El Novio De Reserva

Capitulo Seis


Mierda, esto no iba como él lo había planeado.
Dylan agarró el mismo whisky que había estado sosteniendo desde el beso que le había pateado en el culo. Tenía ganas de tomarse el resto que le quedaba de un solo jalón, junto con una veintena más.
Pero alguien tenía que mantener el control porque Alec parecía totalmente zumbado. Corrección, Alec parecía estar a un paso de la descoordinación.
Dylan se lo tenía bien merecido por ser tan rencoroso. Si no hubiera sentido la necesidad de poner en su lugar a Tyler, él no habría profundizado el beso y...
Jesús, ¿a quién estaba tratando de convencer aquí?
Dylan sabía que su tiempo en las calles había perfeccionado sus habilidades como experto hablamierda, pero engañarse a sí mismo era otra cosa.
Dado que Alec le había mordido su labio, Dylan había estado luchando para controlarse desde que ese ligero apretón lo había puesto tan sorprendentemente caliente a no casi demasiado. Y justo cuando Dylan había decidido que estaba bien con la forma como había resultado todo el asunto ─hombre, de verdad, ¿qué otra opción tenía?─, y estaba dispuesto a actuar como si todo fuera normal, Alec se había ido directamente a la cocina.
Y entonces Tyler había seguido a Alec.
Por un segundo, Dylan no sabía qué sentir, sus pensamientos chocaban alrededor como si los engranajes de su cerebro hubiera sido desmontados. Una parte de él se sentía feliz por Alec, contento de que su amigo pudiera estar recuperando al hombre que había perdido. Pero la otra, se sentía jodidamente molesto.
Empujó sus sentimientos a un lado. Era hora de revisar la realidad.
Sólo eran amigos, como Noah, y ahora Alec. Y luego estaba el sexo, proporcionado siempre por mujeres, un intercambio mutuamente satisfactorio de las necesidades más básicas de la vida. A Dylan le gustaba el sexo. Mucho. Y seleccionaba cuidadosamente a sus acompañantes quienes querían lo mismo y nada más.
Dylan no sabía nada acerca de cómo tratar con exnovios porque él, felizmente, había conseguido evitar algo remotamente parecido a una relación. Un estatus que tenía toda la intención de mantener, graciasmuchasgracias. Cinco años más tarde y Noah aún no había podido recuperarse de perder a Rick. Alec parecía miserable e incómodo alrededor de Tyler.
¿Quién necesitaba ese tipo de dolor?
Y mientras que Dylan había sido echado por desequilibrar la escena en la cocina, sin importar los efectos persistentes del beso, al parecer a su nuevo amigo no le estaba yendo mucho mejor. Después de volver a entrar en la sala, Alec se había dirigido directamente hacia el bar y bebió un trago de tequila.
Seguido por tres más.
Con cada bebida Alec había conseguido estar un poco más suelto, hasta que su comportamiento era demasiado relajado. Así que Dylan lo había acorralado en una esquina, manteniéndolo con éxito alejado de la mayoría de los invitados. Para estos momentos Alec estaba apoyado contra Dylan muy fuertemente, y Noah le disparaba preguntas acaloradas con los ojos ─como si lo culpara de toda esta jodida situación.
─¿Lo ves? ─Radiante, el médico lanzó su brazo alrededor del cuello de Dylan, acercándolo más─. No puedo mantener mis ojos fuera de ti. ¿Cómo lo estoy haciendo?
Por mucho que lo intentó, Dylan no podía quitar su mirada de los labios de Alec. No iba a perder el tiempo mintiéndose a sí mismo nunca más. El hombre tenía una jodida hermosa boca, sobre todo como lucía cuando terminaron su beso, maltratada, roja, y untada de saliva...
Dylan cerró con fuerza sus párpados brevemente. ─Lo estás haciendo muy bien ─murmuró. A pesar de que sintió a Alec un poco demasiado cerca para su comodidad.
Y si bien había esperado que el beso se sintiera seco y acartonado ─y menos que inspirador─, no había considerado seriamente que su mundo se trastocaría sobre su eje.
Con el brazo alrededor del cuello de Dylan, Alec acurrucó la cabeza en el hueco de su cuello y dejó escapar un suspiro. Dylan estaba considerando qué hacer con la situación actual, cuando la mano libre de Alec acarició su culo, enviando chispas bailando a través de su piel.
Hombre, él había creado un monstruo.
─Ya sabes ─dijo Alec, sus palabras ligeramente arrastradas mientras Dylan quitaba discretamente la mano de su trasero─, esta fiesta resultó mucho mejor de lo que esperaba.
─Debería llevarte a casa ─dijo Dylan.
─Excelente idea.
La mirada ardiente de Alec lo puso nervioso.
Y antes de que pudiera decidir qué hacer, Alec agarró la parte delantera de su camisa, tirando de él en dirección del vestíbulo.
Irse. Sí, irse sin duda sería bueno.
Con la esperanza de salir sin llamar tanto la atención como les fuera posible, Dylan simplemente lo siguió. La multitud en la sala había crecido, pero Alec logró enhebrar su camino a través sin pisar dedos de pies o tropezar con zapatos. Cuando salieron de la sala, Dylan vio a Tyler y a su novio en el vestíbulo.
