El Novio De Reserva

Capitulo Cuatro 

A la mañana siguiente, después de los típicos días sin parar de niebla, la manta húmeda se había disipado, y el sol naciente celebró su salida con serpentinas de color rosa y naranja a través del cielo. Dylan tenía ganas de salir a la carretera desde que había aparcado su motocicleta y la de Alec en el remolque detrás de su camioneta y habían conducido al este hacia el valle de Livermore.
Esas dos hermosas motos merecían una ruta impresionante, y por eso Dylan la había elegido. Ondulantes colinas cubiertas de viñedos ofrecía ser el lugar perfecto para las prácticas de Alec. Dylan había descargado las motocicletas con anticipación, pero hasta el momento, el viaje no había cumplido con sus expectativas.
De hecho, el viaje estaba empezando a apestar.
Mientas Dylan lo seguía, se dirigieron sobre un parche de carretera en mal estado, y la Harley de Alec temblaba como una lavadora centrifugando. Dylan se tragó las palabras que se le agolparon en su garganta. Odiaba sonar como un disco rayado. Pero había arrastrado su culo fuera de la cama antes de que amaneciera, un domingo, para darle la lección prometida a Alec, y, maldita sea, tenía toda la intención de seguir adelante.
Sin importar el mal humor del estudiante.
─Amigo, te lo dije ─dijo Dylan por el micrófono de su casco─. Tienes que relajar tu agarre y dejar que la rueda delantera se adapte al terreno. Eso es lo que se supone que debes hacer.
En cambio, las manos de Alec parecían apretar aún más alrededor de los mangos. Dylan podía prácticamente ver los nudillos de Alec sangrando el color por el esfuerzo. Frustración perforó a Dylan en el intestino, sobre todo porque sabía que el hombre no estaba nervioso o incómodo o actuaba por rebeldía.
No, Alec simplemente parecía cabreado.
Habían estado en la carretera con espectacular vista durante una hora, disfrutando de la temperatura fresca de la mañana y el olor de la tierra y todas las cosas verdes, pero Alec no estaba más cerca de relajarse de lo que había estado cuando Dylan llegó a su casa. Al principio pensó que Alec no era una persona madrugadora, por lo que no hizo caso a sus respuestas de una sola palabra en la camioneta como signo de que la cafeína no había sido suficiente. Dylan había esperado que al correr en las motocicletas mitigara la tendencia de Alec a dar respuestas de una sílaba. Una vez que habían comenzado, Dylan le había dado instrucciones a Alec a través del auricular inalámbrico. Alec, sin embargo, después eligió el silencio absoluto.
Las respuestas de una sola sílaba aparentemente eran demasiado para él ahora.
Los hombros de Alec parecían estar rígidos mientras conducía a través de la curva, y Dylan suspiró por el micrófono. ─Estás demasiado tenso.
No le respondió.
─Sabes ─dijo Dylan, sus labios retorciéndose con ironía─, en caso de que no te hayas dado cuenta, la configuración inalámbrica en nuestros cascos funciona en ambos sentidos.
Dylan pareció oír algo que sonaba como un bufido divertido.
─Deja de pensar demasiado en las cosas y simplemente relájate ─Dylan continuó─. La moto se volverá más eficaz si no estás tan rígido.
─Lo estoy intentando.
Las cortantes palabras eran casi peor que el silencio, y Dylan no se molestó en acallar su suspiro mientras seguía a Alec, por la desierta carretera rural. Llegaron a un cruce y redujeron la velocidad hasta detenerse, con la intención de virar hacia una de las franjas de la carretera. A Dylan le encantaba ir abriendo caminos. Frente a Dylan, Alec apoyó un pie en el suelo y se inclinó ligeramente para ajustar el espejo, y Dylan vio el potencial desastre en ciernes.
Abrió la boca para gritar una advertencia, pero la motocicleta de Alec comenzó a inclinarse, y sus palabras murieron, era demasiado tarde para hacer nada. La gravedad y el peso de la Harley superaron los intentos de Alec para permanecer en posición vertical. La máquina cayó al suelo, llevándose consigo a Alec y aprisionando su pierna izquierda debajo de la moto.
Dylan aceleró y se detuvo a su lado, levantando de un solo golpe la visera. ─La motocicleta se siente especialmente pesada cuando comienza a caerse.
Alec no respondió. Simplemente apagó el interruptor de la Harley, haciendo morir al motor, y se quitó el casco. Dylan había dejado caer una o dos veces la motocicleta sobre sí mismo en sus primeros días, y recordaba las ganas de meterse debajo de una roca y esconderse de la humillación.
Dylan se quitó el casco. ─¿Necesitas un poco de ayuda para levantarla?
─No. ─Alec deslizó su pierna desde debajo de la Harley─. Estoy bien. ─Se puso de pie, negándose a mirar a Dylan a los ojos.
Pero algo en la postura de sus hombros y la firme línea de su boca le dijo a Dylan que Alec no estaba avergonzado. Como el día en que había empujado su moto al taller, Alec aceptaba sus limitaciones con una graciosa dignidad que Dylan no podía dejar de admirar. La misma clase de falta de vergüenza que Alec emanaba ahora. No, definitivamente no se veía humillado.
Pero seguro que todavía se veía enojado.
No había duda al respecto. Alec estaba enojado con Dylan. No eran amigos, así que Dylan no debería preocuparse, verdad. Pero por alguna razón que no podía explicar, lo hacía.
Dylan metió el casco bajo el brazo. ─¿Vas a pasar toda la semana haciéndome pagar por decirle a Tyler que estamos follando?
