—Nunca encontrarás otra como esta, señor Booth.
De pie en el camino de entrada, Dylan mantuvo sus ojos en la Triumph TR5 Trophy y se tragó su desacuerdo con la afirmación del dueño, muy consciente de la mirada de Alec en su espalda.
—Mmm hmm —murmuró Dylan, seguro que sonaba tan poco convencido como se sentía.
Dylan ya había tomado la motocicleta para dar una vuelta rápida alrededor de la manzana, y en serio, la chica corrió más dura que algunos de los vecindarios en donde Dylan había crecido. Se sentía extraño ahora estar de pie con Alec frente a un hogar de clase media situado en los suburbios de clase media, sintiendo la cálida brisa con olor a hierba recién cortada. Un lugar tan absolutamente limpio y dulce a la vista que hizo que Dylan se sintiera un poco enfermo del estómago, como si tuviera una sobredosis de algodón de azúcar y estuviera condenado al infernal vecindario de Stepford.
—¿Por qué estás vendiéndola? —preguntó Dylan.
—Entre mi nuevo trabajo y la familia, no tengo mucho tiempo para andar en ella —respondió el dueño.
El hombre de veintitantos años meciendo a un bebé descalzo que babeaba en sus brazos estaba observando ansiosamente a Dylan, claramente queriendo hacer la venta. Dylan estaba inspeccionando la moto. Y Alec...
Bueno, Alec parecía estar revisando a Dylan.
El calor que trepaba por la espalda de Dylan y el sudor que salpicaba su cuello no tenía nada que ver con el sol de la tarde y todo que ver con esa mirada apreciativa. Para cubrir su parcial erección, se arrodilló para estudiar el neumático delantero.
El plan de hoy parecía estar funcionando. Alec siempre se veía encendido cuando Dylan y motocicletas estaban a tres metros. Dylan pensó que conducir la moto como la de James Dean podría añadir un poco de sex appeal extra.
Hace un par de días, Dylan estaba arrodillado en el garaje de Alec, arreglando el embrague de la Ducati, cuando Alec había regresado a casa del trabajo. El destello de lujuria en la expresión de Alec habría hecho caer a Dylan de rodillas si no hubiera estado ya de rodillas. Pero las manos manchadas de grasa y la camiseta sudada de Dylan debieron haber sido más de lo que Alec podía soportar, porque el hombre se había dirigido directamente a la cocina a preparar la cena.
Sin miedo, Dylan había arrastrado a Alec hoy. Tenía la esperanza de generar un poco más de esa lujuria inducida-por-la-motocicleta, ya que, dos semanas después de haber aterrizado por primera vez juntos en la cama, Dylan tenía una sola queja.
¿Por qué siempre tenía que ser él, quien incitara el primer contacto?
Dylan odiaba los pensamientos que ahora azotaban su cerebro, como que quizás Alec no lo quería tanto como él quería a Alec. O quizás el sexo no era tan bueno como Dylan creía. Pero, maldición, sabía muy bien que Alec podría no iniciar sus sesiones maratónicas, pero estaba muy seguro de que las disfrutaba mucho. Parecía más probable que Dylan representara una fuente conveniente de sexo hasta Alec superara a su ex.
Mierda. ¿De dónde había venido ese pensamiento? Mientras Alec y el propietario charlaban detrás de él, Dylan apretó el neumático por la frustración, un pobre intento de fingir que revisaba la presión.
Al principio, la situación no le había molestado porque todavía estaba ocupado ajustándose al concepto de dormir con la misma persona por más de dos noches seguidas. Y ahora ni siquiera quería tocar el hecho de que esta persona era solo un amigo.
Quería a Alec, caso cerrado. Quería a Alec sobre él, debajo de él, o de cualquier otra forma que pudiera tenerlo. Dylan se negaba a perder el tiempo retorciéndose las manos y llorando con su café de la mañana o gimiendo por eso, como un adolescente que convierte todo en un emocional evento nuclear.
