El Novio De Reserva

Capitulo Dos

─No puedo hacer que ─ella─ encienda.
La frustración en la voz de Alec Johnson vino a través del teléfono alta y clara, y Dylan se tragó un gemido cuando, cansado, se pasaba una mano por el cabello.
Hambriento, cansado, y con trabajo hasta los ojos, no tenía tiempo para el doctor Despistado hoy. Lo que Dylan tenía era un compresor de aire roto para arreglar, una afinación que terminar, y una reunión con Noah para discutir los detalles de la Quinta Edición de la Carrera Conmemorativa de Póker en Motos Clásicas(5) en memoria de Rick. El pecho de Dylan se retorció dolorosamente.
Cinco años. Su mejor amigo había muerto hacía cinco años.
Dylan sacudió la cabeza para ahuyentar los pensamientos. Si Rick todavía estuviera vivo, estaría cagado de risa por la jodida situación en la que el médico se había metido. Por supuesto, siendo el blandengue proverbial que era, Rick también habría sido el primero en ayudar a Alec.
─¿Siquiera has sido dueño de una motocicleta antes? ─preguntó Dylan.
La pausa se lo estaba diciendo. 
─Tuve una motocicleta todo terreno cuando era un adolescente ─dijo Alec.
Dylan puso los ojos en blanco. Dedujo que era más que probable que la Harley acabara aparcada en el garaje de Alec, sin usar. Cayéndose a pedazos por el abandono. Que desperdicio. Al menos Alec no había comprado una Crotch Rocket(6) y salir disparado, consiguiendo matarse en su primer día.
Alec continuó. ─Sé que no tienes tiempo para las lecciones, señor Booth...
─Dylan.
─Dylan ─repitió Alec─. Pero me preguntaba si podrías pasar por mi casa y ayudarme a encenderla.
¿Este hombre hablaba en serio? ¿Ajustar el carburador no fue suficiente?
─No soy médico ─dijo Dylan─. No hago visitas a domicilio.
─Lo sé ─dijo Alec─. Pero mi ex viene hacia acá hoy. Y realmente apreciaría si pudieras hacer una excepción, a pesar de mi... pelotuda decisión.
Dylan apretó su teléfono, negándose a dejar que las palabras sinceras y el toque de humor autocrítico lo hicieran cambiar de opinión.
Pero Noah le había enviado al doctor para que lo ayudara, y Dylan le debía mucho a Noah. Y a pesar de la actitud frívola de su amigo, sabía que el hombre no tenía nada más que total respeto por el trabajo de Alec con las personas sin hogar.
Las personas sin hogar, por el amor de Dios.
Dylan cerró los ojos. Desde los quince hasta los dieciocho había vivido en las calles, todos los días luchando para sobrevivir, y su única "familia" había sido Rick. Habían estado pegados juntos. Cuidando uno del otro. Con la tendencia de Rick a enfermarse y la propensión de Dylan a meterse en peleas que le dejaban lesionado... Jesús, podrían haber utilizado los servicios de alguien como el doctor Alec Johnson.
Dylan tomó sus llaves. ─Dame la dirección.
Diez minutos más tarde iba conduciendo por las calles su motocicleta favorita, una Indian Blackhawk. Mientras se desviaba por Sloat Boulevard hacia la autopista 1, consideró devolverse. Cuando ingresó al vecindario familiar de Alec, el impulso se hizo más fuerte. ¿Por qué había accedido a esto?
«Solo consigue que la motocicleta encienda y luego vuelve a tu enorme y creciente lista de tareas pendientes»
La casa en buen estado de Alec había sido meticulosamente restaurada, al igual que el resto de las casas de la época de los años 1920 que se alineaban en la calle. La residencia de estilo mediterráneo tenía grandes ventanales, un camino de ladrillo, y un hermoso patio, una buena combinación. Un poco hogareño, si uno estaba en ese tipo de cosas.
¿Quién no lo estaba?
La puerta del garaje se abrió, y Alec estaba ahí dentro, viendo su Harley. Dylan se detuvo y estacionó su motocicleta en el camino de entrada.
─He estado tratando durante veinte minutos de conseguir encenderla ─dijo Alec mientras Dylan entraba en el impecable garaje, ni una sola herramienta a la vista.