Jesús. Veinticuatro horas más tarde y Dylan todavía no podía creer que esas palabras habían salido disparadas de su boca. La respuesta de Alec consistió en un rápido parpadeo a un ceño fruncido mientras se sacudía la grava de sus pantalones y se quitaba la chaqueta antes de tirarla a un lado.
Dylan suspiró, una fresca brisa alborotaba su cabello mientras el silencio de los viñedos los rodeaba. También podría ponerse cómodo ya que estarían aquí por un buen rato de seguro. Empujó el pie de apoyo hacia abajo y se recostó en el asiento, mirando a Alec agarrar la Harley y empujar, intentando levantar su moto.
Su técnica apestaba. De ninguna manera lograría alcanzar el éxito así. Pero Dylan sabía que Alec no estaba demasiado interesado en poner en práctica sus instrucciones en este preciso momento. Dylan había pasado la última hora y media tomando esa enorme jodida pista.
Dylan esperó pacientemente a que el hombre le pidiera ayuda. El surco entre las cejas de Alec y la expresión resuelta sobre sus labios no hablaban de que fuera a cambiar de opinión en algún momento pronto.
─Porque si estás decidido a hacerme pagar, sólo házmelo saber. ─Dylan enganchó su casco en el manillar─. Para así poder planificar por anticipado.
Alec lanzó una mirada curiosa en dirección de Dylan.
─La próxima vez traeré un poco de música, así no tendré que escucharte dándome el tratamiento del silencio ─dijo Dylan.
El espectro de una sonrisa vino y dejó los labios de Alec, y su mirada cayó de nuevo a su moto. Por la expresión de su cara, Alec creía que ajustando su agarre, como si todo lo que necesitara fuera un mejor agarre, iba a poder levantar la motocicleta con facilidad. Y entonces tiró con todas sus fuerzas. Los tendones de su cuello se destacaban, sus bíceps hinchándose mientras se esforzaba. No era demasiado corpulento, pero su cuerpo delgado tenía el músculo suficiente para hacer el trabajo, si se utilizaba la técnica apropiada.
Alec terminó con su intento inútil y apoyó las manos en las caderas, finalmente, mirando a los ojos a Dylan. ─Fue una cosa estúpida lo que le dijiste a Tyler.
Dylan sintió que se le arrugaba la frente. Así que el hombre podía poner más de tres palabras juntas.
Desafortunadamente, esas palabras empujaron un cosquilleo incómodo por el cuello de Dylan. ─Sí, bueno tu ex estaba actuando como un imbécil. ─Bueno, eso no sonaba a la defensiva en absoluto.
─Quizás sea así. Pero esperaba, que siendo un hombre hecho y derecho, tuvieras un mejor control sobre tu propia lengua.
Dylan subió una ceja, divertido. ─Podrías haberle dicho a Tyler la verdad. Oh, espera, es cierto ─dijo secamente─. No podías decir nada en absoluto.
Alec resopló de nuevo y sin duda Dylan detectó el humor autocrítico en el sonido, y volvió a su vano intento por levantar la moto.
¿Y qué si el ex lo había cabreado? Su relación no era asunto de Dylan. No debería haberse dejado acorralar acerca de lo de la maldita fiesta.
Alec ajustó su agarre en el manillar y el asiento y empujó. La moto apenas se movió. Dylan se mordió la lengua, decidido a esperar a que Alec le pidiera ayuda. Dylan ya la había ofrecido.
Primero muerto antes de ofrecerla otra vez y ser rechazado. Pero el sentimiento de culpa por sus acciones de ayer todavía le picaba...
─Podrías decirle a Tyler la verdad ahora ─dijo Dylan.
─Excepto que me vería como un idiota por estar de acuerdo en primer lugar.
Jesús, ¿qué diablos quería el hombre de él?
─Entonces vamos y pretendamos que estamos haciendo el mambo horizontal ─dijo Dylan.
─No sé absolutamente nada de ti. ¿Cómo se supone que voy a pretender que estamos en una relación?
¿En serio? ¿Estaba el bóxer de ese hombre hecho un nudo?
Dylan suprimió su sonrisa. ─Yo no le dije a tu ex que estábamos en una relación. ─La palabra se sentía extraña en la lengua de Dylan─. Le dije que estábamos teniendo sexo. Hay una gran diferencia.
─No lo es para todos nosotros ─Alec murmuró y volvió su atención a su motocicleta reclinada.
La declaración se enterró profundamente en la cabeza de Dylan, y el cuadro que colgaba en la pared del garaje de Alec cruzó por su mente. ¿Acaso Alec pensaba que el reclamo de Dylan había matado la última oportunidad para besarse y hacer las paces con su ex? ¿Se arrepentía por poner a Alec de tan mal humor ahora? ¿Y por qué la idea hacía que Dylan se sintiera como una mierda?
La culpa rodó a través de su intestino, esta vez arrastrándose hasta su pecho, y Dylan se pasó la mano por el cabello. Hombre, realmente necesitaba dejar de trabajar tan duro. Su cansancio era probablemente una buena explicación de la forma como había actuado ayer. Cansado e irritado por la falta de tiempo para descansar, se había deslizado en modo protector, para defender a un hombre que habría sobrevivido sin su ayuda y luego había tomado el comportamiento de Tyler personalmente.
Con un gemido silencioso, Dylan desmontó. Estaba claro que tenía que quemar un poco de vapor y matar el mal humor con un poco de velocidad satisfactoria. Y de ninguna manera iba a suceder pronto, mientras que el señor Feliz Ama de Casa aquí trataba de levantar la motocicleta al revés.
Dylan se acercó situándose al lado de Alec, quien simplemente se detuvo en medio de otro intento, sus bíceps tensos mientras fruncía el ceño hacia Dylan.
─Deja el mal humor ─dijo Dylan, su tono sereno.
─No estoy...