Así que se había movido hacia la preocupación más apremiante, la conducta de Alec.
Dylan creía que la decidida conducta de Alec la noche de la fiesta de Noah había sido producto de una anomalía debida al alcohol o un efecto extraño por haberse contenido por tanto tiempo en la cama, un hecho que Dylan no había sido capaz de superar al intentar nuevas posiciones y maneras inusuales de hacer a Alec correrse.
A excepción de las mamadas. Dylan no podía soportar la idea de mamar a un hombre, tener una polla en la boca. No de nuevo.
Mierda.
Dylan cerró los ojos y luchó contra el recuerdo del fuerte agarre en su cabeza, la pared de ladrillo del callejón presionándose contra su espalda mientras se ahogaba, incapaz de escapar. Incapaz de respirar. Ahogándose. Ahogándose...
Con un enorme esfuerzo, Dylan tomó una bocanada de oxígeno.
«Eso fue hace años. Deja de ser un débil cobarde imbécil»
Concéntrate. Sólo... concentrarse. Moto cara. En venta. Alec. Bebé babeando.
Luchando por controlar su rápida respiración, Dylan tocó el gastado neumático y se obligó a hacer un balance de la condición de la Triumph. Debido a la oxidación, el marco necesitaría ser lijado, y un nuevo trabajo de pintura era una prioridad. Los faros debían ser cambiados, pero eso era fácil...
—¿Quieres dar en ella un paseo más largo? —le preguntó el dueño.
Jesús, ¿el hombre no podía ver que Dylan estaba en medio de una conversación consigo mismo?
—Parece que no hubiera sido montada mucho últimamente —dijo Dylan, obligándose a calmarse y limpiándose la grasa negra en la camisa. Y luego vio sus brazos, dándose cuenta de que estaban manchados de aceite de cuando había comprobado el nivel en la Triumph.
Maldición, de nuevo era un desastre. Este no era el sexy momento que Dylan había estado esperando.
—Es difícil salir con un niño pequeño y una bebé de cuatro meses, en la casa —dijo el dueño.
La concentración de Dylan no se rompió mientras se levantaba, sus ojos recorriendo la motocicleta. Cara, pero aún salvable. —Ella es una belleza.
—Gracias. Su nombre es Chloe.
—Uh... —Dylan levantó la mirada hacia la bebé—. Sí, ella también.
El orgulloso padre miró a la bebé, que estaba tratando de meterse todo el puño en su boca. La baba ahora hacía un impresionante sendero por su brazo.
—La moto viene con el manual del propietario original —dijo el hombre—. Te lo mostraré.
Sostuvo a su hija en dirección de Dylan, y obviamente la expresión de oh-diablos-no de Dylan, no fue registrada por el papá. Aturdido, Dylan automáticamente agarró a la bebé por debajo de sus brazos, Chloe colgando como un cachorrito en garras de un niño pequeño miraba a Dylan con sus ojos azules muy abiertos y un río de baba.
Wow. No hay nada como un bebé para matar esos pensamientos sexis. ¿Y qué acerca de sus planes con Alec? Dylan ya había acumulado suficiente grasa y sudor para apagar a Alec. Y ahora había añadido saliva al bote.
Los labios de Alec se torcieron al suprimir su humor, mientras caminaba hacia adelante para, gracias a Dios, rescatar a Dylan de sostener al infante.
—Yo la sostendré. —Alec colocó a Chloe expertamente en el hueco de su codo.
Dylan habría besado al hombre si sus brazos no hubieran estado completamente llenos de húmeda baba de bebé.
El padre forcejeó para destrabar el seguro de la alforja, otro elemento que no funcionaba bien. Dylan se quedó mirando a un bien vestido y limpio Alec sostener a la bebé con una línea importante de baba ahora colgando de su boca, colgando en el aire. En serio, alguien tenía que cortar la tubería principal de agua y arreglar ese problema de la horrenda fuga.