Mierda.
Con Alec en su condición actual, pasar frente a esos dos significaría problemas de seguro. Unas copas y el normalmente apacible doctor Alec Johnson se había convertido en una persona muy locuaz. Y un poco tocona. Dylan quitó la mano de Alec de su pecho y entrelazó sus dedos, con la esperanza de evitar que se desviara a zonas más inapropiadas.
Mientras Dylan miraba el espacio entre la puerta principal y Tyler, midiendo la distancia y tratando de decidir la mejor manera de escapar, Noah llegó desde la cocina, deteniéndose al lado de Tyler.
Joder.
Noah le disparó otra ─¿Qué demonios?─ mirada, y Dylan viró bruscamente a la izquierda, cambiando el curso y conduciendo a Alec por el pasillo desierto hasta el despacho de Noah. Al menos aquí Dylan podía evitar que Alec lo llevara a tientas en público. Podían esperar a que Tyler se fuera, y Dylan podría deslizarse con Alec por la salida sin tener que pasar por delante de Noah.
─Vamos a esperar a que la multitud en la puerta la despeje antes de irnos ─dijo Dylan.
─¡Perfecto!
Alec cerró la puerta. Y antes de que pudiera registrar la intención en sus ojos, Alec lo agarró de su chaqueta y lo hizo caminar hacia atrás hasta que sus omóplatos chocaron contra la pared, acercándosele a Dylan.
─Estoy bien con eso ─dijo Alec.
─Vamos, hombre. ─Dylan agarró la muñeca de Alec y trató de impedir que siguiera tocando su pecho, ignorando por completo la forma tan suave en que las manos del hombre se sentían─. Has bebido demasiado, y no sabes lo que estás haciendo.
─Tonterías ─Alec murmuró, inclinándose para besar a Dylan.
Dylan se congeló brevemente. Pero, demonios, si empezaban de nuevo, no sabía en dónde terminarían. Posiblemente en ese futón a lo largo de la pared del fondo. Dylan giró la cabeza para evitar que lo besara, pero Alec siguió adelante, aterrizando su boca en el cuello de Dylan.
Aliento caliente atizó a través de la piel de Dylan. Labios mordisqueaban su pulso ahora por las nubes. Y la polla de Dylan dio una interesada sacudida.
Jode a un pato(15).
Tenía que recordarse a sí mismo que era su amigo, un amigo que estaba portándose mal a causa de la frustración después de ver a su ex toda la noche. O quizás Alec aún estaba estremecido por su encuentro en la cocina con Tyler. ¿Acaso ellos lo habían hecho? ¿Alec también había puesto sus manos en el culo de Tyler?
Dylan no quiso pensar en la posibilidad, y en este momento Alec no parecía estar pensando demasiado en Tyler. Labios susurrando a través de la garganta de Dylan, Alec gimió el nombre de Dylan y colocó una mano sobre su abdomen, justo por encima de la cintura.
Gotas de sudor se desataron a todo lo largo de la parte posterior del cuello de Dylan. La sangre corría por sus venas, confundida en cuanto a si debía suministrar a su cerebro en conflicto, o a sus miembros para que escapara, o a cierta área más urgentemente necesitada. La polla de Dylan ahora exigía más de lo que le correspondía en justicia.
No tenía sentido seguir negando la verdad. Mientras había estado golpeando primera base con Alec, Dylan no sólo no se había sentido asqueado o disgustado, el acto no sólo le había interesado, en el momento le había plantado ideas en la mente a Dylan. Ideas acerca de Alec y... uh... algo más que simples besos.
Dylan cerró sus ojos con fuerza.
Antes de que su confuso cerebro pudiera procesar el siguiente movimiento de Alec, la mano de éste se posó en la cremallera de Dylan y la abrió. Una ardiente sacudida se disparó a través de sus venas, y sus párpados se abrieron de golpe.
Jesús, ¿había dicho algo acerca de esas ideas en voz alta?
─No me toques el paquete ─dijo roncamente mientras que a regañadientes alejaba la mano─. Vamos, Alec. Consigue organizar tu mierda, hombre.
«Consigue organizar tu mierda, Booth»
Agarrando la muñeca de Alec con sus dedos, Dylan trató de evitar un mayor tanteo de su entrepierna. Presionó la otra mano contra el pecho de Alec para evitar que el hombre emplastara sus torsos juntos, tratando de no disfrutar del firme plano de delgados músculos.
Distancia. Eso era todo lo que necesitaba, sólo un poco de distancia.
Estaba tan ocupado felicitándose por su éxito que se olvidó de la rígida erección confinada debajo de sus calzoncillos, abultada a lo largo de la cremallera abierta de sus pantalones. Alec abandonó sus intentos de darle un beso y se dejó caer de rodillas para presionar su boca abierta en la polla de Dylan.
Dylan sorbió aire de manera estrangulada.