―Lo estás. Y no es un aspecto atractivo en ti. ─Dylan empujó suavemente a Alec para que le diera espacio─. Te voy ayudar. A menos que quieras fisurarte un disco y terminar en la cama sin poder moverte. Eres médico. Deberías saber que tenías que usar las piernas y no la espalda. Así. ─Dylan alejó el rostro de la moto y se puso en cuclillas, enganchando las manos en el asiento. Usando sus muslos, caminó hacia atrás, levantando la moto a su paso.
Alec miró fijamente a la ahora erguida Harley. ─Tus músculos son más grandes que los míos.
─Creo que hemos establecido lo mismo de mi boca.
La mirada de Alec fue hacia la de Dylan. ─¿Es esa tu manera de pedir perdón?
«Sí»
─No ─dijo Dylan.
Los ojos de Alec se arrugaron con diversión como si hubiera oído la contradicción, y un rubor de vergüenza calentó el estómago de Dylan. Mientras Alec se veía como si estuviera contemplando sonreír, Dylan puso cuidadosamente la moto de nuevo sobre la carretera.
─Dale vuelta ─dijo Dylan.
Alec lo hizo e imitó las acciones anteriores de Dylan, logrando tener éxito al primer intento.
─Excelente ─Dylan le dio una palmada en la espalda a Alec─. Tienes suficiente músculo.
El par de rígidos hombros de Alec finalmente aflojaron un poco, y Alec en realidad sonrió. Una pequeña sonrisa, pero fue la primera de la mañana. Por alguna bizarra razón, Dylan sentía como si lo que había logrado fuera algo muy grande y se encontró correspondiendo la sonrisa. Jesús, él sin duda estaba trabajando demasiado. ¿Por qué más un pequeño intercambio de sonrisas le haría sentir tan bien?
─Ahora ─dijo Dylan, mirando a Alec─, vamos a regresar a las motos y tratar de disfrutar, ¿de acuerdo?
─Suena como un plan.
La situación del novio de reserva la habían dejado pasar sin resolver, pero Dylan decidió simplemente disfrutar el alivio de la tensión. Una vez en la carretera y siguiendo a Alec de nuevo, Dylan giró el acelerador. Con un rugido, su moto salió disparada hacia adelante. Le dirigió una breve mirada a Alec mientras se ponía a su lado en el carril de la carretera. Aunque el mal humor del hombre se había ido, por desgracia Alec aún viajaba a quince kilómetros por debajo del límite de velocidad. Dylan había estado irritando todo el día, anhelando golpear el acelerador hasta el fondo sobre la recta.
─¿Qué tal una carrera? ─Dylan dijo por el micrófono.
─¿Estas bromeando?
─No.
Después de un segundo de pausa, Alec dijo: —Si no quieres seguir con las lecciones, sólo dilo. No hay necesidad de tratar de matarme.
Incluso por el auricular inalámbrico, Dylan podía oír la diversión irónica en la voz de Alec. Ah, el buen doctor Johnson estaba bien y verdaderamente de regreso de su mal humor. Una sonrisa se extendió por el rostro de Dylan.
─Ahora que por fin te has relajado, tu técnica es sólida ─dijo Dylan─. Y, amigo, lograr que te mates sería un mal plan. Noah nunca me dejaría en paz. Eso por sí solo es suficiente incentivo para mantenerte con vida.
La risa de Alec se hizo eco en el casco de Dylan, llevándolos un paso más cerca de sus sencillas interacciones iniciales.
Sintiéndose alentado, dijo Dylan: ─¿Estás seguro que no puedo convencerte a una carrera en la recta? No hay tráfico. Hay pocas posibilidades de hacerse daño. Y no estoy hablando de ir a alta velocidad. Estaba pensando más en correr alcanzando el límite de velocidad.
Una pausa, y luego: ─¿Hasta dónde?
─Sólo hasta el puente que cruza la carretera ahí. ¿Crees que podrías hacerlo?
Después de unos segundos de silencio, Alec se inclinó hacia adelante y giró el acelerador, empujándose por delante de Dylan antes de responder. ─Si muero, espero que Noah te acose por el resto de tu vida.
Dylan se rio y aumentó su velocidad. Mientras que los árboles pasaban zumbando por el aumento de la velocidad, el viento pasaba silbando junto a su casco. Su motocicleta aceleró por debajo de él, enviando una familiar vibración que encontraba reconfortante.
Amaba este tramo de carretera. Este era el lugar donde Dylan venía cuando la vida se tornaba difícil. Nada lo calmaba como ir a toda velocidad, consumiendo la carretera frente a él, haciendo que el escenario se volviera un borrón y despareciera detrás de él. Aquí afuera no había decepciones.
Nada le era quitado.
En cierto modo, era agradable asociar el tramo de esta carretera con un buen recuerdo, en sustitución de tantos malos. Dylan mantuvo su posición justo detrás de Alec y, a su derecha.
─Te ves bien ─dijo Dylan.
─Me siento bien.
Pasaron por debajo del puente, y Dylan relajó el acelerador, siguiendo a Alec mientras se iba a un lado de la carretera y aparcó. Alec se quitó el casco. Sus mejillas sonrojadas, sus ojos brillantes, el hombre le envió a Dylan la clase de sonrisa que parecía brotar desde los dedos de los pies y escapaba con una explosión.
─Fue fantástico ─dijo Alec.
El entusiasmo de Alec sacó otra sonrisa de Dylan. ─Sabía que te gustaría un poco de velocidad. Así que... ─Dylan enganchó su brazo sobre el manillar─. ¿Estamos bien ahora?
Por su vida, no podía entender por qué la respuesta se sentía tan importante.