¿Pero Alec? Parecía totalmente despreocupado. En verdad, parecía contento, a falta de una palabra mejor.
Y justo después de que Dylan lanzó una mirada frustrada a la pequeña ser humano con enormes ojos azules, asesina del estado de ánimo, la mente de Dylan registró cuan natural se veía Alec sosteniendo a la bebé. Era evidente que en algún momento mientras adquiría todas esas letras después de su nombre —BS, MD, MPH(20)— Alec había realmente pasado tiempo cargando niños.
La escena era un poco linda. Casi... adorable.
Dylan parpadeó, la palabra dando vueltas en su cabeza. Adorable. «¿Adorable? Mierda», pronto estaría comprando una jodida minivan.
—También tengo el registro de mantenimiento y dos llaves de repuesto —dijo el dueño.
El hombre finalmente sacó el manual y trató de dárselo a Dylan. Pero Dylan no podía concentrarse, estaba demasiado absorto en lo lejos que sus pensamientos se habían desviado de conseguir que Alec saltara sobre él.
—Impresionante —dijo Alec al propietario, discretamente dándole a Dylan una mirada de mira-el-manual.
Dylan se aclaró la garganta y tomó el manual. —Sí. Impresionante. —Hojeó las páginas de instrucciones, sin ver nada—. Bien, aun tienes el original. Lástima que tengas que dejarla ir —dijo, dejando el manual en la alforja.
—No me importa. Además, me vendría bien el dinero extra —dijo el hombre.
—Bueno, ella es un dulce paseo. —O podría serlo después de mucho trabajo—. Pero tengo un par más que quiero revisar antes de tomar cualquier decisión.
—No hay problema —dijo el hombre, tomando de nuevo a su hija de los brazos de Alec—. Sólo llámame, si decides que la quieres.
—Por supuesto —dijo Dylan.
Dylan se dirigió por el camino de entrada hacia su motocicleta estacionada en la calle. Alec lo siguió de cerca, su carro estaba aparcado justo detrás de la moto de Dylan. A causa del trabajo de Alec y la ubicación, se habían encontrado aquí, en lugar de venir juntos. El destino era una perra, y estaba decidida a arruinar el plan de Dylan para tentar a Alec a seducirlo.
Y, Jesús, él nunca se recuperaría del breve pensamiento de que Alec con un bebé era adorable.
—Esa fue la cosa más asquerosa que he visto, hombre —dijo Dylan a Alec.
Alec levantó una ceja en pregunta.
—La baba de la bebé —dijo Dylan.
Alec sonrió mientras se separaban, y rodeó su auto antes de detenerse en la puerta. —Eso viene de un hombre cubierto de grasa.
Dylan mentalmente hizo una mueca. Entonces, sí, Alec encontraba su lío poco excitante. —Pero eso no es ni de cerca tan asqueroso —dijo Dylan en protesta. Cubrió la sensación incómoda con una sonrisa burlona—. Y ahora tenemos baba en nuestras manos.
—¿Tengo que ducharme antes de que me vayas a tocar?
El corazón de Dylan se detuvo en su pecho. Quizás aún podría salvar esto. Tendría que, hombre, justo ahora se moría de ganas de subir al carro. Dylan odiaba no poder poner sus manos sobre Alec durante el viaje de regreso. Sin embargo, no había nada que Dylan pudiera hacer ahora al respecto, especialmente si estaba cubierto de grasa, sudor y saliva del bebé.
Brillante. Descarrillado por una Triumph 1955 y una boca de cuatro meses de edad en mal funcionamiento.
—No. Pero al menos tienes que lavarte las manos primero. O... —Dylan le dio a Alec una sonrisa traviesa mientras se dirigía hacia su moto—. Estaré encantado de tocarte en la ducha.
