima de Owen, penetrando doblemente al hombre. ¿Dos? Un escalofrío corrió por la columna vertebral de Gray mientras consideraba tomar a dos hombres en su interior de esa forma. Pero eso no era todo. Jensen estaba detrás de Austin, follando el culo de Austin. Se movían juntos como si hubieran sido amantes toda la vida. Las ventanas estaban abiertas, la brisa ondeaba las cortinas extendiéndolas, y la luz de la luna se derramaba dentro, iluminando toda la perversa danza.
Una inhalación quedo atrapada en el pecho de Gray, quemando sus pulmones mientras observaba la escena. Con labios temblorosos, luchó contra el gemido que subió por su garganta. Sintió que su pene crecía imposiblemente duro. Su eje latía al mismo ritmo que su corazón acelerado. Todo era demasiado para asimilar... había demasiadas cosas sucediendo a la vez.
—¿Estás consiguiendo un vistazo lo suficientemente bueno, Grayson? —Dijo una voz profunda y gutural.
Gray cerró la puerta y giró sobre sus talones, sabiendo perfectamente, que la profunda voz masculina había sido de Davis. 
De cualquiera de ellos que lo atrapara en el acto, no quería que fuera Davis, por una razón. El hombre era más malo que una serpiente de cascabel y sentía que la mordedura del hombre podría punzar dos veces peor. 
Pasó la puerta de su propio dormitorio y se dirigió directo hacia el porche. La puerta de malla oscilatoria necesitaba una maldita buena engrasada y era aún más escandalosa en medio de la noche.
Maldiciendo el sonido, dio un paso descalzo por los viejos tablones de madera y dio vuelta a la esquina del porche envolvente, tratando de ocultar su presencia si alguien venía a buscarlo.
Gray se apoyó en la barandilla y miró hacia la vieja casa de campo, arriba en la pequeña colina, esperaba que nadie viniera a buscarlo. Sabía muy bien que no debería de haberlo hecho, pero había sido incapaz de detenerse, no con lo que sabía que podría estar pasando detrás de la puerta. En caso de que lo hicieran, repasó las excusas de por qué había estado allí. Podría afirmar que había ido a la habitación equivocada. Todavía era lo suficientemente nuevo, ¿verdad?  No, no eres tan nuevo o tan estúpido
Mejor aún, podría decir que había oído los gemidos y pensó que alguien estaba enfermo. Se había asomado dentro para comprobar y obtuvo un vistazo de lo inesperado.
Oh, él había echado un vistazo, definitivamente. Su polla estaba palpitando entre sus piernas por el vistazo que había obtenido. Apretó la base de su eje a través del delgado algodón de sus calzoncillos, deseando que la furiosa erección bajara, pero el toque de sus dedos solamente provocó más necesidad. Metió la mano en sus calzoncillos y agarró la longitud mientras gotas de sudor corrían por su cuerpo recalentado.
¿Cuánto tiempo había pasado desde que alguien lo había tocado? ¿Cuánto tiempo había pasado desde que había compartido cualquier intimidad con alguien? Grayson no podía recordar, había sido tanto tiempo. La zona ganadera no estaba llena de mujeres, y las que había más o menos perseguían a los dueños de los ranchos y 
a los hombres con dinero de verdad. No a un peón propenso a andar sin rumbo, de trabajo en trabajo. El trabajo podría ser en equipo, pero los vaqueros tendían a ser criaturas solitarias y ermitañas.
La última vez que tuve sexo, fue en  el Sullivans Ranch. El capataz. Una caliente y sudorosa noche como ésta. Se habían detenido en un arroyo y se desnudaron a sus trajes de nacimiento antes de zambullirse en el agua un poquito fría que pasaba por la tierra. No había la suficiente para nadar, pero seguro que esa noche se había sentido refrescante. Una cosa había llevado a la otra y el capataz lo había mamado antes de follarlo. Eso fue hace casi un año, y la necesidad de Gray fue extendida dolorosamente al máximo.
—¿Necesitas ayuda con eso?
Gray se volvió para mirar por encima de su hombro y vio a un Austin desnudo mirándolo fijamente. Al menos se sentía como si la mirada del hombre estuviera sobre él. Estaba más oscuro bajo el techo del porche en ese lado de la barraca, haciendo difícil evaluar la verdadera intención del vaquero.
Gray deslizó su mano fuera de sus calzoncillos, deseando que Austin no lo hubiera visto así. —Lo siento, no fue mi intención ofender. Oí ruidos... y no pude evitarlo.
—Se siente solo aquí. Trabajando esta tierra, rodeado de hombres. ¿Cuándo fue la última vez que alguien te tocó?
Demasiado tiempo. Gray no respondió, no pudo responder, cuando Austin se acercó. Su cuerpo empezó a temblar, sabiendo lo que podría venir.
La mano del vaquero bajó a sus calzoncillos y a su pene antes de que pudiera evitar que eso pasara. Tampoco es que Gray la habría detenido. Él simplemente no estaba preparado para lo rápido que era Austin. O lo bien que se sentía la mano del hombre sobre él. Un gemido paso rápidamente por sus labios antes de que pudiera detenerlo, a la vez que su cabeza cayó hacia atrás. Abrió los ojos y vio el brillante cielo oscuro de arriba.