Paralizado por la oleada de placer, miró hacia abajo a la excitante vista, el calor húmedo de la respiración de Alec se filtraba a través de sus calzoncillos. Empujar a Alec para quitarlo sería un infierno más fácil si Dylan no estuviera tan encendido. Alec mordió su paso desde la base de la erección de Dylan hasta la punta y suavemente raspó con sus dientes a través de la sensible cabeza.
Dylan agarró el hombro de Alec, temblando con la necesidad de forzarlo a que lo dejara y clavarlo más cerca, todo al mismo tiempo. ─Alec ─dijo con voz ronca.
Haciendo caso omiso de la protesta ciertamente cuestionable, con un rápido movimiento, Alec sacó la polla de Dylan y se la tragó entera.
Y ese fue el final de la vida como Dylan la había conocido.
Los ojos de Dylan se pusieron en blanco, y en algún lugar cercano un meteoro debió haberse estrellado contra la tierra porque el suelo debajo de ellos se tambaleó. Alec balanceaba la cabeza arriba y abajo, ensalivando a su paso, y lo que se suponía que sería un intento de otra objeción salió de Dylan tan débil que se desvaneció.
─Joder.
Con una mano envuelta alrededor de la base de la polla de Dylan, Alec dejó de chuparla para lamerla desde la base hasta la punta de nuevo. ─Llegaremos a joder, te lo prometo.
Las palabras trajeron brevemente a Dylan de nuevo a sus sentidos, pero no lo suficiente para que él tuviera la fuerza necesaria para poner fin a las sensaciones placenteras. Esperaba que al menos fuera capaz de hablar. Y tenía que tratar de hacer entrar en razón a Alec. Dylan no podía soportar la idea de su amigo odiándolo mañana.
─Alec, escucha hombre ─dijo─, esto no es lo que quieres.
Pero, Jesús, Dylan era un polvorín lleno de deseo.
─Esto se va a sentir muy bien ─dijo Alec. Con párpados pesados, alzó la mirada hacia Dylan─. Coronar es como la montaña rusa Rocket Sky, pero poner el culo es como un paseo salvaje en el Screamin' Demon Express. Te lo prometo, te va a encantar.
Fuego disparó a través de las venas de Dylan, dejando atrás los restos chamuscados de sus buenas intenciones. Sus piernas se sentían como pasta demasiado cocida. Dylan se tambaleó, colocando una mano en la pared por encima de Alec, apoyándose. Hipnotizado, se quedó mirando la parte superior de la cabeza de Alec, las ondas de cabello castaño. Esa hermosa boca... Tan llena y húmeda por la saliva. Poco a poco estirándose aún más mientras se deslizaba hacia abajo en la polla de Dylan.
Dylan no estaba seguro, pero podría haber dejado escapar un gemido. Alec estaba ahora mamándosela como si hubiera esperado toda su vida para poner las manos y la boca sobre Dylan.
Nunca se había sentido tan adorado.
─Sabes perfecto. ─Alec lamió la hendidura de Dylan, haciendo que su visión se volviera borrosa del shock de placer─. Como a cuero, whisky y sal.
Pasaron varios segundos con la dolorida promesa de más, y Dylan luchó para descruzar los ojos. El sonido áspero de una cremallera abriéndose rompió a través del aturdimiento de Dylan. Y cuando Alec sacó su polla y se la jaló varias veces, Dylan definitivamente gimió.
«No. Por favor, sólo... no»
Una parte de él le exigió que cerrara los ojos de nuevo. Que imaginara a una mujer arrodillada delante de él. Pero, que Dios le ayudara, quería ver a Alec y la gozosa expresión en su cara. Esa expresiva mirada azul y esa boca estirada. El ligero slap, slap, slap de su mano mientras se acariciaba a sí mismo. Dylan dejó escapar un gemido, tirando la última toalla mentalmente.
En este punto, podría tener que lastimar a cualquiera que tratara de ponerle fin a esto.
La cabeza de Alec se balanceaba en serio ahora, como si no pudiera tener suficiente. El calor húmedo de su boca, el trazo reverente de su lengua, y esa increíble, increíble succión, arrastró a Dylan más cerca del inevitable final. Alec parecía decidido a chupar el orgasmo de Dylan, aunque no lo quisiera.
Jadeando, con la garganta irritada, Dylan colocó la palma de su mano en la cara de Alec y arrastró el pulgar a través de la suave mejilla, acariciando cerca de esos fascinantes labios estirados firmemente a su alrededor. Alec se movía arriba y abajo a lo largo de la piel resbaladiza, tomándolo profundamente. Cuando el dedo de Dylan tocó donde sus cuerpos se unían, casi se corrió.
─Alec ─gimió.
Debería simplemente disparar su carga, así esto se acabaría.
Pero si él se corría esto se acabaría.
Y entonces Alec soltó a Dylan con un pop mojado.
─No. ─dijo Dylan con voz áspera.
Con la boca abierta, Alec gimió su orgasmo, mientras gruesas cuerdas blancas salían disparadas de su hendidura. Aturdido y descoordinado, distraídamente articuló contra la polla de Dylan mientras se recuperaba lentamente. Dylan deseaba poder decir lo mismo, porque ninguna mamada, jamás, había sido tan buena, y eso que aún ni siquiera se había corrido. Alec volvió a tomar completamente a Dylan, llevando la experiencia a un nivel completamente nuevo. Y el momento era caliente como el infierno.