Alec se rio, y Dylan pasó una pierna por encima de su motocicleta. Esta noche la Harley de Alec podría ser un reemplazo para la Triumph. Las nuevas alforjas para la moto de Alec habían llegado hace unos días, lo que le proporcionaba la excusa perfecta.
Ansioso por volver a la casa de Alec y salvar su plan, se volvió para mirar a Alec. —Tengo que recoger las llaves Allen de mi casa para poder reemplazar las alforjas de tu moto.
La mano de Alec se detuvo en el pomo de la puerta. —¿Quieres que te siga hasta allí?
Las palabras no es necesario se formaron en los labios de Dylan, pero las reprimió. Había caído en la cómoda rutina de pasar aproximadamente de tres a cuatro noches en la casa de Alec. Ni una sola vez Dylan había invitado a Alec a su casa. Por supuesto, la casa de Alec era un infierno mucho más bonita que el apartamento de Dylan, por lo que ese arreglo tenía sentido.
Pero quizás Alec se relajaría un poco después de ver dónde vivía Dylan. No era como si el ver su apartamento significara que estaban unidos por la cadera o algo tan estúpido como eso. Por supuesto, aparte de su conversación acerca de Rick la noche de la carrera de póker, las conversaciones se habían mantenido bien lejos de cualquier cosa personal. Oh, seguro que había habido algunos intentos indirectos, pero los sutiles intentos de Alec de obtener más información habían sido ignorados por Dylan.
Tomar una ducha era fácil. ¿Cambiarse de ropa? Una obviedad. ¿Abrirse el pecho para sacar más de la basura que guardaba en su interior? Oh, diablos no.
Pero Alec había preguntado y reusarse sería grosero, incluso para Dylan.
—Por supuesto. —Dylan dejó ir los restos de su resistencia—. Tendré cuidado de no perderte.
Las arrugas alrededor de los ojos de Alec eran alentadoras. —Como si pudieras.
Veinte minutos más tarde se detuvieron en el bien cuidado camino de entrada de la casa de hormigón y estuco blanco, con persianas azules. Flores de colores brillantes se alineaban en la vereda del frente, y árboles salpicaban el patio delantero. Dylan encontraba la escena calmante, a pesar de que la casa principal se veía como si la jodida Mary Poppins fuera a aterrizar en el tejado.
Alec se estaciono detrás de Dylan y salió del carro. —¿Es este el columpio sexual al que te has estado refiriendo? —Alec preguntó con un cabeceo hacia el columpio del porche delantero.
Por desgracia, el comentario de Alec tenía más humor que calor. De hecho, la falta de calor en la mirada de Alec era decepcionante.
Dylan dejó escapar un gruñido divertido. —Difícilmente.
Trató de no pensar en lo mucho que deseaba que el fuego regresara a los ojos de Alec mientras se abrían camino hacía la parte de atrás, subir por las escaleras, y entrar a su apartamento arriba del garaje. La escasa sala y el baño eran funcionales. Su habitación por otro lado. Sin duda, ganaría si competía por el premio a la peor habitación de soltero. La cocina era casi inexistente, pero de todos modos no cocinaba. Dylan nunca se había preocupado antes, así que, ¿por qué se sentía tan incómodo y ansioso ahora?
Sólo necesitaba tomar sus herramientas y hacer que ambos regresaran a la casa de Alec, donde todo parecía más... normal.
La mirada de Alec recorrió las pocas piezas del mobiliario que se veían exactamente como lo que eran, un viejo juego de sala básico que había usado hasta volverlo mierda un estudiante universitario y luego le había pagado para que se lo llevara.
—Acogedor —dijo Alec.
Como comentario de broma, las palabras salieron planas. Sobre todo porque Alec no se veía relajado, sino que parecía distraído. Y no en el buen sentido.
Dylan puso los ojos en blanco. —Eres tan malo como Noah —dijo—. El alquiler es bueno e incluye el garaje de abajo.