Hombre, ¿cómo funcionaba el tipo sin necesidad de herramientas?
─Realmente aprecio el que hayas venido ─dijo Alec.
─No hay problema.
Alec se metió el cabello detrás de las orejas. El automático gesto parecía un hábito bien establecido. Las gruesas, ondas marrones colgaban hasta su barbilla, justo el largo suficiente para adaptarse perfectamente detrás de las orejas. Parecía un joven profesor universitario hippy, su mirada azul abierta y honesta, llena de una evidente inteligencia.
Se habían ido los jeans y la flamante nueva chaqueta de montar de ayer. En lugar de ello, Alec llevaba pantalones de color caqui y un polo más apropiado al académico que acechaba debajo.
Alec plantó su mano en su cadera, mirando la Harley. ─No puedo decidir si es la moto o si soy yo.
─Tengo una WLA 1942 que también es una perra para encenderla.
La mirada de Alec subió en un segundo hasta la de Dylan. ─¿Debería estar tomando su renuencia de manera personal?
─Absolutamente.
Alec se rio y le envió a Dylan una sonrisa. A pesar del cansancio y el momento incómodo de esta mañana, Dylan sintió la necesidad de devolverle la sonrisa y se quedó pensando en el porqué. Sonó un timbre al fondo, interrumpiendo el momento.
Alec echó la cabeza hacia la casa. ─¿Te importa? Sólo tengo que apagar el horno.
—Adelante.
Alec abrió la puerta que daba a lo que parecía ser la cocina haciendo que un delicioso olor flotara en el garaje. Sintiéndose ansioso, Dylan se movió sobre sus pies mientras examinaba su entorno, tratando de recordar por qué había accedido a hacer el viaje hasta la casa de Alec.
Un sentimiento de obligación, en su mayoría. Curiosidad también, acerca del hombre que Noah había estado mencionando desde hacía varios años. Dylan había esperado que fuera serio, aburrido y tenso, no con el sentido autocrítico de humor de ayer. Empujar la moto hasta el taller tuvo que haber sido humillante. Era difícil no admirar como Alec manejaba con tanta dignidad una situación embarazosa tras otra. Y cada interacción dejó a Dylan un poco más curioso...
Se frotó la mandíbula. Pero aún tenía trabajo saliéndole hasta por las orejas y una carrera de motos que organizar en honor de Rick.
Con el ceño fruncido, Dylan miró a la pared del fondo que contenía una foto enmarcada, en tamaño póster, de una multitud de personas con carteles. Se acercó más, intrigado.
La protesta se veía muy concurrida. Dylan no tuvo problemas para averiguar el tema, una manifestación en apoyo al matrimonio gay. Carteles salpicaban la escena con consignas como: Abajo el DOMA(7) y No odien, anulen la Prop 8 (8). Y entonces vio a Alec en la foto con un cartel que decía: Jesús tenía dos papás y él salió bien.
Dylan se tragó una risita y se giró para ver a Alec volver a entrar en el garaje.
─Genial lema ─Dylan le señaló a Alec con un gesto.
Alec siguió la mirada de Dylan y otra sonrisa relajada apareció. ─No se me ocurrió otra frase, pero me pareció que esa bien valía la pena repetir.
─Sin duda una ganadora.
─Apela a mi amor por la ironía.
Dylan dejó escapar un gruñido divertido. ─Sé lo que quieres decir.
Estaba a punto de darle la espalda al póster cuando vio a una mujer de mediana edad en la foto, de pie a la izquierda de Alec. Cabello castaño igual que el de Alec. Los mismos ojos azules. Dylan se inclinó para leer el letrero que sostenía la mujer. Además, de ser enorme, en él se podía leer: Estoy esperando a que mi hijo y su pareja logren la igualdad de derechos. Debajo había una fotografía ampliada de una invitación de boda.
Alec Walter Johnson y Tyler Michael Hall tienen el placer de invitarlos...
La sorpresa ensanchó los ojos de Dylan.
─Mi madre ─dijo Alec.
Dylan se aclaró la garganta, tratando de pensar en una respuesta. ─Apoyo.
Ciertamente tenía que admirar su creatividad. Y la ironía.
─No tienes ni idea ─dijo Alec secamente─. Todavía está celebrando la muerte del DOMA. ─Alec dejó escapar un suspiro─. Por desgracia, aún tiene la esperanza de llegar a usar esa invitación algún día.