Lo que sea que Alec quisiera, lo podía tener.
Esa gloriosa jodida boca tragaba a Dylan hasta el fondo. Los dedos pegajosos de Alec volvieron a acariciar la base del pene de Dylan, y algo dentro de él se rompió.
Jesús, María y José, él necesitaba...
Hundió los dedos en el cabello de Alec, empujando la cortina marrón hacia atrás para tener una mejor visión, y se sostuvo por un lado de la cabeza de Alec para hacer palanca. Cauteloso al principio, Dylan empezó a mecer sus caderas. Cuando Alec zumbó alentándolo, Dylan agarró la cabeza de Alec con fuerza y se empujó profundamente, una vez, dos veces.
Intenso calor destelló desde su ingle, una jodida llamarada solar disparando desde su polla, y Dylan dejó escapar un grito áspero. Presionó su frente contra la pared para sostenerse mientras se vaciaba dentro de la garganta de Alec por lo que le pareció una eternidad. Hasta que Dylan se sintió pesado. Escurrido.
Desangrado hasta quedar seco.
Pasaron varios segundos antes de que el cerebro saturado de endorfinas de Dylan volviera a funcionar, y darse cuenta del sonido del susurro de las ropas.
Cuando recobró el uso de sus músculos, Dylan miró hacia abajo. Alec se había sentado en el suelo, a sus pies, con la espalda contra la pared. Con los ojos cerrados, tenía un aspecto satisfecho en su rostro. En algún momento, Alec se había hecho más presentable, con sus pantalones ahora con la cremallera cerrada. Por desgracia, todavía necesitaban salir de aquí. Y lo harían.
Tan pronto como Dylan pudiera respirar sin hacer tanto ruido.
Alguien se rio por el pasillo, y Dylan se puso tenso, buscando a tientas arreglar la parte delantera de sus pantalones. Si Noah los encontraba aquí, lo pagarían con creces.
Dylan se agachó y jaló de Alec para que se levantara. El hombre se tambaleó por un momento, y la culpa se deslizó profundamente en Dylan. Alec no estaba en condiciones de tomar decisiones importantes, como por ejemplo si deseaba a su exnovio o al falso. O a quién de los dos darle una mamada.
Maldición.
─Tenemos que llegar a casa antes de que te desmayes ─dijo Dylan.
─Eso no va a pasar ─dijo Alec, con los ojos todavía cerrados─. Sólo disfruta del zumbido post-orgásmico, ¿ya sabes?
Diablos, sí. Dylan lo sabía.
─Creo que ya zumbamos suficiente ─dijo Dylan con sequedad.
Con la mano en el codo de Alec, Dylan abrió la puerta y lo condujo por el pasillo, rogando contra toda esperanza que no se encontraran con nadie en el camino. Pero cuando los dos doblaron por la esquina, Tyler, Logan, y Noah todavía estaban de pie en el vestíbulo de la puerta principal, hablando. Los tres se volvieron para ver a Alec y Dylan.
«Atrapados»
El rostro de Tyler estaba completamente sin expresión, Logan parecía divertido, y Noah...
Noah parecía que estuviera a punto de matarlos. Porque sí, hombre. El cabello despeinado de Alec, sus labios maltratados y enrojecidos, y la expresión aturdida en su cara los delataba.
─Esta ha sido la mejor fiesta de la historia ─dijo Alec con voz cantarina.
En su interior, Dylan hizo una mueca, pero mantuvo su expresión insulsa. ─Ha bebido demasiado.
Logan se rio. ─Y podemos adivinar lo que ha estado bebiendo.
Dylan fingió como loco que su rostro no se estaba ruborizando como si las mismas llamas del infierno se reflejaran en su cara, manteniendo su tono uniforme. ─Gracias por tu hospitalidad, Noah. ─Dylan se negó a mirar a los ojos a su amigo─. Encantado de conocerte, Logan.
─Buenas noches a todos. ─Alec agitó su mano, con una sonrisa en su rostro mientras Dylan prácticamente lo arrastró hacia la puerta principal─. Dylan, prométeme que vamos a hacer eso de nuevo cuando lleguemos a casa.
Detrás de ellos, Logan se rio. Dylan apenas suprimió un gemido mientras empujaba a Alec fuera del condominio, cerrando la puerta en la mirada acusadora en el rostro de Noah.
******
A la mañana siguiente su conciencia se despertó por niveles. El débil dolor en la cabeza de Alec le había hecho abrir un parpado con cautela, la luz no era lo más bienvenido para sus percepciones sensoriales en estos momentos. Flexionó su mano contra un muslo duro como piedra, y presionó su erección mañanera contra la espalda baja de Tyler. Abrió su único ojo un poco más, viendo el edredón de rayas en su cama king-size, las paredes azul cobalto y una cómoda de caoba más allá. Pero algo se sentía fuera de lugar.