Antes de que Alec pudiera comentar algo más, Dylan escapó a su habitación. Sí, buen plan. Obtener un poco de ropa limpia y luego salir como del infierno de aquí. Mientras tanto, destrozó su cerebro para idear algo con que llenar el tenso silencio. Cualquier cosa para regresar a un terreno más familiar.
—¿Tú y Tyler ya decidieron sobre la recaudación de fondos? —Dylan preguntó.
—Quizás. Jack Davis es miembro de la junta directiva del Charity Regional Hospital. Él nos ha invitado a un partido de los Tigres para tentarnos a formar equipo para una subasta de solteros, con Noah a cargo.
Dylan agarró la puerta de su dormitorio y se inclinó para mirar a Alec. —¿Estás jodidamente bromeando?
La mirada de dolor en el rostro de Alec era casi cómica. —Ya me gustaría.
—Hombre, me estremezco al pensar en Noah actuando como maestro de ceremonias en una subasta de solteros.
Alec se rio, y Dylan sonrió ante las líneas de expresión alrededor de los ojos de Alec. El agarre de Dylan en la molduras de madera bajó. Bueno, la torpeza se había ido. Por fin, un progreso.
—¿Vas a ponerte en subasta? —preguntó Dylan.
La mirada en el rostro de Alec envió el estómago de Dylan en picada.
Joder, qué manera de centrar la atención en la bomba de tiempo entre ellos.
Hacer referencia a la soltería de Alec había sido un movimiento estúpido por parte de Dylan. La oblicua referencia a su relación sin salida cayó como una carcajada en un funeral. Dylan se culpaba completamente de eso. Debería haber sabido que para Alec, un compromiso tomaba prioridad sobre un buen momento. De lo contrario, no habría pasado dos años tratando de que las cosas funcionaran con Tyler. Por el amor de Dios, sostenía bebés como si le agradaran. Pero, por alguna razón, Alec había decidido estar con Dylan durante un tiempo y eso valía la pena el poner sus otras metas significativas en espera.
Hacer infeliz a Alec apestaba. De hecho, la expresión de ahora en el rostro de Alec era aplastante.
«Mierda»
Dylan empujó sus turbulentos pensamientos a un lado y escapó a su dormitorio, buscó a ciegas en su cómoda. Sus dedos se enredaron mientras seleccionaba al azar una camisa limpia y unos jeans. A partir de ahora no volvería a salirse graciosamente de sus planes.
—Voy a ducharme en tu casa después de trabajar en la Harley. Siguiente parada —evitó la mirada de Alec mientras salía de la habitación y tomaba sus llaves del mostrador de la cocina—, el garaje y mis herramientas.
Aunque en este punto, ¿por qué molestarse? El universo había estropeado sus planes desde el principio, y Dylan había saboteado el resto con su boca floja.
Jesús, Alec tenía razón acerca de él.
Realmente él no sabía cuando cerrar la boca.
Aún aturdido por la pregunta de Dylan, Alec caminó detrás del hombre mientras se dirigían afuera y bajaban las escaleras, el sol casi una idea de último momento en el cielo del atardecer.
¿En qué parte del gran esquema de las cosas había pensado que podía dormir con Dylan y mantener todo simple? Si a Dylan no le importaba que Alec se vendiera para una cita al mejor postor, entonces, ¿por qué molestarse en quedarse alrededor?
«Cristo, Alec. Estás siendo tan melodramático como Noah»
Dylan le había preguntado sobre si participaría en la subasta de caridad, no si se inscribiría a un servicio de citas. Alec se metió el cabello detrás de las orejas. Necesitaba ajustar su actitud, se sentía totalmente descentrado.
Debido a que en el momento en que había entrado al apartamento, su corazón había sufrido un extraño salto.
Le dolía el pensar en Dylan regresando a casa a un ambiente tan austero. Paredes curtidas, alfombra raída. Los muebles parecían objetos rechazados de una tienda de segunda mano. No había ni un intento de decorar. No había color. Nada personal. La cocina ni siquiera parecía haber sido usada a excepción de una pieza de motocicleta que estaba sobre la maltratada mesa del comedor.
