Infierno Ardiente

Capitulo Tres


Scotty martilló la última estaca en el suelo y comprobó la cuerda para asegurarse que estaba tensa. Una vez que la tienda estaba armada, se puso de pie y se sacudió las manos polvosas en la parte de atrás de sus pantalones, antes de mirar a su alrededor. 


Estaban a una milla más o menos del cañón que separaba a la Triple M del Circle J. Las formaciones rocosas se elevaban hacia el cielo, una espiral de púrpura y rosa oscuro cuando el sol se ponía en el cielo. Unas pocas estrellas eran ya visibles más arriba, y la luna llena mirada con enojo hacia la tierra. Era tranquilo aquí en el medio de la nada, mucho más tranquilo que cualquier vida que Scotty hubiera conocido antes.
Había un poco de ruido detrás de él. Dale estaba empezando 
una cena rápida en la estufa de campamento y Grayson estaba atendiendo a los caballos, pero ambos hombres eran silenciosos como podían serlo, la inmensidad de las montañas se tragaba sus sonidos. Se volvió de nuevo hacia los menguantes rayos de sol y vio 
como este bajaba un poco más. Sabiendo que siempre había trabajo que hacer, se volvió hacia Dale.
—¿Necesitas ayuda?
Dale se encogió de hombros mientras agitaba el contenido en la pequeña estufa de gas a la luz de los remanentes rayos de sol, y de la pequeña linterna a su lado. —Lo único que puedo cocinar sin fuego son frijoles. Está casi terminado.
—Estupendo.
—Hay carne seca en la bolsa, si quieres algo más.
—¿Qué? ¿Y arruinar el desayuno? —Scotty dejó caer su culo al otro lado de Dale y observó a Grayson con los caballos. El pelirrojo era difícil de catalogar. Parecía bastante agradable, pero distante. 
No es que los vaqueros tendieran a ser todo lo contrario. Se necesitaba cierto tipo de hombre para trabajar en un rancho.
—¿Cuál crees que sea su historia? —Preguntó Scotty a Dale, asintiendo hacia Grayson.
Dale miró por encima del hombro y se encogió de hombros. —No lo sé. ¿Por qué no se lo preguntas?
—Estoy pensando en ello. —Grayson siempre le había dado a Scotty una vibra extraña. Scotty se sentía... incomodo... cuando el pelirrojo estaba alrededor y no sabía por qué. No era que sintiera que Grayson fuera peligroso o un problema, pero no estaba seguro de qué era lo que le confundía del hombre.
—No vas a hacerle pasar un mal rato, ¿verdad? —Preguntó Dale.