Alec frunció el ceño ante el omóplato con una línea de piel arrugada, una cicatriz púrpura que se había curado hacía años. Pero... Tyler no tenía ninguna cicatriz en la espalda. Y eso no era lo único que no concordaba. El cabello parecía demasiado claro y los hombros demasiado amplios y la piel demasiado bronceada y...
Y dulce Jesús, Tyler ya no vivía aquí. Tampoco era tan grande como el hombre en su cama.
«Dylan»
El pecho de Alec se contrajo, apretando el aire dentro de sus pulmones mientras lo ocurrido la noche anterior volvió a él a toda velocidad. Dylan se veía lo suficientemente bueno para comérselo en su elegante ropa. Sus brazos alrededor de Alec, los duros músculos, y su fabuloso olor. Estar atrapado entre Dylan y la pared.
El beso.
«Le hice una mamada»
Calor pinchó el cuello de Alec. Y entonces había sido el viaje de regreso a casa. Tenía vagos recuerdos de sus manos por todos lados de Dylan. Honestamente, ¿cómo el hombre había logrado conducir su camioneta? Y cuando ellos habían entrado en casa de Alec, él...
«Mierda»
Alec prácticamente había arrastrado a Dylan a su dormitorio y lo empujó sobre la cama, abalanzándose sobre el tipo como si el apocalipsis zombi se vislumbrara cerca y Alec estuviera decidido a exprimir la mayor cantidad de orgasmos de Dylan, como le fuera posible, antes de que los alcanzara.
Aceptémoslo, Dylan Booth era más grande y más fuerte que Alec. Tenía al menos unos siete centímetros y unos buenos diez kilos más que él, todo músculo. En cualquier momento durante las mortificantes acciones de Alec, si Dylan hubiera querido habría dominado a Alec, apartándolo con facilidad. Pero, aun así, Alec recordó lo suficiente como para darse cuenta de que había atacado la ropa de Dylan como si fuera una afrenta a la naturaleza. Todo el tiempo enumerando las formas en que él iba a hacer que Dylan se corriera. Cuan bueno se sentía ser follado. Lo mucho que amaría Dylan ser el de abajo.
Dilucidando con sumo detalle cómo exactamente él sería el de arriba.
Pero después de ser desviado por un momento de frottage(16) ─y corriéndose, de nuevo─ Alec se había desplomado en la cama, exhausto. Tenía recuerdos borrosos de Dylan limpiándolo y preguntándose cómo un hombre tan rudo y duro podía ser tan amable, justo antes de que se desmayara. 
Por qué Dylan no se levantó y se fue era un misterio para él. A las tres de la mañana, un fuerte dolor de cabeza había interrumpido su sueño, por lo que había ido por una botella de agua y tres ibuprofenos. Afortunadamente, su merodear a mitad de la noche ahora significaba que su dolor de cabeza se redujo a un leve dolor sordo, pero los residuos restantes de su resaca eran el menor de sus problemas.
Ahora tenía que averiguar qué hacer con Dylan.
El teléfono celular de Alec sonó en la mesita, y él miró por encima del hombro de Dylan. El número de Noah apareció en la pantalla antes de ir al buzón de voz, y Alec se dio cuenta de que ahora tenía veinticinco mensajes no leídos. No había necesidad de preguntarse quién los había enviado.
La mirada de Alec bajó hacia Dylan, las gruesas pestañas fuera de lugar en su tosca cara. Con una mano bajo su almohada, y la otra descansando al lado de su cabeza, Dylan se veía relajado mientras dormía. La mano de Alec en el muslo del hombre era un problema, sin hablar de cómo su pene estaba delirantemente feliz presionado a lo largo de la parte superior del culo de Dylan.
Alec ignoró el olor de sudor, semen y hombre, porque necesitaba salir de esta cama. Pero cuando fue a retirar su mano, se detuvo. Y antes de que pudiera detenerse, su dedo recorrió suavemente la cicatriz que recubría el omóplato de Dylan.
─Buenos días ─dijo Dylan.
Alec tragó con fuerza e imitó el tranquilo tono de nosotros-no-simplemente-dormimos-juntos de Dylan. ─¿Cómo te hiciste esta cicatriz? ─Esa pregunta se sentía infinitamente más fácil de hacer que preguntarle qué pasaría cuando dejaran esta habitación.
─Puñalada de una botella rota ─dijo Dylan.
─¿Qué edad tenías?
─Quince.
Quince. Alec miró la cicatriz lineal. La respuesta abrió una nueva línea de preguntas que moría por seguir. A esa edad Dylan había estado sin hogar.
─¿Qué pasó? ─dijo Alec.
La pausa que siguió fue larga, y Alec se preguntó si Dylan le respondería.
─Había estado en las calles desde hacía seis meses, cuando una noche me encontré con un chico de mi edad ─dijo Dylan─. El tipo con el que lo encontré estaba siendo realmente muy rudo, así que me detuve a ayudarlo.
La pieza final del rompecabezas se deslizó en su lugar. ─Rick.
Y así fue como los dos hombres se habían hecho amigos.
─Sí. Conseguí la cicatriz en la pelea, pero me las arreglé para hacerle sudar tinta a ese cabrón abusivo ─dijo Dylan.