Con el ceño fruncido ante el perturbador recuerdo, Alec siguió a Dylan al garaje por una puerta lateral. Y entonces Alec se detuvo en seco, demasiado aturdido para moverse mientras veía la escena.
Mientras que el pobre apartamento era claramente deprimente, este espacio, era algo hermoso. Herramientas llenaban dos de las cuatro paredes, bien organizadas como en el taller de Dylan. Siete motocicletas estaban alineadas a lo largo del centro del área, cada una cuidadosamente cubierta. Una octava tenía la cadena retirada, ahora con la lona tendida por debajo de la moto. Placas de colores de automóviles llenaban las paredes libres en un diseño artístico. Un lado del garaje tenía una mesa con un pequeño televisor y una silla de patio que se veía cómoda y sin duda más nueva que cualquiera de los muebles de arriba. Incluso había una mini nevera.
No sólo Dylan trabajaba en un taller, prácticamente también vivía en uno.
Los años que Dylan había pasado en las calles habían dejado un agujero más grande del que Alec había pensado al principio. No le extrañaba que la sola idea de tener una relación real asustara tanto a Dylan. Apenas si sabía cómo vivir en una casa.
Alec no podía decidir qué le dolía más, la cabeza o el pecho.
Con la esperanza de recuperarse de la crisis, se dirigió hacia un estante de lo que parecían ser recuerdos.
Cascos antiguos, alforjas, y algunas cosas que Alec no pudo identificar se alineaban en las estanterías.
—Parece que pasas la mayor parte de tu tiempo en casa aquí —dijo Alec.
Dylan se detuvo en una estantería y tomó un pequeño conjunto de herramientas en forma de pequeñas palancas, todas cabían fácilmente en su palma. —De todos modos, la mayoría de mis horas de vigilia.
Alec reflexionó sobre eso mientras pasaba la mano por un casco viejo.
Dylan volteó a mirar a Alec y metió las herramientas en su bolsillo trasero. —Eso era de mi papá.
Sorprendido por la información, Alec dijo: —¿Tu padre estaba metido dentro del motociclismo?
—Sí. Pero lo estaba más en la bebida. Pasó la mayor parte de su tiempo desmayado de borracho. —Hizo una pausa y se movió de un pie al otro torpemente antes de cruzar al centro de la habitación y levantar la cadena en la lona—. Sin embargo, lo prefería desmayado que despierto. No tenía que esquivar sus puños.
El corazón de Alec quedó atrapado, y tuvo que luchar contra la tentación de presionar su frente en la espalda de Dylan, para luego envolver sus brazos alrededor de él. No por sexo, solo para sostener a Dylan, simplemente estar para él.
Pero Alec sabía que ese tipo de contacto no sería bienvenido. —Lo siento.
—Esas cosas suelen suceder —dijo Dylan con un encogimiento de hombros.
—Poca vida hogareña.
La risa que siguió fue más amarga de lo Alec hubiera pensado. —Al crecer —dijo Dylan—. Me aseguré de pasar la mayor parte de mi tiempo en otro lugar. Cuando las cosas finalmente se volvieron demasiado malas, vivir en la calle se convirtió en la mejor opción.
Alec esperó, pero Dylan no continuó. Teniendo en cuenta que Dylan había mantenido sus labios sellados hasta el momento, Alec sabía que no tendría esta oportunidad de nuevo. Odiaba presionar sobre el tema, pero de todos modos siguió adelante.
—¿Sabes dónde está tu madre? —Alec preguntó
—No. —Dylan tocó distraídamente la cadena de la motocicleta que colgaba en sus manos—. Y no sé si el alcoholismo de mi padre hizo que mi madre se fuera o el alcoholismo fue provocado por su partida. Supongo que nunca lo sabré.
