Infierno Ardiente

Capitulo Cuatro


Gray se sacó las botas antes de extenderse en uno de los dos sacos de dormir en el suelo de la pequeña tienda de campaña. Aspiro un poco de la caliente y seca noche de Texas y cerró los ojos. El sueño no iba a venir, no con los dos hombres calientes fuera de esa tienda.
Además, no estaba seguro de si Scotty iba a venir para echarse una siesta también o si el hombre se quedaría afuera con Dale para vigilar. La idea de Scotty tendido en el saco de dormir junto a él hizo a su eje engrosarse aún más de lo que ya estaba. 
Apretó los dientes, dispuesto a detener la necesidad que lo atravesó rápidamente.
La solapa de la entrada se abrió y se cerró muy rápido, Gray no pudo ver quien había entrado. Suponiendo que Dale estaba de guardia, tendría que ser Scotty. En la oscuridad de la tienda, no podía estar seguro. 
En vez de acostarse frente a Gray, Scotty se acostó junto a él. 
Antes de que Gray pudiera preguntar algo, labios firmes estaban en los suyos, besando todo el aire de sus pulmones. Un momento de sorpresa le hizo apartarse, pero sólo le tomó un momento con sus dedos contra el pecho duro para saber que no iba a parar este avance.
Las manos de Scotty estaban sobre él, tocando, tentando, y provocando. Su pene ya había estado duro, pero ahora, ahora estaba luchando contra la tela de algodón de sus vaqueros, gritando por su liberación. Como si Scotty leyera su mente, su pene fue liberado rápidamente y agradablemente acariciado. Gray no perdió tiempo en hacer lo mismo a su pareja. Liberó el pene de Scotty y comenzó a bombear el puño sobre la gruesa longitud.
Nunca antes en su vida había querido más la luz. Cuando Scotty se quitó la camisa y Gray empujó sus pantalones hacia abajo, Gray deseó ver más de las curveadas líneas de los tatuajes que cubrían el cuerpo del hombre. Sabía que había más y quería trazar el camino de cada marca con sus dedos... y lengua. Los mendigos no podían elegir, así que tomaría lo que estaba recibiendo e imaginaría que estaba haciendo exactamente lo que él deseaba.
Arrastró sus dedos sobre la carne caliente y masculina, trazando los contornos de los duros músculos de Scotty. Gray se deleitó con la sensación del vaquero, el cuerpo ligeramente sudoroso y lleno de polvo, vestido con jeans ajustados. Jeans que en ese momento fueron empujados a la parte superior de los fuertes muslos de Scotty. Los besos se profundizaron entre más se tocaban.
—Quítate los pantalones —una ronca demanda susurrada salió cuando Scotty rompió el beso por un segundo. Rápidamente reclamo los labios de Gray por un momento, hasta que Gray se apartó para quitarse los pantalones vaqueros y la camisa.
Dejando puestos sólo los calcetines, se abalanzó sobre el hombre corpulento y buscó la boca del vaquero, amando la forma en que la barba raspaba fuerte su cara. El beso de un hombre siempre era más rudo que de cualquiera de las chicas que él se había obligado a besar.
Le gustaban las cosas más ásperas. 
Scotty era sin duda más áspero. Él empujó a Gray al suelo. Fue inmovilizado por un fuerte par de rodillas sobre sus hombros, y sintió el roce de una polla contra sus labios. Sin pensarlo, se abrió para el hombre, chupando su polla tan profundo como pudo. Un toque de almizcle se extendió en su lengua y tragó el delicioso sabor salado junto con la carne caliente forzada en su boca. El vaquero era grueso y largo, por lo que había sido capaz de sentir en su mano, y parecía imposiblemente más grande cuando Gray trató de tomar al hombre hasta la parte de atrás de su garganta.
Lamió la parte inferior del pene de Scotty y volvió a la cabeza gorda, antes de tomar más profundo al hombre. Poco a poco, fue capaz de tragar más del eje de Scotty. Codicioso, Gray lo quería todo. Las bolas del vaquero se frotaron contra la barbilla de Gray y habría hecho cualquier cosa por tener las manos libres para apretar 
y pellizcar el pesado saco.
Scotty gimió bajo por encima de él, y Gray se quejó en respuesta alrededor de la polla gruesa de Scotty. Una vez que Gray fue capaz de tomar casi totalmente a Scotty, el vaquero empezó a joder su boca.
Sus caderas rodaban mientras forzaba más y más su eje en la garganta de Gray. Gray amó cada segundo del trato rudo. Su pene en posición de firmes, su cuerpo palpitaba por más.