La pausa se alargó y se volvió incómoda, y Dylan se sintió presionado para llenar el silencio. ¿Qué se suponía que debía decir? ¿Felicitaciones por tu participación en el levantamiento de la prohibición del matrimonio gay? ¿Lo siento porque tu novio se fue y ahora no puedes disfrutar de los frutos de tu esfuerzo?
O quizás: Felicitaciones, ganaste la guerra... pero perdiste la batalla.
Dylan pegó una mano en el bolsillo de atrás. ─La Harley.
─Cierto ─dijo Alec─. Ella está siendo terca.
Agradecido por volver al trabajo, Dylan dijo: ─Así que la moto está fría. Lo que significa que necesitas abrir la llave del combustible. ─Cruzó de vuelta a la moto para señalarle a Alec las diferentes partes mientras él continuaba─. El obturador tiene que estar completamente hacia abajo. Después puedes darle unas cuantas patadas para imprimarla, y luego regresa y cierra el obturador de una. Dale vuelta a la llave de encendido, y mueve el acelerador un cuarto ─tocó la manija de la Harley─, y ella debería encenderse.
Ante la mirada perdida en el rostro de Alec, Dylan vaciló. ¿El hombre siquiera sabía para qué servía el obturador? En serio, el hombre no tenía por qué haberse convertido en dueño de una motocicleta clásica. Tendría que haber empezado con un maldito ciclomotor(9).
─Recuerda, esta máquina tiene una gran cantidad de compresión ─Dylan continuó─. Tienes que respetarla. El contragolpe puede tirarte por encima del manillar.
La expresión de Alec pasó de un poco pérdida a vagamente preocupada, y Dylan suprimió un suspiro. La visita "rápida" le iba a tomar más tiempo de lo que pensaba. Y, ciertamente, más tiempo del que podía permitirse.
«Lo primero es lo primero, Booth»
─¿Por qué no dejas que te enseñe cómo arrancarla? ─dijo Dylan.
Dylan se montó en la motocicleta y corrió a través del proceso, explicando cada paso mientras lo hacía, logrando encenderla en su segundo intento. Satisfacción rodó a través de él, y aceleró el motor durante un momento, disfrutando del único y aterronado estruendo de una Harley.
─La llevaré a dar una vuelta para que entre en calor ─dijo sobre el ruido─. Será más fácil para que practiques cuando ella no esté tan fría.
Alec asintió, y Dylan la empujó hacia atrás y se dirigió por el camino de entrada.
Al instante, se relajó, cruzando la calle. A pesar de estar totalmente desorientado, Alec había conseguido elegir bien. Dylan se acomodó en el asiento de cuero, cada vez más cómodo. Qué dulce paseo. Con toda la basura apilada hasta lo alto en su agenda actual, ¿cuándo fue la última vez que había dado un paseo sin un destino en mente, sólo por diversión?
Se sentía como siempre.
Dylan condujo por la calle y alrededor de la manzana, disfrutando de la agilidad y la suave suspensión antes de su regreso a la entrada. Mientras que la moto seguía vibrando inactiva, Dylan miró a Alec, que parecía estar teniendo dudas acerca de su compra. No ser capaz ni siquiera de arrancarla definitivamente pondría un freno a las cosas.
─Escucha ─dijo Dylan sobre el motor retumbante─, si quieres, esta semana después del trabajo puedo enseñarte todos sus caprichos.
«¿En qué tiempo libre?»
Dylan hizo el molesto pensamiento a un lado. Si no había nada más, la Harley lo que menos merecía era a un conductor educado. Podía darse el lujo de una hora al final de sus días. Además, Alec no era tan rutinario y poco aventurero como se lo había imaginado. A pesar de ir en contra de su consejo, la dedicación del hombre a su compra estaba empezando a crecer en Dylan.
Alec lo miró aliviado. ─Eso sería genial.
─Desde este domingo, vamos a empezar en la mañana. ─Dylan hizo un gesto hacia la Harley─. ¿Estás listo para darle una vuelta?
─Sí ─dijo Alec, tratando de alcanzar la manija─. Sólo...