Alec sabía la respuesta antes de que él preguntara. ─¿Estaba Rick prostituyéndose?
Mientras Alec esperaba una respuesta, en algún lugar de su calle un vecino hizo sonar una bocina y un perro comenzó a ladrar en respuesta. Era otra perezosa mañana de domingo en el barrio de Alec. Pero nada se sentía normal hoy.
─Él estaba haciendo lo que tenía que hacer para sobrevivir ─respondió Dylan, con un hilo defensivo en su tono─. Me mostró un mejor lugar para dormir, y yo le mostré los mejores lugares para encontrar comida.
Después de un breve momento de debate interno, Alec decidió que tenía que preguntar.
─¿Lo amabas? ─dijo Alec.
El tono de voz de Dylan cambiaba cada vez que hablaba de su amigo fallecido. Y una parte de Alec esperaba que hubiese habido algún sentimiento romántico por parte de Dylan, porque si él había amado a un hombre antes, eso significaba que había esperanza de que él y Alec pudieran tener más.
Y no mantenerse distraído con esos estúpidos, estúpidos pensamientos.
─No, no como tú lo estás pensando ─dijo Dylan.
Alec trató de no mostrar su decepción. ─Pero aún lo extrañas.
─Cada maldito día.
Varios segundos se convirtieron en minutos, hasta que la realidad fue demasiado para Alec. Estaba en la cama con un hombre, había tenido sexo con un hombre que realmente nunca podría ser más que un novio falso. Escapar de repente pareció una necesidad.
Iba a quitar su mano del muslo de Dylan, pero Dylan llevó su mano hacia atrás y atrapó la mano de Alec debajo de la suya, acelerando el pulso en su muñeca.
─Tú prometiste que me mostrarías cómo se sentía ─dijo Dylan.
Por primera vez desde que empezaron a hablar, Dylan giró la cabeza para mirar a Alec. El hombre tenía un caso serio de sexy cabello acabado-de-salir-de-la-cama, con sus párpados todavía pesados por el sueño. Pero su mirada ardía con conciencia.
─Pero te desmayaste antes de poder seguir adelante ─Dylan continuó.
Alec parpadeó, obligando a su boca a trabajar. ─¿Cómo se sentía qué?
Dylan arqueó su espalda, la base de la dura polla de Alec ahora se presionaba firmemente contra la parte superior del culo desnudo de Dylan, enviando una emocionante sacudida por la columna de Alec.
─Cristo, Dylan. ─Las palabras ásperas salieron, sin control─. Anoche fue una locura. La tensión en la fiesta fue épica. Estabas tratando completamente de probar que Tyler estaba equivocado. ─Alec se frotó la cara─. Por no hablar de ese momento tan incómodo en la cocina, y entonces bebí demasiado. Prácticamente te forcé...
─Al diablo con eso ─dijo Dylan con el ceño fruncido, poniendo fin a la sucesión de palabras de Alec─. No me forzaste. Y si me hubiera querido ir, simplemente me habría ido.
─Tú no deberías estar durmiendo conmigo. ─Alec modificó su declaración─. Yo no debería estar durmiendo contigo.
Levantó una ceja de manera perezosa. ─Es un poco tarde para que estés diciendo eso ahora.
¿No debería estar el hombre mucho más perturbado por los acontecimientos? ¿Y eso podría significar algo más? La esperanza hizo que Alec dejara caer su frente en el hombro de Dylan.
─Mierda ─susurró Alec.
Demasiado tarde resumió la situación perfectamente. Demasiado tarde para retractarse de todo lo que había hecho con Dylan —bueno, quizás lo que le había hecho a Dylan sería una descripción más apropiada. Demasiado tarde para volver al tiempo en que Alec pensaba que Dylan era un mecánico con una bocota locuaz en vez de un hombre que había sobrevivido a las calles, iniciando además un negocio exitoso. Un hombre que había arriesgado su vida para defender a un completo desconocido.
─No tiene sentido pretender que no me deseas ─dijo Dylan, y Alec podía oír la diversión en su voz─. Ayer por la noche fue una especie de regalo.
A pesar de todo, Alec sonrió contra el hombro de Dylan. ─¿Qué parte? ─Levantó la cabeza para mirar a Dylan de nuevo─. ¿Cuando te ataqué en la oficina de Noah o cuando te clavé en mi cama?
─Sí a ambas. Y luego me aseguraste una y otra vez acerca de lo bueno que se siente estar abajo. Estabas divagando. —Arrugas enmarcaban sus ojos verdes mientras sonreía─. Lo haces a veces cuando estás nervioso.
─Lo siento.
─No lo hagas ─él sonrió─. Averigüé una manera de lograr que lo dejes de hacer, aunque el beso me tomó un poco por sorpresa. Pero, ¿en serio? La mamada me voló los sesos. ─Dylan levantó una ceja─. Eres muy bueno en eso.
La garganta de Alec se sentía tan seca como una tostada vieja. ─Como dijo Noah, un chico tiene que tener un hobby.
Cristo, que cosa tan estúpida para decir.