—Está bien. Ponme bien húmedo, Grayson —dijo Scotty porencima de él.
Sin embargo, la voz era distinta. 
Los ojos de Gray se abrieron cuando se dio cuenta de que podría ser Dale encima de él, no Scotty. Estaba demasiado oscuro para que estuviera seguro.
La lujuria hace más profunda voz. Tal vez sea eso ¿O no?
Gray cerró los ojos, la emoción corrió por sus venas cuando la comprensión lo golpeó. No tenía idea de quien lo estaba jodiendo. 
Sonrió alrededor de la polla en su boca y la chupó con más fuerza, listo para conseguir una carga caliente de semen en su boca.
—Espera. No estoy listo para venirme todavía —susurró la voz profunda.
Gray todavía no estaba seguro de quien era su amante. Por suerte él quería a ambos hombres, por lo que no le importaba demasiado cual semental estaba empujando la polla entre sus labios. No había estado seguro de que esto pudiera pasar, de una 
forma u otra. El hecho de que sucediera, era una fantasía en sí mismo.
Scotty, o Dale, la sacó de sus labios y rápidamente volcó a Gray sobre su estómago. Sintió el grueso tallo del pene presionando contra su culo y se alzó de nuevo, tratando de ayudar a la polla a encontrar su agujero. Inclinándose, se puso en posición, la cabeza de la polla del vaquero contra su ano.
Los gruesos y musculosos muslos descansaron contra la parte de atrás de los suyos, la capa de pelo grueso le hacía ligeramente cosquillas. Sentía la presión del hombre dentro de él, la cabeza extendiéndolo un poco. Gimió, el dolor punzante. Había pasado demasiado tiempo desde que había sido follado por el culo, y quería eso con una desesperación que rara vez había sentido. Dolor o no, iba a tener al vaquero hundiéndose dentro de él.
Su amante era lento y paciente, otra vez haciéndole pensar a Gray que era Dale. Scotty no era paciente, o no parecía serlo. Sin embargo, sabía tan poco de los dos hombres, que no tenía idea de cómo, cualquiera de ellos, serían como amante. Poco a poco, el hombre lo estiro y se hundió pulgada a pulgada en el culo de Gray, haciendo huir su cordura.
A Gray no le importaba cuál de los hombres estaba dentro de él. Él los quería a ambos. Él quería ser tocado. El sexo de anoche no lo había tranquilizado, sólo lo dejo con ganas de más.
Su amante se detuvo una vez que estuvo profundo hasta las bolas. Gray respiraba bruscamente, mezcla de placer y dolor, lo suficiente para conseguir que su polla goteara.
Semen se desprendió de la punta y cayó a su saco de dormir. 
Metió la mano bajo su cuerpo y agarró la longitud con una mano, pasándola arriba y abajo del eje hasta que un gemido salió de sus labios. 
Ese gemido pareció sobrepasar a su amante. Con un fuerte gruñido, el vaquero se retiró y se estrelló de nuevo en el cuerpo de Gray. Gray apretó la mandíbula, tomando la brutal follada, acariciando su pene al ritmo de los poderosos empujes. Su amante lo agarró de los hombros y se impulsó dentro de él, empujando 
profundamente con cada fuerte azote. Gray comenzó a gemir con cada golpe, la necesidad dentro de él estimulada por el juego brusco. Estaba cerca de llegar, tan cerca. Su cuerpo estaba recubierto con una fina capa de sudor, y tembló bajo el cuerpo fuerte del hombre más grande.
Después de unos minutos de tomar la brutal jodida, su amantedesaceleró, levantando a Gray y sosteniéndolo cerca. Su espalda contra el frente de su vaquero, se mecieron juntos durante unos minutos, mientras su amante capturaba su boca de nuevo y la saqueaba con otro beso contundente.
La mano de Gray fue apartada y reemplazada por la de su 
vaquero. La mano callosa se sentía increíble en su pene mientras montaba el eje detrás de él. El toque era todo lo que necesitaba para hacerlo añicos. Se vino con un grito contra los labios de su amante. El vaquero se tragó su pasión, profundizando el beso mientras Gray entraba en erupción por todo el saco de dormir.
Nunca había tenido una liberación tan fuerte, y temía que nunca tendría una mejor. Su cuerpo se sentía como de goma una vez que se bajó de su viaje. 
Su vaquero todavía estaba caliente y duro detrás de él. Gray fue empujado hacia abajo sobre el saco de dormir cuando su amante se retiró. Gray se quejó, no estaba dispuesto a perder la sensación todavía. El hombre no se había corrido todavía, y quería sentir el calor resbaladizo del semen goteando de su culo.
Gray no esperó mucho tiempo. Fue girado sobre la espalda y sus tobillos colocados sobre los hombros de su amante. En un instante, fue llenado de nuevo, la gruesa polla dura lo perforó una vez más. Un gemido salió de sus labios mientras era llenado, sabiendo que no había mejor sensación que la que sentía en ese momento.
Una vez más, su amante se detuvo. Se inclinó hacia delante, casi doblando a Gray por la mitad, mientras el hombre besaba los labios de Gray. A medida que el beso se intensificó, el amante de Gray se movió, haciendo girar sus caderas mientras alimentaba a Gray con su pene. Cuando el beso se rompió, los golpes se 
aceleraron. Una vez más, Gray disfrutó de una follada áspera, el golpeteo hizo crecer su pene duro una vez más. Se agarró la longitud y se acarició mientras su amante vaquero tomaba todo.
El hombre se puso rígido por encima de él, su ritmo cada vez más rápido. Gray sintió que el hombre estaba cerca y decidió lanzar un poco de obscenidades para ayudar a su amante sobre el borde.
—Lléname... con un poco de leche caliente. Quiero sentirte... caliente y profundo.
El hombre lo agarró por los tobillos y se puso completamente rígido. Gray sintió los primeros chorros de esperma dentro de su culo y las sacudidas de la polla del hombre, mientras cuerda tras cuerda hacían erupción. Gray no había estado cerca de otro orgasmo, pero la sensación del hombre viniéndose dentro de él lo empujó sobre el límite. Se corrió en su mano una vez más, su espalda se arqueó por 
la rápida liberación.
Se corrieron juntos, gimiendo y retorciéndose uno contra el otro, mientras encontraban su culminación. 
Y cuando todo terminó, la montaña de hombre se salió del culo de Gray y se tendió sobre él. Gray sintió los dientes en su labio inferior y un gemido se elevó de su garganta.
—Gracias —susurró la voz profunda, y estaba fuera de Gray.
Gray rodó sobre su costado, extendiendo la mano hacia el hombre, pero él se había ido. 
La solapa de la tienda se abrió, dejando entrar casi nada de luz. Y luego fue cerrada.
Solo, Gray todavía no tenía idea de cuál hombre acababa de follarlo. 
Se tumbó en el saco de dormir, sonriendo, mientras disfrutaba la relajación postcoital.

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