—Él es muy bueno en eso.
Gray bajó la cabeza y abrió los ojos. Jensen estaba apoyado en el barracón, observándolos. El capataz se acercó y su cuerpo desnudo se hizo más visible.
Se inclinó y besó a Austin antes de girar y besar a Gray en los 
labios. Gray gimió cuando el beso se profundizó y la mano de Austin se tensó sobre él. 
Jensen rompió el beso y se quedó mirando a los ojos de Gray.
—¿Podemos confiar en ti, Grayson?
Grayson asintió, sabiendo instintivamente que su respuesta sellaría la suerte de la noche. —Sí —susurró, afianzando su posición.
—Los demás no pueden saber —dijo Jensen, su voz profunda.
Gray notó que estaba teñida de lujuria. 
Los demás. Scotty y Dale. Los otros dos nuevos empleados que habían sido contratados casi al mismo tiempo en el que Gray había llegado al Triple M Ranch. No, ellos no podían saberlo, pero desearía que pudieran. Quisiera que estuvieran allí en ese mismo momento.
—No voy a decir nada a nadie.
Gray no podía ver la cara de Jensen lo suficientemente claro como para saber si su declaración tranquilizó al hombre, pero cuando regresó a la boca de Austin, devorando al joven semental mientras Gray observaba, supuso que sí lo había hecho. En poco tiempo, Austin jaló más cerca a Gray y le sacó los calzoncillos, dejándolo tan desnudo como los otros dos hombres. Allí, bajo la luz que se filtraba de la luna, frotaron sus manos sobre el cuerpo y las pollas unos de otros, explorando cada pulgada. Gray ni siquiera estaba seguro de quien eran las manos que tenía encima y no le importaba. Había pasado demasiado tiempo desde que había tenido el toque de otra persona y estaba muerto de hambre por la atención.
Cada caricia contra su carne le daba de comer. Los dos vaqueros lo incitaron y provocaron hasta el límite, poniendo a su polla, dura como roca, imposiblemente más dura. Sus bolas se llenaron y se arrastraron firmemente bajo su eje. Austin se deslizó por el cuerpo de Gray y se detuvo cuando estuvo de rodillas. El vaquero lamió la erección de Gray, presionando la punta y lamiendo la sensible hendidura. Cuando Austin lo tragó, Gray gruñó, sintiendo la boca de Austin más caliente y húmeda de lo que había esperado.
Se había sentido tan solo, noche tras noche con su propia mano. 
El tener una pareja, o dos, era la gula después de una hambruna. Su deseo rugió, y luchó por aferrarse a los desgastados límites de su liberación. Gray quería que esto durara el mayor tiempo posible, ¿Quién sabe cuándo tendría otra oportunidad de jugar de esta forma?
Mirando hacia abajo, a la cabeza de Austin, la luz plateada brillaba por las oscuras hebras, Gray quería que esto durara para siempre. 
Sin embargo, otros dos hombres vinieron a su mente. Dale y Scotty. Había deseado al par desde hacía semanas... y que fueran ellos con los que quería hacer esto, no con Austin y Jensen. 
No es que estuviera viendo el diente al caballo regalado. 
Después de meses de celibato forzoso, estaba en la cima del mundo.
La ardiente boca de Austin... y las manos y labios ásperas de Jensen... todo era suficiente para enviarlo a la estratosfera.
No sabía si Dale y Scotty untaban la mantequilla en su pan de ese lado(4), así que no había una apuesta segura de que conseguiría su deseo. 
Pero si pudiera...
Gray hecho una mirada hacia abajo a Austin y cuando el hombre guapo alzó la vista, su rostro se convirtió en el de Scotty. Un moreno de buena apariencia le devolvió la mirada, con un cuerpo duro como roca cubierto de tatuajes. Gray había visto solamente los que estaban en el brazo y el cuello de Scotty, pero los indicios que se asomaban por la camiseta del hombre desafiaban la imaginación de Gray, que estos se extendían más lejos. ¿Llegaban abajo hasta su pene? La polla que Gray imaginaba era larga y gruesa debido al gran bulto que había observado en los jeans del vaquero.
Se tragó otro gemido cuando Jensen lo volvió a besar. Cuando se retiró, Jensen se había convertido en Dale. Pelo rubio y pálida piel sin marcas que cubría a un igualmente delicioso cuerpo. Gray tampoco le había visto desnudo, pero su mente trabajaba horas extra para crear lo que había ahí. Las camisetas y los jeans ajustados ayudaban a completar lo que faltaba.
Y tan rápido como aparecieron sus fantasías, desaparecieron otra vez, obra de la luna, la falta de sueño, y el calor. Una vez más eran Austin y Jensen, dos hombres increíblemente guapos y viriles tocándolo.
Era injusto para estos dos imaginarlos como cualquier otra persona sino quienes eran, dos magníficos hombres dispuestos a ayudarle a mantener la soledad a raya por una noche.