Dylan miró hacia adelante, ya no correspondiendo a la mirada de Alec. ─No soy de los que hablan sucio durante el sexo, pero durante nuestra, uh... ─se aclaró la garganta─, sesión de frotamiento mutuo, entraste en detalles explícitos acerca de cómo exactamente me ibas a follar.
Alec cerró los ojos. Gracias a Dios Dylan había usado la palabra mutuo. Alec odiaría que él pensara que lo había utilizado como un poste de follar.
─No soy demasiado orgulloso para no admitir que las palabras me encendieron totalmente ─Dylan continuó.
Los labios de Alec se torcieron con ironía. ─¿Supongo que eso significa que no te suscribes a la teoría de que tomar por el culo te hace menos hombre?
─Diablos, no. Es sólo sexo. No significa nada.
«Es sólo sexo. No significa nada»
Bueno, Maldita sea. Esas palabras no eran reconfortantes. Alec sabía que su enamoramiento había ido en picada a niveles mucho más profundos en el momento que se habían besado. Pero no estaba dispuesto a admitir la verdad, que podría haberse enamorado un poco de Dylan durante su refrescante franqueza acerca de su escasa educación y su negativa a sentirse menos a causa de ello. Completamente inconsciente y en paz con su pasado, Dylan estaba orgulloso de su vida. Ese tipo de confianza en sí misma era entrañable e increíblemente sexy.
Y por lo visto impedía que sintiera cualquier clase de persistente prejuicio acerca del sexo.
Dylan se inclinó hacia delante y abrió el cajón de la mesita de noche de Alec, sacando el lubricante y varios condones.
Cuando Dylan miró por encima del hombro y captó la mirada de sorpresa de Alec, él dijo: ─Anoche me mostraste en dónde guardabas tus suministros.
Por supuesto que lo había hecho.
Calor subió por el rostro de Alec. No había tiempo para pensar en la vergüenza, porque Dylan se deslizó hacia atrás hasta que la polla de Alec se presionó a lo largo de la grieta del culo de Dylan de nuevo, y el golpe de placer paralizó a Alec.
Dylan pareció darse cuenta de que Alec no se había movido.
─¿Quieres que me vaya? ─dijo Dylan.
─No deberíamos estar haciendo esto.
─No es lo que te pregunté. ¿Quieres que me vaya?
Alec quería un montón de cosas, como los labios abiertos de Dylan debajo de los suyos en un beso de verdad. Pasar su lengua a través de esa cicatriz en el hombro de Dylan. Sentir a Dylan corriéndose en su boca sin los efectos del embotamiento por el alcohol. Dylan a cuatro patas, con Alec detrás de él. Sí, él quería un montón de cosas.
Dylan yéndose no era una de ellas.
─Yo quiero que te quedes ─dijo Alec.
Dylan soltó un suspiro y rodó sobre su estómago, extendiendo sus piernas. Se cruzó de brazos y plantó su frente en sus muñecas.
La hermosa vista de Dylan extendiéndose ante él en una posición tan vulnerable hizo que los dedos de Alec se volvieran torpes. Después de dos intentos, Alec finalmente logró abrir la tapa del lubricante. Consciente de la relativa inexperiencia de Dylan, Alec aplicó una cantidad generosa-al-punto-del-desastre de líquido en sus dedos. Alec rozó su agujero, y Dylan se puso tenso.
Alec se inclinó hacia adelante y presionó su boca en la cicatriz, rastreando las protuberancias de carne de color morado con sus labios. ─Tranquilo ─murmuró contra la piel de Dylan.
Y mientras Alec recorría con su boca a todo lo largo de los nervudos músculos de la espalda de Dylan y le acariciaba el fruncido agujero con el pulgar, Dylan se derretía lentamente, su cuerpo cada vez más laxo. Pasaron unos minutos, y Alec sintió suficiente confianza en el estado de Dylan para dar el siguiente paso. Irrumpió por el anillo de músculo con el dedo, y un ligero estremecimiento recorrió el cuerpo de Dylan, tan maleable en los brazos de Alec como era tan duro e inflexible fuera de ellos. Rendido a Alec con confianza. Dándole el poder con total sumisión.
Durante dos años, Alec había sido feliz dejando que Tyler tomara el control en la cama. Pero esto...
Alec sabía que el sexo con Dylan no estaría alineado con planes a largo plazo. Sin embargo, no iba a preocuparse por eso. Por una vez Alec quería todo, quería ser codicioso, descuidado e irreflexivo, a pesar de que la necesidad era aterradora y excitante a partes iguales.
Dejando que Dylan se fuera acostumbrando a la sensación, Alec pasó más minutos de los necesarios con un solo dedo, follándolo lentamente. Viendo como la respiración de Dylan se hizo más trabajosa, su excitación era evidente. La vista hizo que Alec se sintiera invencible, lo que le hizo estar más decidido a hacer esto bueno para Dylan.
Alec avanzó a dos dedos, alentado cuando Dylan se mantuvo en silencio, sin protestas a la vista. De hecho, Dylan comenzó a empujar sus caderas contra la cama, y el ocasional gemido que se le escapaba, era apenas audible. Todo eso cambió cuando Alec rozó su próstata.