—Podríamos estar aquí por un par de semanas y no necesito que los dos se cabreen el uno al otro.
—Nah. No pienso hacerlo —dijo Scotty—. Sólo quiero saber que puedo confiar en él.
Dale asintió, pero no dijo nada. Los dos se quedaron allí en 
cómodo silencio durante unos minutos más. Scotty observó a Grayson todo el tiempo, la penumbra del atardecer lo hizo más y más difícil de ver. Era un hombre bien constituido, musculoso. Años de duro trabajo se mostraban en su cuerpo.
—La cena esta lista —Dale gritó hacia Grayson, casi haciendo saltar a Scotty.
Grayson dejó caer el cepillo que había estado usando y se 
acercó. Se puso en cuclillas frente a Scotty, y Dale le entregó un cuenco. El pequeño círculo de luz de la linterna apenas tocó su cara. 
Por suerte el crepúsculo todavía proporcionaba un poco de iluminación.
—Gracias —dijo antes de tomar el primer bocado. Después de 
tragar miró a Scotty y Dale—. Estaba pensando que podríamos tomar turnos. Al menos uno de nosotros debe permanecer despierto 
durante la noche y vigilar.
Scotty tomó el cuenco que le daba Dale. —Suena bien, Grayson.
—Me puedes llamar Gray. Únicamente mis padres me llamaban Grayson.
No era la primera vez que se lo había dicho a Scotty, pero por 
alguna razón, Scotty prefería el nombre completo. —Tal vez cuando te conozca mejor.
Grayson lo miró. —¿Qué quieres saber?
Scotty tomó un bocado de frijoles y masticó lentamente, 
tratando de pensar en una buena pregunta inicial. —Aquí fuera, sólo nos tenemos unos a otros en quien confiar. Simplemente no te 
conocemos bien todavía.
—Una perfecta oportunidad para conocerme ahora. —Grayson sonrió extrañamente, un brillo acudió a su ojo, y Scotty sintió que su pecho se oprimió—. No hemos trabajado mucho juntos desde que 
nos contrataron.
Scotty dio otro bocado, confundido por la extraña sensación que sentía. No quería jugar más a las veinte preguntas. Quería estar 
lo más lejos del pelirrojo como fuera posible. El muy guapo 
pelirrojo. 
¿Guapo? 
¿De dónde diablos salió eso?
—La confianza no viene durante la noche. Se construye con el tiempo.
Grayson asintió. —Cierto.
Scotty hurgó en su plato de comida, tratando de ignorar la lujuria creciente en sus entrañas. No era gay, sin embargo, se estaba poniendo duro por el vaquero frente a él. Había jugado un poco 
cuando era más joven, en el ejército, pero había superado aquella fase de duda de su vida. Era firmemente heterosexual.
—Entonces, ¿de dónde sacaste todos esos tatuajes? Preguntó Grayson.
Scotty miró hacia sus brazos y a todos sus tatuajes. Varios le 
cubrían el pecho, la espalda y las piernas, pero pocos veían eso. — El ejército. Tengo uno por cada misión en la que estuve. Cada momento significativo. Aunque algunos fueron hechos en el 
reformatorio juvenil, pero la mayoría de ellos ya han sido cubiertos.
—¿Reformatorio juvenil? ¿Eras una mala semilla? —preguntó 
Grayson.
Scotty miró a Dale que en silencio comía su cena. Dale ya había hecho esa pregunta hace años y sabía la respuesta.
—No fui el mejor chico. Ser botado entre hogares de acogida hace eso. El Ejército elimino todo eso de mí, en su mayoría. ¿Qué hay de ti? Apuesto a que eras monaguillo.
Grayson sonrió, mirando hacia abajo a su plato a medio comer. 
Por alguna razón, esa sonrisa tímida sólo sirvió para poner más duro a Scotty.
—Definitivamente no un monaguillo.
—Entonces, ¿cuál es tu historia, Grayson? Te dije la mía. ¿Cómo te criaste?
—Nada especial. Madre soltera en Dallas. Murió cuando yo tenía unos doce años y me enviaron a vivir con mi tío en God’s Country. 
Tenía un pequeño rancho, y trabajé con él hasta su muerte. He estado vagando desde entonces.
—¿Sin familia? 
Grayson masticó la comida en su boca y se la tragó. Su mirada se reunió con la de Scotty en el crepúsculo. —Mi padre está en algún lugar. Se fue cuando yo tenía tres años y nunca regresó... y mi... por 
lo tanto sí. Sin familia.
Scotty podía sentir el dolor que venía de Grayson. O tal vez era su propio reflejo en él. Él entendía lo que significaba estar completamente solo. —¿Qué fue eso de y mi? 
Grayson negó con la cabeza. —No fue nada.
—Nada, ¿eh? —Scotty contempló a Grayson, pero el hombre se negó a mirarlo a los ojos.
—¿Qué hay de ti, Dale? ¿Cuál es tu historia? —Preguntó Grayson, haciendo caso omiso de la incitación de Scotty.
Dale enjuagó el tazón vacío con agua de su cantimplora. —No 
hay una historia triste. Mis padres todavía viven cerca de Austin. 
Simplemente me gusta trabajar con las manos y los animales. Nada de oficinas o escritorios para mí.
—Dale quería ser veterinario —añadió Scotty—. Un gran 
veterinario de animales.
—¿Por qué no lo hiciste? —Preguntó Grayson a Dale.
Dale fulminó con la mirada a Scotty antes de girarse hacia 
Grayson.
—Mis calificaciones no eran lo suficientemente buenas como 
para una beca, y mis padres no estaban dispuestos a ayudarme. 
Supuse que no era mi destino.
—Siempre hay préstamos —dijo Grayson.
—No me gusta deberle nada a nadie —dijo Dale en voz baja—. Vivo de lo que gano y nada más.
—Comprensible —dijo Grayson antes de limpiar su tazón también—. Entonces, ¿quién va a tomar el primer turno?
—Yo lo haré —dijo Dale mientras guardaba la estufa de campamento. Agarró la olla usada y la limpió con una toalla y un poco de agua de su cantimplora.
—Voy a dormir un par de horas. Sólo ven y despiértame cuando sea mi turno —dijo Grayson mientras se levantaba.
Scotty observó al hombre deambular hacia la tienda que había instalado, un repentino deseo de seguir al hombre hizo estremecer su cuerpo. Una vez que Grayson estuvo dentro, sintió la mirada de Dale sobre él. Volviéndose a su amigo, sintió que Dale quería decir 
algo.
—¿Qué?
Dale sacudió la cabeza. —Nada. —Jaló el rifle para acercarlo más a él y verificar que estuviera cargado antes de ponerlo de nuevo en el suelo. Apagó la linterna y los dejó a oscuras. Muy pronto las 
estrellas y la luna emitieron su luz sobre la montaña, resaltando un mundo que parecía muy diferente.
—¿Por qué no vas a dormir, también?
Scotty miró hacia la tienda, demasiado excitado para dormir o para confiar en sí mismo con Grayson en el interior. 
Su cuerpo palpitaba con una necesidad que no había sentido en mucho tiempo. Él no se sentía atraído por los hombres, pero se sentía atraído por Grayson. Eso es lo que habían sido esos raros sentimientos. En el fondo, él lo sabía, pero no había querido admitirlo. Ahora eso estaba muy claro, y se sentía demasiado lujurioso, para ignorarlo por más tiempo.
—Nah, voy a ayudarte a vigilar.
—Lo más probable es que no aparezcan tan pronto, si es que aparecen. Ve a descansar un poco —dijo Dale.
—No estoy cansado.
Dale rio. —Igual que hablar con un niño malcriado. 
Se hizo el silencio entre ellos por unos momentos, el único 
sonido era el susurro del pequeño arroyo cercano.
—Si fuera un apostador, diría que no quieres entrar en esa 
tienda de campaña con Grayson.
—¿Qué te hace decir eso? —Preguntó Scotty, con incredulidad.
—No erices tus plumas(7). Pero veo la forma fija en que lo miras.
Scotty apretó la mandíbula. —No lo miro fijamente... no de esa forma. Simplemente me parece que no puedo leerlo.

—Es solitario aquí afuera. Rodeado de hombres. Como he dicho antes, yo no juzgo. Los hombres tienen necesidades.
—Dije que no lo veía de esa manera —dijo Scotty un poco más fuerte.
¿A quién estoy tratando de convencer? ¿ A mi o a Dale?
—Si no vas a ir a dormir un poco, lo haré yo —escupió Dale—. No hay razón para que los dos estemos despiertos

7
No saques las uñas; no te pongas a la defensiva etc.

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