Aunque las palabras estaban lejos de ser alegres, carecían de la crudeza presente cuando hablaba de Rick. Obviamente la pérdida de su amigo le había afectado más, eso hizo que el corazón de Alec doliera más.
—No importa —dijo Dylan, colocando la cadena en una mesa de trabajo—. Eso ya pasó.
«Eso ya pasó»
Alec había tenido curiosidad sobre el pasado de Dylan desde que supo que había pasado tres años en las calles. Ahora que Alec sabía más, apenas si se sentía mejor. Su relación seriamente no tradicional no facilitaba las cosas. Aunque Dylan llevaba muy bien las cosas entre amigos, evitaba cualquier cosa verdaderamente personal. Y Alec no tenía idea de cómo gestionar una relación basada en dos fragmentos: amigo relajado y pareja sexual.
¿Cómo podía ofrecer consuelo cuando no se le permitía tocar a no ser que fuera por sexo? ¿Y cómo se supone que iba a iniciar el sexo con alguien que no le permitía mostrarle afecto?
El carrusel no se detenía en su cabeza, dejándolo mareado. Afortunadamente, en el dormitorio, la molestia de Alec no importaba porque el hombre estaba con Alec cada vez que podía. En ese sentido, dejar a Dylan marcar el ritmo había funcionado bien. Tristemente, Dylan parecía obsesionado con tomar una ducha, lo que hacía que la fantasía de Alec de sexo en el garage con un Dylan sudoroso y sucio fuera improbable.
Alec miró a Dylan, la camiseta empapada en sudor pegada a la ancha espalda, los músculos moviéndose con cada cambio de postura de Dylan. Dado el fin de la jornada laboral, la temperatura sofocante del garaje, más la adicional oleada de calor casi hace que Alec actuara.
Desde el primer momento que había puesto los ojos en Dylan, había encontrado al hombre excitante. Adoraba su impetuosa actitud, los bordes ásperos y el físico finamente pulido. Hace tres días Alec había llegado a casa y se encontró a Dylan trabajando en su motocicleta construida para la velocidad, luciendo como una fantasía encarnada. Alec casi se había ahogado con su propia lengua. Pero, como siempre, mantuvo sus manos quietas y esperó a que Dylan hiciera el primer movimiento.
Su decisión de permitir que Dylan marcara el ritmo había funcionado hasta ahora. Lo que Alec había sabido hoy era mucho peor que solo la resistencia de Dylan, y Alec temía alterar el status quo. Además, ahora que había descubierto esta relación, procedería dando un pequeño paso a la vez. Estaba dispuesto a ser paciente. Pero el comentario de la subasta de solteros seguía carcomiendo su confianza, recordándole a Alec la enorme incognita que constituía su futuro.
De repente, esos pequeños pasos hacia adelante se sintieron muy insuficientes. ¿Qué pasaría si Dylan se ponía inquieto? ¿Y si mañana despertaba y declaraba que su desequilibrada relación había terminado? Alec había sabido desde el principio que su tiempo era limitado.
Maldición, esto era limitado.
Alec apartó su cabello de la cara, deseando que su pulso dejara de saltar. Antes había querido alejar a Dylan para protegerse a sí mismo, ahora todo lo que Alec quería era acercarlo y agarrarlo fuerte.
Dylan miró a Alec con preocupación. —Debería abrir la puerta del garaje —dijo Dylan, pasando junto a Alec—. Dejar entrar un poco de brisa fresca.
El brazo de Alec salió disparado, deteniendo a Dylan en seco. —No lo hagas —dijo Alec entre dientes—. Necesito...
20 BS: Bachelor of Science, es un título de grado en ciencias que se obtiene después de tres años de estudios. Es propio de los países anglosajones; MD: Medical Doctor, Doctor en Medicina; y, MPH: Master in Public Health, Maestria en Salud Pública.
No hay comentarios:
Publicar un comentario