Alec se echó hacia atrás en el asiento de su Harley, buscando mostrarse digno, tranquilo y relajado. ─No creo que "bien" sea la palabra que deba ser utilizada en referencia a ti ─dijo Alec secamente, sus palabras suavizadas por la luz en sus ojos─. Pero definitivamente hemos llegado a una tregua.
El penetrante calor de placer que surgió en Dylan lo hizo sentirse extrañamente nervioso, pero ahuyentó las dudas y le dio una palmada en el casco con una sonrisa. ─Entonces prepárate para que te enseñe los mejores tips de manejo de regreso.

**********

Una semana y media más tarde, Alec dirigió la Harley a Adams Classic Motors, el grumoso estruendo rebotando en el piso de concreto y paredes de metal del edificio mientras aparcaba en su interior. Agachado junto a una motocicleta, con sus brazos manchados de grasa y sus manos recubiertas con la misma, Dylan tenía sus dedos enterrados en las entrañas del vehículo que se veía en mal estado. Alec apagó el motor de la Harley y esperó a que el sonido muriera, sus músculos tensos.
«Tú solo viniste a preguntarle sobre sus planes para mañana, e invitarlo a tomar una cerveza y ver el partido en la televisión. Los amigos hacen ese tipo de cosas todo el tiempo»
A pesar de que Dylan claramente había disfrutado de las lecciones diarias, tanto así, que habían continuado a pesar de que Alec ya no tenía necesidad de ser instruido, la incertidumbre acerca de su conexión dejó a Alec vacilante. Su relación se sentía como amistad, pero Dylan era un hombre difícil de leer.
Pero la idea de ver solo el partido de fútbol de mañana bordeaba lo deprimente.
Alec hizo el sentimiento a un lado. ─Esa es una Triumph TR5 Trophy en la que estás trabajando. El tipo de moto que era conducida por James Dean ─dijo Alec─. No hay nada más genial que esa.
Sus manos siguieron enterradas, Dylan alzó las cejas. ─Me sorprende que hayas reconocido la marca.
─Fabricada entre 1949-1958. La parte 'trofeo' del nombre proviene de las tres motocicletas construidas para el International Six Day Trial en el 48(11), por el trofeo que ganó el equipo de constructores.
Dylan lo miró como si le hubieran brotado tres cabezas, y Alec se encogió de hombros. ─La investigación es una pasión de familia. ─De hecho, sus padres eran más obsesivos que su hijo.
Aunque Dylan no sonreía, sus ojos verdes parpadearon con humor. ─Pasión de familia, ¿no? ─señaló con la cabeza la moto de Alec mientras proseguía─. ¿Cómo está corriendo ella hoy?
─Un poco dura, pero no es tan malo.
─Te diré una cosa ─dijo Dylan, sacando sus manos fuera de la Triumph─. ¿Por qué no le damos una afinación? No creo que me tome más de un par de horas.
Tomado por sorpresa por la oferta, Alec pasó los siguientes tres segundos estudiando a Dylan.
Desde la primera lección de motocicleta, se habían visto el uno al otro todos los días, Alec pasaba por el taller después del trabajo o Dylan hacía el viaje hasta la casa de Alec. Una vez incluso se había quedado a cenar. Cuando Alec había sacado la berenjena con queso parmesano fuera de su horno después de la lección, el gruñido del estómago de Dylan había hecho que los dos se rieran. La comida sin duda sabía mejor acompañado, y Alec odiaba comer solo.
─Aprecio la oferta, pero ¿qué pasará con la Triumph? ─preguntó Alec.
─La mantendré hasta mañana. Le diré al dueño de la moto que estoy corriendo con un día de retraso.
─¿No hará que tu jefe se enoje?
─Amigo, yo soy el dueño ─dijo Dylan─. Puedo hacer lo que quiera.
La noticia hizo que las cejas de Alec se alzaran bien alto. Cuando Noah lo había enviado a ver a Dylan, Alec ni siquiera había pensado que fuera el dueño de la empresa. ─Asumí que eras un empleado.
─Diablos no ─dijo Dylan─. ¿Crees que trabajaría tan duro para alguien más? Soy propietario de este balde de grasa, llaves, existencias, y del barril de aceite usado de motor.
─¿Entonces por qué no se llama Booth Classic Motors?
El rostro de Dylan se quedó en blanco, y se giró de nuevo hacia la moto, hundiendo sus dedos en el interior. Dylan podría ser un hombre difícil de leer, pero en este momento la tensión en sus hombros decía mucho. Pasaron varios segundos hasta que Alec comenzó a preguntarse si Dylan respondería a la pregunta.
─El apellido de mi mejor amigo era Adams. Solíamos hablar acerca de abrir nuestro propio negocio para restaurar motos clásicas. ─Mirando fijamente a la Triumph, Dylan dio un pequeño encogimiento de hombros─. Así que supongo que es una manera de asegurarme de que Rick consiguiera lo que siempre había querido.
Alec apoyó la palma de la mano en la empuñadura de la Harley, perturbado por la noticia.
─Rick ─Alec dijo lentamente, las piezas del rompecabezas poco a poco fueron juntándose─. ¿Cómo el antiguo novio de Noah?
─Sí.
Alec no sabía mucho, excepto que Noah había salido con un hombre que había muerto de VIH, por eso, el compromiso de Noah con la comunidad. Pero la noticia de que la amistad de Dylan con Noah se había forjado a través de esa relación fue una completa sorpresa.
En retrospectiva la información explicaba mucho acerca de la conexión entre Dylan y Noah, completamente opuestos en muchos aspectos. Desde el primer momento en que Alec había visto a los dos interactuar, había sentido curiosidad. Alec podía decir que el vínculo era profundo. Sólo que no sabía por qué.