Dylan siseó, y sus manos se lanzaron hacia adelante para agarrar la cabecera. ─Jesús ─Dylan gimió, arqueando la espalda.
─¿Se siente bien?
La respuesta de Dylan llegó en forma de un gemido, y alzó su culo en un silencioso ruego, empujando contra los dedos de Alec. Alec sonrió. El hombre podría no hablar mucho durante el sexo, pero los ruidos que retumbaban en su garganta eran más sexis que todas las explícitas palabras del mundo juntas.
Dios, era terrible que los recuerdos de anoche estuvieran velados por el zumbido del alcohol.
─Tú descripción acerca de esto no le hace justicia ─murmuró Dylan.
─¿Descripción?
─Próstata.
Alec no tenía ni idea de lo que había dicho la noche anterior. Pero él sabía exactamente lo que Dylan estaba hablando.
─¿Te refieres a esto? ─dijo, y rozó el sensitivo bulto de nuevo.
Dylan se puso rígido y dejó caer su frente en el colchón. ─Dios, sí ─dijo─. Sólo... sí.
Con la adición de un tercer dígito, Dylan empezó a impacientarse. Así que Alec aumentó el ritmo, y Dylan pareció satisfecho. Pero no por mucho tiempo. Pronto el bamboleo de sus caderas era todo acerca de tomar más de los dedos de Alec como de la búsqueda de la fricción contra la cama.
─Alec ─Dylan susurró con voz ronca, sus dedos agarrando el cabecero─. ¿Qué demonios estás esperando?
Necesidad y anticipación golpeaban a través de él, y Alec brevemente cerró con fuerza sus parpados. Luchando para frenar un poco sus emociones, se enfundó en el condón y se aplicó algo más de lubricante. Con una mano alineó su polla contra el culo de Dylan y, tan suavemente como pudo, se deslizó en su interior.
Los músculos tensos agarraron su polla, pero se mantuvo firme, y luego Alec irrumpió a través del anillo, hundiéndose cada vez más. Sus ojos casi se cruzan por la agradable presión y el calor y maldición, maldición, maldición necesitaba espabilarse antes de perder por completo el control.
Se conformó con estocadas poco profundas para que Dylan se habituara a la sensación de estar lleno más allá de su capacidad, gradualmente incrementando su ritmo. El sudor brillaba a lo largo de la espalda de Dylan. Atraído por la vista, Alec probó el salado sudor de su hombro. No podía ver la cara de Dylan para evaluar si le estaba haciendo daño o no. Pero el silencio de Dylan era un cambio con respecto a antes.
─¿Te está doliendo? ─preguntó Alec.
─No ─dijo Dylan, su voz tirante─. Es que esto no es...
Alec levantó las caderas de Dylan, acomodando al hombre a cuatro patas. ─Sobre tus codos, Dylan ─dijo Alec, mientras presionaba con su mano suavemente sobre la espalda de Dylan.
Dylan accedió, poniendo sus codos sobre la cama, con el culo en el aire. Y, Cristo, si la vista casi no hace que Alec se corriera. Una vez que controló su respiración de nuevo, se salió, y con sus palmas presionadas entre los omóplatos de Dylan, se empujó profundamente.
─Ahí ─Dylan gritó─. Maldita sea, justo ahí.
El nuevo ángulo permitió que Alec impactara directamente en la próstata de Dylan con casi todos sus golpes. Al menos Alec pensaba que así era porque los sonidos de lloriqueo que ahora escapaban de la boca de Dylan con cada empuje se volvían agudos, los sonidos de lamentos pasaban a uno de estar a punto de disparar su carga.
─Oh Dios ─dijo Dylan respirando temblorosamente, y bajando su rostro a la cama─. No puedo...
Todo acerca de la posición de Dylan ─su frente apretada contra las sábanas, las piernas extendidas─ gritaba por más. La visión casi empujó a Alec por el borde. Pero las jadeantes palabras que venían de la boca de Dylan dejaron a Alec preocupado.
─No puedes, ¿qué? ─Alec continuó bombeando sus caderas.
Por encima de su hombro, Dylan miró a Alec. Con sus ojos salvajes, sus mejillas sonrojadas, y su boca entreabierta y jadeante, Dylan parecía un hombre en el borde. Y verlo así, por el mismo hecho de que Alec era quien había puesto a Dylan en tal estado, lo emocionó hasta la médula. Pero el no puedo que se deslizó de Dylan nuevamente, trajo a Alec de nuevo a la realidad.
Alec retrocedió hasta que su erección casi estaba libre, pero no se atrevió a retirarse completamente. Odiaba la idea de decepcionar a Dylan tanto como odiaba la idea de llevar esto hasta su final.
─¿Quieres que me detenga? ─preguntó Alec.
Dulce Jesús, que le dijera que no.

15  El dicho completo es "Jode a un pato a ver qué huevos le salen". Y coloquialmente es una expresión de sorpresa.
16  Actividad sexual no penetrativa en la que se consigue la estimulación mediante el roce y frotamiento de los genitales.

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