Jensen se apartó de Gray y rodeó el cuerpo magro de Austin. 
Se arrodilló y agarró las caderas de Austin antes de hundirse en el vaquero con un golpe fluido. Gray miró a los dos juntos mientras se retorcían, sabiendo que definitivamente este no era su primer baile. 
Parecía que el par se mecía entre sí con más pasión que lujuria, y Gray casi se sentía como si estuviera interrumpiendo su actuación. 
Interrumpiéndola o no, él había sido invitado e iba a tomar ventaja de la boca en su polla. Cerró los ojos y se concentró en esos labios calientes alrededor de él, dejando que la agitación y el latidoen su pene y testículos se desbordaran e inundaban todo su cuerpo.
Con un gemido con los dientes apretados, se vino, derramando la semilla en la fabulosa garganta de Austin. 
Austin lo chupó más duro, ordeñó hasta la última gota de cada descarga de la polla de Gray. Cuerda tras cuerda estallaron hasta que quedó con las rodillas débiles y su respiración entrecortada. Por suerte, todavía se aferraba a la barandilla. Si no, posiblemente estaría tendido ya de espaldas. Mientras su corazón retumbaba en el pecho, vio como Jensen tomó el control, golpeando profundamente en el cuerpo de Austin. Austin giró su cabeza, besando a Jensen y compartiendo el sabor de Gray. Gray casi se endureció otra vez con solo eso.
Gray se puso de rodillas y cogió el pene de Austin, sólo para 
sentir la mano de Jensen ya allí. Se echó hacia atrás y continuó recuperando el aliento, sintiéndose como el intruso de nuevo; observó cómo Austin se vino, arqueaba su espalda y un gemido bajo salía de sus labios. Jensen prolongo el orgasmo, uniéndose a Austin cerca del final del mismo. El capataz llenó el culo de Austin con una carga de esperma mientras besaba a su amante en la nuca.
Los dos se quedaron allí por un momento, montando su culminación y aferrándose uno al otro. Gray sintió el aire espeso de emoción y tuvo la certeza de que había algo más que sexo entre los dos hombres. Los dos se aferraban entre sí con fuerza, la intimidad post orgásmica no se perdía en ellos. Sintiendo una punzada de celos, Gray la apartó, sabiendo que nunca iba a encontrar nada por el estilo. Él fue condenadamente afortunado de haber encontrado liberación en una caliente noche oscura. Lo que Austin y Jensen parecían compartir era uno en un millón, y Grayson no era un hombre afortunado en ningún aspecto.
Scotty y Dale vinieron a su mente otra vez, pero casi se ríe en voz baja. Ni siquiera sabía si los vaqueros eran homosexuales, y mucho menos interesados en él. Sería disparatado pensar que pudiera tener a uno de ellos sintiendo algo más intenso que lujuria por él.
—Tienes que mantener esto para ti —susurró Jensen, arrastrando a Gray lejos de sus pensamientos.
—Por supuesto —dijo Gray—. Dije que lo haría.
—No sabemos cómo reaccionarían Scotty o Dale, y le prometimos a Mack que no ahuyentaríamos a los nuevos trabajadores —dijo Jensen.
¿Habían tenido relaciones sexuales con él para forzar su silencio? El pensamiento perturbó un poco a Gray, pero a pesar de todo, había estado tan necesitado que realmente no le importo. —No voy a decir una palabra a ninguno de ellos. Pero si yo los he oído a ustedes cuatro en la habitación, ellos también podrían haberlo hecho.
—Sabía que no deberíamos de haber follado en el barracón. 
Deberíamos haber tomado un paseo afuera —dijo Austin, alejándose de Jensen y sacando la polla del hombre—.Tomamos demasiado riesgo.
—Pero tuvimos un poco de diversión con Grayson con ello —dijo Jensen con una sonrisa.

Gray rio. Un poco de diversión. Él habría pensado que eso le ayudaría a relajarse. Esto sólo pareció empeorar las cosas. Ahora quería deslizarse en el cuarto de Scotty o de Dale y terminar la noche adecuadamente.
Austin se puso de pie. —Gracias —susurró antes de caminar sin prisa de regreso hacia la puerta.
Jensen siguió al hombre. El mosquitero chirrió mientras entraban y dejaban fuera a Gray con sus pensamientos.
Gray se apoyó en la barandilla y miró el cielo estrellado. 
Únicamente lejos de la ciudad, dentro de la zona ganadera, uno podría ver un cielo tan brillante como éste. Una brisa más fresca surgió y se difundió sobre su cuerpo recalentado, haciendo que sus ojos se cerraran con placer. Cuando los volvió a abrir, vislumbró una estrella extra brillante y susurró un rápido deseo a los cielos. 
En cuanto sus párpados comenzaron a ir a la deriva, cerrándose, agarró sus calzoncillos y se los puso antes de desaparecer dentro del barracón y buscar su cama.

3 Twister es un juego de habilidad fabricado por la compañía Hasbro. Es interesante su referencia porque sus detractores
decían que era como si vendieran “sexo en una caja”
4 Si tenían estas preferencias.

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