Agazapado en la moto, Dylan continuó con su tarea, y Alec buscó algo apropiado que decir.
─Esa es una buena manera de mantener viva su memoria ─dijo Alec.
─Mmm hmm ─dijo Dylan, con los ojos fijos en su tarea─. Cada año en el cumpleaños de Rick solíamos hacer un viaje por carretera. La carrera de póker es una manera de recordarlo y recaudar dinero para la investigación del VIH, al mismo tiempo.
Así que no sólo Dylan había nombrado su negocio después que su amigo muriera, sino que había comenzado a recaudar fondos en honor a él también. Las aguas tranquilas, efectivamente, son profundas. Peligrosamente profundas.
─Trae la Harley por aquí y vamos a comenzar con un cambio de aceite ─dijo Dylan.
El subtexto llegó alto y claro: Conversación terminada. Tiempo de seguir adelante.
Alec desmontó, empujó la moto más cerca, y se estacionó al lado de la Triumph.
Las siguientes dos horas fueron una completa sorpresa y fueron mucho más entretenidas de lo que Alec hubiera predicho. Cada vez que Dylan envió a Alec a buscar algo, Alec trató de ayudar, pero su ignorancia acerca de las herramientas básicas era imposible de ocultar. Cuando Dylan tuvo que describir lo que era un destornillador Phillips, el mecánico apenas si podía contener la risa.
Después de eso, el buen y natural carácter bromista de Dylan se convirtió en una parte del proceso. Así que Alec utilizó
descaradamente su memoria fotográfica para soltar al azar hechos sobre motocicletas que había encontrado durante su investigación ─la primera vez, desde la universidad, que la capacidad de Alec para recordar información inútil había venido muy bien.
Mientras Dylan establecía el balde de aceite de motor usado a un lado, Alec finalmente reunió el valor para hacer la pregunta que motivó la visita de hoy. ─Mañana tengo la intención de tomar cerveza en Danny's Suds and Sports y ver el partido de fútbol en la televisión. ¿Quieres venir?
Alec odiaba el tener que contener la respiración a la espera de una respuesta. Una de las pocas cosas que él y Tyler habían compartido fuera del trabajo había sido el fútbol americano universitario. Alec se consideraba un fan serio. Tyler había mantenido un cierto interés también, de todos modos, suficiente para el humor de Alec. Y con el inicio de la temporada mañana en la noche, por primera vez desde su separación, no podía soportar la idea de ver el juego solo.
Cristo, odiaba el traqueteo alrededor de una casa vacía.
─¿Cuándo es el juego? ─preguntó Dylan.
Dylan se levantó y puso el balde de aceite usado en una mesa antes de volver a arrodillarse junto a la moto, esta vez a los pies de Alec. El aroma a jabón y picante almizcle de hombre y un toque de motocicleta, le recordó a Alec la intención de Dylan de hacerse pasar por su nuevo novio. El sistema nervioso de Alec despertó, sus pensamientos dando tumbos.
─Siete en punto ─dijo Alec.
─¿Universitario o profesional?
─Universitario.
─¿Qué equipo?
Alec estudió distraídamente el sudor manchando el cuello de la camiseta de Dylan y la mancha de aceite de motor en la parte posterior de su cuello, resultado del duro trabajo y el estado de las manos de Dylan.
─College Bay University ─dijo Alec.
─¿Los Tigres? ─Dylan hizo una mueca─. De alguna manera, nunca te imaginé como un masoquista.
─Lo sé ─dijo Alec, con una sonrisa sobrepasando su rostro─. Pero son locales. Además, me gusta animar a los de abajo.
─Si apoyas a los Tigres, deberías bajarte hasta el punto de también animar al equipo perdedor. ─Dylan se echó hacia atrás sobre sus talones, acercándose más a las piernas de Alec, y le envió una mirada mordaz.
Por desgracia, ahora esos ojos verdes lo veían desde una posición que trajo a su mente todo tipo de escenarios con Dylan de rodillas, y el cuerpo de Alec se quedó inmóvil. Su mente traidora imaginó sus sudorosos brazos y dedos sucios llegar hasta la entrepierna de Alec y acunarla. Abriendo su cremallera...
Y antes de que Alec pudiera detenerlas, visiones más gráficas fueron disparadas. Las callosas manos de Dylan acariciando la polla de Alec. Esa lengua rosada rodeando la cabeza. La boca de Dylan estirada a su alrededor, caliente y resbaladiza, y tomándolo profundamente. Alec agarrando ese cuello manchado de grasa mientras se empujaba con fuerza, hasta correrse en la parte posterior de la garganta de Dylan.
«Santa mierda»
Con su corazón latiendo dolorosamente, Alec solo le dio un movimiento de cabeza y forzó a las imágenes a salir de su mente.
Alec no confiaba en sí mismo para tener citas por el momento. Y estaría loco como para involucrarse con alguien que busca nada más que un polvo rápido. Alec nunca había sido del tipo de citas de una sola noche, una ruta segura a la frustración y la angustia. ¿Pero fantasear con un inalcanzable hombre hetero?
El epítome del ridículo.
Dylan hizo un brusco asentimiento. ─Está bien. Voy a ir.
Alec ignoró la emoción que corría por sus venas ante el involuntario doble sentido en la respuesta de Dylan.
─Bien ─Alec se aclaró la garganta con torpeza─. Voy a desocupar el balde.
Tomó el balde y se dirigió hacia el barril de aceite usado, sintiéndose un poco inestable.
Hasta ahora no había tenido problemas para admirar los atributos dignos de babear de Dylan con aire casi clínico, como lo hacía con alguien completamente fuera de su alcance. Pero con el tiempo habían cambiado las cosas. Era evidente que había algo más en la actitud áspera y lengua afilada de Dylan de lo que Alec había apreciado al principio, es decir, se había dado cuenta de que su ladrido era peor que su mordida. Por no hablar de su dedicación al recuerdo de su amigo.