La mirada de Alec captó algo a la distancia y la sostuvo ahí, con los labios apretados, y luego cerró brevemente los ojos antes de enfrentarse a la calle de nuevo. Dylan miró por encima del hombro y descubrió la razón de la interrupción.
Un hombre atractivo y atlético luciendo unos pantalones cortos y zapatos deportivos cerró la puerta del conductor de un elegante Range Rover ahora aparcado trasversalmente frente a la casa de Alec. Un segundo hombre salió del carro. Dylan mató el interruptor de la Harley, y el motor murió, con un último estruendo vibrando en el aire.
─Cristo ─Alec murmuró─. Tyler trajo a su novio.
Tyler, como el Tyler Michael Hall que aparece en la invitación de boda. Bueno, eso explicaba el aspecto temeroso y desencajado en la cara de Alec. Vieron a los dos hombres abrir el maletero del Range Rover.
─No puedo creer que haya traído a su nuevo novio ─dijo Alec de nuevo─. Maldita sea.
Aturdido por la fuerza detrás de las palabras susurradas de Alec, Dylan se giró hacia él. El tipo que se había enfrentado con gracia a la total humillación pública en las calles de San Francisco parecía estar perdiendo su mierda. Ansiedad brillaba en sus ojos. Al parecer, su compostura y sentido del humor se evaporaban cuando se enfrentaba a su ex.
─¿Cómo se supone que voy a actuar? ─Alec susurró con fuerza─. ¿Amable? ¿Fríamente cordial? ¿O simplemente tendré que ignorar a su nuevo novio? Sé que una cosa es segura. Definitivamente no quiero actuar como un desesperado ex. ─Alec apartó su cabello de la cara, el pánico creciente salía de él en oleadas lo suficientemente gruesas como para ahogar a un caballo─. Y, por Dios, ¿qué estaba pensando al pedirle a Tyler que viniera a buscar sus cosas?
Desafortunadamente, Alec estaba ocupado divagando, y Dylan lanzó una mirada a los dos hombres que ahora se acercaban. Justo para lo que realmente no tenía tiempo, verse inmiscuido en medio de un maldito culebrón. Los balbuceos inconexos de Alec finalmente se extinguieron mientras Tyler se acercaba por el camino de entrada.
La voz de Alec sonaba tensa, pero al menos todos los signos de su balbuceo se habían desvanecido. ─Hey, Tyler.
El ex, por el contrario, parecía completamente imperturbable.
─¿Esta es la motocicleta que compraste? ─Tyler tenía el cabello negro, fríos ojos grises, y una pequeña arruga de preocupación entre sus cejas─. ¿Estás tratando de matarte, Alec?
Color tiñó las mejillas de Alec, su expresión abierta, expuesta, recordándole a Dylan la de Rick. Y su milenaria necesidad de proteger vibró a través de Dylan. Tuvo que obligarse a agarrar las asas de la Harley.
Había pasado sus años de adolescencia utilizando sus puños para defender a su amigo contra los matones homofóbicos, pero Tyler no era uno de esos. Y esta no era la pelea de Dylan. Además, el ex tenía razón. Claramente Alec era tan novato como lo había hecho sonar. Pero por alguna razón, el marcado rastro de alarma en la voz de Tyler cabreaba a Dylan, sobre todo porque Tyler parecía completamente en control, mientras que Alec parecía estar demasiado agitado como para responder. Aunque era preferible a que balbuceara, Dylan esperaba que la lengua trabada de Alec no continuara. Porque alguien tenía que decir algo...
El momento incómodo se extendió hasta el punto en que Dylan no pudo aguantar más el tenso silencio. ─Alec la está manejando muy bien ─Dylan mintió.
─Bien ─era un término relativo, por supuesto. Pero él optó por ignorar la "¿está tomándome el pelo?" mirada que le lanzó a Alec y luego en dirección a Dylan. No había falsa valentía viniendo del hombre. Lo que siguió fue un toque de escepticismo en los ojos de Tyler que le puso los pelos de punta a Dylan aún más.
─¿Qué tan bien conoces a Alec? ─preguntó Tyler.
Ni por su vida, Dylan pudo detener las ásperas palabras que salieron por su boca después. Quizás porque, con la simple elevación de la ceja, Tyler había más o menos llamado a Dylan mentiroso ─lo cual no tendría por qué haberlo cabreado tanto excepto por el hecho de que era verdad. Quizás estaba irritado por el buen tono de voz de Tyler mientras que Alec parecía tan malditamente miserable, el aparente desequilibrio de poder siempre desencadenaba en él una acción reflexiva.