Alec reprimió un suspiro. Disfrutar de su tiempo con Dylan estaba bien. Admirar su lealtad también estaba muy bien. Y Alec no sentía ninguna vergüenza en reconocer que el hombre llevaba a un nuevo nivel los estándares de la frase "sexo en dos piernas".
Pero había algo ligeramente alarmante en las maneras de Dylan, quien sin siquiera intentarlo, presionaba un nervio oculto en el interior de Alec. Un nervio que no sabía que existía. Dylan había abierto una especie de sudorosa, dura fantasía, que Alec no sabía que albergaba.
Y ahora, al mirar a los ojos de Dylan, Alec de repente anhelaba ver el calor en esos ojos verdes mientras lo miraban desde unas posiciones muy inadecuadas.
Cristo. Y él que había pensado que su vida no podía estar más jodida.
Completamente lleno, el bar deportivo zumbaba con los aficionados esperanzados de que su equipo pudiera lograr lo imposible y realmente ganara un partido. Y si alguien le hubiera dicho a Dylan que iba a terminar saliendo con un tipo que conocía cada dato estadístico sobre los Tigres, habría jurado que necesitaba conseguirse una vida.
Alec, sin embargo, no tenía vergüenza alguna mientras se inclinaba más cerca de Dylan a su oído. ─Su mariscal de campo tuvo 135 pasando la calificación de eficiencia la temporada pasada, por encima de los 129 del año anterior.
─Tus conocimientos serían más impresionantes si incluyeras las estadísticas de un equipo ganador.
A Alec claramente no le importaba. ─Entonces, ¿quién es tu favorito?
─El que sea la mejor apuesta en el televisor.
─Eres el tipo de persona que ama-sólo-en-el-instante.
─Absolutamente.
─Eso es triste, Dylan ─dijo Alec con simpatía fingida─. Muy triste.
─No. ─Dylan envió a su amigo una enorme sonrisa─. Prefiero una cosa segura.
Cuando el mariscal de campo fue capturado en la pantalla grande haciendo un saque por encima de la barra, Alec dejó escapar un gemido exuberante. El consternado fan de los Tigres a la izquierda de Dylan golpeó el mostrador, empujando su cerveza en el proceso. Dylan deslizó su jarra de cerveza y su taburete un par de centímetros más cerca de Alec. Aunque Dylan prefería el futbol profesional al universitario, tenía cero remordimientos por venir esta noche.
Observar las reacciones de Alec era casi tan entretenido como el juego en sí.
En el entretiempo, Dylan se giró hacia Alec. —¿Cómo te fue arrancando la Harley esta mañana?
─Lo logré al primer intento.
La satisfecha sonrisa de niño pequeño de Alec trajo un extraño caliente placer a través del pecho de Dylan. Alec se había vuelto mucho más adepto a su moto, con una tasa de éxito del ochenta por ciento de conseguir arrancarla incluso estando fría. Al igual que sus recorridos por las carreteras rurales, cada puntapié inicial de la Harley traía un destello de emoción y satisfacción a los ojos de Alec.
¿Y por qué verlo era tan jodidamente divertido?
Probablemente porque la mayoría de los serios amigos motociclistas de Dylan vivían bastante lejos. Fuera del viaje ocasional a un rally o una carrera organizada, el contacto de Dylan consistía en una rara llamada telefónica ocasional y una reunión de seguimiento una vez, o quizás dos veces, al año.
Dylan hizo una pausa y luego desechó la idea de que se le había revuelto la cabeza durante los últimos días. ─Deberías venir a la carrera de póker y correr conmigo ─dijo Dylan─. Verías un montón de motocicletas increíbles.
Alec dejó escapar un resoplido escéptico. ─He tenido mi motocicleta un poco más de dos semanas. No soy exactamente un profesional.
─No tienes que serlo. El fin de semana es solo para divertirse.
La mirada dudosa en el rostro de Alec se hizo más grande. ─No me gustaría sentirme presionado para mantener el ritmo.
─No hay presión, hombre ─dijo Dylan.
Alec dio unos golpecitos con los dedos sobre el mostrador. ─Creo que mejor paso.
La bonita camarera morena dejó dos cervezas más y cambió la canasta de alas de pollo vacía por una llena, y Dylan le envió un gesto de agradecimiento antes de volverse hacia Alec. ─Avísame si cambias de opinión. Como ya te he dicho vendrán un montón de motocicletas increíbles como para babear. ─Dylan ladeó la cabeza mientras continuaba─. Nunca me has dicho por qué elegiste tu Harley.
Alec se cruzó de brazos. ─Fue una compra impulsiva. Había pasado algún tiempo investigando, pensando en que debía elegir algo más deportivo porque quería algo lo suficientemente ligero como para poder levantarla. Ya sabes ─los labios de Alec se arquearon mientras tomaba un bocado de su papa a la francesa─, en caso de que me cayera o algo por el estilo.
Dylan se hizo el tonto. ─Ahora, ¿quién haría una cosa tan estúpida como esa?
Alec se rio, sus ojos se arrugaron en las esquinas. Desde la primera lección, Dylan había aprendido que un sonriente Alec era bueno. ¿Pero un Alec riendo? Era incluso mucho mejor. La negativa de Alec para participar en la carrera de póker hacía que Dylan se sintiera vagamente insatisfecho. Era evidente que tendría que trabajar en el hombre y hacerle cambiar de opinión.