Proteger a Rick había sido el trabajo más importante de Dylan. Pero el uso de los puños ya no era una opción. Las palabras, sin embargo, eran otra cosa.
Por lo que a menudo Dylan estallaba con cualquier cosa con cero planificación anticipada.
─Lo conozco bastante bien ─dijo Dylan, con la esperanza de bajarle el humo a Tyler o dos, nivelar el campo de juego para Alec, por así decirlo─. Alec me trajo a casa anoche y follamos hasta que se nos estallaron las tapas de los sesos.
Wow, eso se sentía demasiado extraño saliendo de su boca.
El silencio que siguió duró el tiempo suficiente para que Dylan notara la mandíbula floja de Alec y la expresión en blanco en el rostro de Tyler. El nuevo novio apretó los labios y miró hacia otro lado. Dylan no podía estar seguro, pero el hombre podría estar tratando de evitar reírse.
Finalmente, Tyler estudió a Dylan, su mirada a la deriva sobre sus jeans agujereados, descolorida camiseta, y botas de trabajo. ─Alec durmió contigo anoche ─dijo Tyler, un signo de interrogación enterrado al final.
¿Estaba retándolo a confirmar su declaración? Dylan se cruzó de brazos, perdiendo rápidamente la paciencia con el hombre por llamarlo tan abiertamente mentiroso.
─Sí. ─Como si su declaración anterior no hubiera sido lo suficientemente loca, Dylan se encontró subiendo la apuesta─. Hemos estado bastante calientes y pesados por un tiempo.
─Interesante ─dijo Tyler, con una expresión indescifrable. Dos latidos pasaron antes de que Tyler mirara a Alec─. ¿Así que supongo que vas a asistir a la fiesta de cóctel de Noah como tu cita?
«¿Cita?»
La boca de Alec se abrió, pero no salió ningún sonido. A medida que continuaba el silencio de aquel hombre, Dylan se movía en la motocicleta, la tensión incómoda haciendo que sus músculos se tensaran. La expresión del rostro de Tyler estaba clara. Él no creía ni una sola palabra de lo que Dylan había dicho, y la respuesta a la pregunta acerca de la fiesta era simplemente una prueba. Si Dylan decía que no, Tyler demostraría que había tenido razón.
Pero si Dylan decía que sí...
Jesús, ¿en qué estaba pensando? No podía decir que sí. Dylan conocía a un montón de gente que se balanceaba de esa manera, y Rick había sido tan gay como él solo podía ser, pero Dylan no estaba seguro de que pudiera incluso fingir sentirse atraído por un hombre. Por supuesto, él era un experto hablamierda, lo que lo ayudaba a abrirse camino a través de casi cualquier cosa.
«Tú no tienes tiempo para esto»
Dylan abrió la boca para refutar la ridícula idea de la "cita" y luego miró la expresión en el rostro de Alec. El hombre estaba sangrando vulnerabilidad. Y después de tres años en la calle con un amigo que había sido un objetivo constante, Dylan no podía cambiar ahora. El modo protector lo tenía tan arraigado como la respiración. Las palabras salieron disparadas antes de que pudiera detenerlas.
─Sí, voy a estar ahí. No me perdería la fiesta de Noah por nada del mundo ─dijo Dylan.
Mierda. Sólo podía imaginar la risa histérica que vendría de Noah ahora.
La voz de Alec era tensa. ─Sí, Dylan estará presente conmigo.
Bueno, doble mierda. Alec era un pésimo mentiroso. La luz en los ojos de Tyler transmitió su completo escepticismo. No le creía a ninguno de los dos. Y Dylan decidió que el hombre debía de ser un idiota total.
Un idiota muy astuto, pero no obstante un idiota.
─Voy a recoger lo que queda de mis cosas ─dijo Tyler.
Alec señaló hacia las seis cajas prolijamente apiladas a un lado del garaje. ─Sigue.
Tan pronto como Tyler y su novio se alejaron, cada uno con dos cajas de cartón mientras se dirigían a la Range Rover, Alec se inclinó en dirección a Dylan.