Pero antes de que Dylan pudiera decidir cómo hacer que eso sucediera, o por qué le importaba tanto, timbró su celular, y sacó el teléfono de su bolsillo trasero. Vio el número de Noah en la pantalla y gimió, dejando que la llamada se fuera al buzón de voz.
Apuntó con su iPhone a Alec. ─Es por esto que necesito que digas que sí.
Alec ladeó la cabeza confundido.
─Para evitar que mate a Noah durante la carrera de póker ─Dylan continuó.
─¿Y pensaste que eso me proporcionaría un incentivo? ─Alec dijo secamente.
Una risita se le escapó antes de que pudiera detenerla. ─Este año Noah se ofreció para ser el responsable porque quiero realmente pasarla bien en lugar de correr alrededor y hacerme cargo de todos los detalles de última hora. Por desgracia, me ha estado volviendo jodidamente loco.
Nunca debió dejar voluntariamente que su amigo dirigiera la carrera de este año. Sin embargo, por alguna razón, Dylan había tenido que explicarse, que el quinto aniversario de la muerte de Rick parecía... significativo, por falta de una mejor descripción. Aunque apreciaba que Noah diera un paso adelante y recibiera la investidura, Dylan estaba empezando a tener remordimientos.
Serios remordimientos.
─Al menos Noah es organizado ─dijo Alec.
─Sí, pero su atención por el más mínimo detalle me está volviendo jodidamente loco. ─Los labios de Dylan se torcieron en una mezcla de irritación, diversión, y afecto ─la reacción normal desencadenada por su amigo.
Por la anterior respuesta de Alec, sin duda se sentía de la misma manera.
─Y Noah no sabía nada de la cantidad de trabajo involucrado en el evento, por lo que ha sido una puta reina sobre todo el asunto ─dijo Dylan.
─No me sorprende que ustedes dos tengan muy diferentes ideas acerca de cómo debería desarrollarse el fin de semana. Noah siendo tan gay como él solo puede ser, y tu ─Alec hizo un gesto en dirección general de Dylan, claramente luchando por las palabras correctas─, no mucho.
Divertido por la descripción de Alec, Dylan lamió la salsa caliente del ala de sus dedos y luego se los limpió en sus jeans. ─Te aseguro que no me gasto jodidamente tanto en ropa.
─Él les ofrece a las Kardashians una buena competencia.
─¿Cómo demonios lo sabes?
─No se lo digas a nadie. ─Alec se inclinó y bajó la voz─. Escondo mi revista People en medio de mi pila de revistas médicas.
Dylan inclinó hacia atrás la cabeza y rio. Aparentemente el fetiche por la investigación del buen doctor se extendía también hasta los chismes de la cultura pop. ─Tu secreto está a salvo.
Alec mantuvo la mirada en la de Dylan y bajó su vaso poniéndolo sobre la barra, sus ojos azules brillando con humor. ─Sigue adelante y dilo.
─¿Decir qué?
─Que leer la revista People me hace una chica.
Dylan apretó los labios, sofocando su sonrisa, y le dio a Alec una persistente mirada como si la ridícula declaración mereciera ser considerada seriamente. Alec no tenía demasiada masa muscular, pero su físico delgado, bien tonificado, llenaba muy bien su camisa con botones. Era evidente que el hombre estaba en buena forma. Su rostro anguloso carecía de cualquier atisbo de feminidad, pero había algo en esos ojos azules que suavizaban sus rasgos, y no eran sólo las gruesas pestañas. No, el efecto provenía de una transparencia subyacente y humildad.
Una vulnerabilidad que Dylan encontró extrañamente convincente.
─No, definitivamente no eres una chica. ─Dylan asintió hacia una mesa con dos mujeres que habían estado robándoles miradas desde que llegaron─. Esas son chicas.
─Mujeres.
─Lo que sea.
La rubia le envió una sonrisa sexy y se giró en su silla hacia él, o quizás hacia Alec, Dylan no estaba seguro de a quién le estaba ofreciendo un vistazo de sus impresionantes par de tetas. Cualquier otra noche Dylan habría ido sobre la oferta, haciéndola suya y disfrutando de la misma hasta que saliera el sol. Ahora mismo prefería seguir con Alec. Dylan no se había divertido tanto desde... bueno, ya no podía recordar desde cuando.
Oh. Él realmente necesitaba dejar de trabajar tan duro y salir más.
─Ellos también están buscando en esta dirección. ─Alec asintió hacia dos hombres que los miraban desde el otro lado de la barra, ambos también estudiándolos.
Un militar, por su corte de cabello, lucía una postura de soy-extremadamente-bueno. El segundo tipo tenía más músculos y tatuajes que la portada de la revista Bike Rally.
─Lo siento. ─Dylan negó con la cabeza y tomó su jarra─. No me hacen sentir absolutamente nada. Pero no dejes que eso te detenga. Elige a alguno y ve por él.
─Realmente están mirándonos a ambos. Creo que quieren un cuarteto.
Dylan se atragantó con el sorbo de cerveza. ─Tienes que estar bromeando. ─Parpadeó, mirando a los dos hombres─. ¿Cuatro? ─Dylan no se consideraba un mojigato ni por cualquier tramo de su imaginación. Le gustaba una buena perversión tanto como a cualquier otro. Pero aun así...─. Hombre, ¿cómo alguno de ellos puede saber dónde va cada qué?
─No lo sé. Estoy en la monogamia.
─Sí. ─Dylan miró a Alec por encima de su jarra─. El cartel en tu garaje me proporcionó una muy buena pista.
Alec ladeó la cabeza. ─¿Alguna vez has estado en una relación?
─Diablos, no. Estoy a favor de la monogamia. Pero me adhiero a la versión de sólo-una-mujer-por-noche. Y estoy tan seguro como el infierno que no quiero estar atado a una sola persona. Nunca.