─¿Por qué demonios le dijiste todo eso? ─Alec susurró, con sus ojos azules ardiendo.
Dylan ignoró la agitación en su estómago mientras se preguntaba exactamente lo mismo. ─Él me estaba jodiendo ─dijo, odiando sentirse tan a la defensiva─. ¿Cómo diablos has pasado dos años, con ese idiota?
Frunció el ceño mientras observaba a Tyler organizar las cajas en la parte trasera de su camioneta.
─Él no es normalmente un idiota. ─Alec se frotó la frente─. Creo que tu presencia en nuestra ─mi─ entrada realmente lo trastornó.
Dylan señaló al novio rubio ayudando a Tyler a cargar el Range Rover. ─¿Como quería que tú lo estuvieras al alardear a su nuevo pedazo de culo delante de ti?
En serio, ¿qué estaba mal con él hoy?
Dylan dejó caer el brazo y tiró de las riendas de su ira. El ex regresó al garaje, solo, y Alec intentó no parecer afectado por su presencia, pero fracasó espectacularmente. Dylan esperaba que el buen doctor Johnson sobresaliera en su trabajo, porque el tipo apestaba en lo que a motocicletas se refería y en recoger los pedazos después de una relación fallida. Y realmente apestaba al pretender que estaba bien en presencia de su ex.
Dylan le lazó a Tyler una gran sonrisa, decidido a hacer que el hombre se sintiera incómodo, si tal cosa fuere posible. Quizás entonces Tyler no se daría cuenta de lo miserable que Alec lucía.
─¿Necesitas ayuda con esas dos últimas? ─preguntó Dylan.
─No, yo las llevo ─dijo Tyler.
─No me importaría.
─No hay necesidad de que te molestes.
─No es ninguna molestia. Me siento muy motivado ─dijo Dylan─. Porque cuanto antes te vayas, más pronto Alec y yo podemos volver a ese columpio sexual(10).
Tyler se detuvo en medio de recoger las cajas restantes. ─Alec no tiene un columpio sexual.
La sonrisa que secuestró todo el rostro de Dylan era enorme. ─Ahora lo tiene.
Hombre, realmente se había levantado por el lado malo de la cama esta mañana.
Alec sonaba derrotado. ─Simplemente no sabes cuándo callarte, ¿verdad?
─Es un don. ─dijo Dylan.
O una maldición, dependiendo del día.
Por un breve momento, el imperturbable Tyler pareció titubear, menos seguro de sí mismo. Bueno, dejemos que el hijo de puta tenga sus dudas. Finalmente, Tyler sacudió la cabeza, la expresión serena regresó mientras sostenía las dos últimas cajas en sus brazos.
─Supongo que los veré a los dos en la fiesta de Noah ─Tyler dijo al pasar.
La sonrisa de Dylan regresó. ─Lo espero con ansias.



5 Una carrera de póquer es un evento organizado donde los participantes, por lo general usan motocicletas, vehículos todo terreno, embarcaciones, motos de nieve, caballos u otros medios de transporte. Deben visitar de cinco a siete puestos de control, sacando una carta en cada uno. El objetivo es tener la mejor mano de póquer al final de la carrera. El evento tiene un límite de tiempo, sin embargo, los participantes no son cronometrados es puramente una cuestión de azar.
Motocicleta aerodinámica de alto poder y velocidad.
DOMA: Defense Of Marriage Act, ley de los Estados Unidos en defensa del matrimonio tradicional y que se rehusan a aceptar matrimonios del mismo sexo, en algunos estados lo aceptan pero con derechos restringidos.
Prop 8: Es como coloquialmente se conoce a la propuesta 8 que fue una propuesta en el 2008 en California para oponerse a los matrimonios del mismo sexo, que siguió a la 22 que en el 2004 aceptaba los matrimonios, esta propuesta fue considerada inticostitucional en el 2010, pero ha habido apelaciones.
Friggin' moped. También conocidas como bici motos, esencialmente son bicicletas con un pequeño motor.
10 Existen dos tipos de columpios sexuales: los que están fabricados para ser instalados en el techo de una habitación, ideales para quienes no temen gritar a los cuatro vientos que disfrutan de la diversión y los que se usan de forma "temporal" para colocarlos por ejemplo en una puerta y vivir al máximo la experiencia de todo tipo de penetraciones.

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