El espectáculo de medio tiempo se puso en marcha, una banda marcial pasaba a través del campo en la gran pantalla, y Dylan decidió aprovechar.
─¿Estás seguro de que no puedo hablarte acerca de tu entrada a la carrera de póker? ─Esta vez la vacilación de Alec duró más tiempo, por lo que Dylan continuó─. Te garantizo que te vas a divertir.
─¿Qué pasa si me caigo delante de una multitud de motociclistas acérrimos?
─Amigo, la gente se cae todo el tiempo.
Lo cual no era del todo cierto, pero cualquier persona con el entusiasmo de Alec siempre sería bienvenida entre los amigos motoristas de Dylan. Además, Dylan estaría alrededor para mantener a cualquier imbécil en línea.
─Está bien. ─Alec dejó escapar un suspiro─. Iré.
El placer se encendió, y él empujó su hombro contra el de Alec. ─Bien.
La sonrisa en el rostro de Dylan debió haberlo hecho parecer como un idiota porque de pronto Alec lo miraba con una expresión extraña. Un silencio incómodo creció durante el cual Dylan trató de averiguar qué diablos había hecho mal.
La claridad se apoderó de él lentamente. Un calor acogedor. Una presión agradable. El contacto, de alguna manera extraña, tranquilizador. Lentamente se dio cuenta que sus hombros seguían presionados uno contra el otro. Y, mientras la mirada de Dylan se había quedado atrapada en esos ojos azules, la mirada de Alec ligeramente parpadeaba en la boca de Dylan, sus pestañas oscuras inclinándose.
La mirada golpeó a Dylan como una ráfaga de su soplete de acetileno, enviando efervecente calor confusamente hasta sus extremidades, para finalmente concentrarse, joder por su vida, en la ingle.
Los ruidos de fondo se desvanecieron, pero Alec cambió su atención a la televisión con tanta rapidez que la pérdida de su mirada dejó a Dylan sintiéndose... desequilibrado. Como si hubiera perdido el ancla y lo hubieran dejado a la deriva. Y también lo dejó preguntándose si se había imaginado todo el asunto. El perfil de Alec llenó la visión de Dylan, y parecía que no podía quitar su mirada de la boca de Alec. ¿Se sentirían tan suaves sus labios como se veían? ¿Sabrían bien?
Jesús, ¿qué demonios le pasaba?
Dylan se giró para ver hacia adelante, fingiendo mirar el comercial en la gran pantalla mientras su corazón estuvo varios minutos golpeando debajo de sus costillas, como si tratara a base de golpes, hacerlo entrar en razón de adentro hacia afuera.
Dylan no era homófobo. Un buen número de sus conocidos eran gais, un subproducto de su amistad con Noah y Rick. Y todos los que eran heteros sabían que era mejor no utilizar las palabras maricón o marica alrededor de Dylan.
Ser tocado por otro hombre no amenazaba la masculinidad de Dylan. Sabía quién era y lo que le gustaba y realmente no había considerado mucho fuera de la persuasión femenina. ¿Entonces por qué la respuesta tan confusa a una simple mirada en su boca?
Hombre, realmente necesita echar un polvo.
─¿Aún vas a venir a la fiesta de mañana por la noche? ─preguntó Alec.
¿Fiesta?
Dylan detuvo el agitado caldero de sus pensamientos.
─Mira, realmente no tienes que venir ─dijo Alec─. Todo esto del novio de reserva no es necesario.
«Ir sería un error».
Las palabras resonaban en su cabeza reteniéndose al borde de la preocupación, y Dylan agarró el mango de su jarra.
Desde su primera lección de motocicleta, Alec había intentado varias veces hablar con él acerca de asistir a la fiesta de Noah. Y cada vez Dylan se había negado. Originalmente se había dejado llevar por la situación porque se había sentido obligado a salir en defensa de Alec. Ser superado por Tyler no le sentaba nada bien como tampoco le sentó a Dylan.
Pero cuanto más tiempo pasaba en compañía de Alec, llegó a ser la cosa más importante. Odiaba la idea de un miserable y sin habla Alec, enfrentándose a su bastardo ex y a su nuevo novio, solo. Alguien tenía que estar para patear metafóricamente el culo de Tyler en caso de necesidad.
¿Y qué Alec debería aparecerse mañana por la noche? ¿El hombre con la lengua trabada del garaje, o el hombre relajado y confiado, con un fetiche por la investigación y con una descarada obsesión por la revista People?
«Si vas, podrías darle un beso de verdad. Averiguar si esos labios son tan suaves como se ven»
Desesperado por aliviar su garganta repentinamente quemada, Dylan tomó su jarra y se bebió el resto de su cerveza. ─Te lo dije antes, y lo voy a decir de nuevo ─dejó la jarra en la mesa con un golpe determinado, negándose a dejar que los imbéciles pensamientos en su cabeza le asustaran de su decisión─, voy a ir ─volvió la vista hacia el tipo corpulento con tatuajes.
No. Nada. Ningún maldito revoloteo.
Solo besando a Alec demostraría que los hombres no le hacían sentir nada.
Dylan se relajó en su asiento, finalmente detectando el surco de preocupación en la frente de Alec.
─Escucha ─Dylan continuó─: Voy a seguir tu ejemplo. Si estás relajado y feliz, estaré relajado y feliz. No es gran cosa. ─De hecho, se aseguraría de que no fuera un gran problema.
Alec le lanzó una mirada escéptica. ─¿Podrías mantener la boca cerrada si es necesario?
─Absolutamente ─mintió.
Alec frunció los labios y asintió lentamente. ─Está bien ─dijo─. Un poco de compañía ciertamente sería bienvenido. Tyler y yo nos hemos evitado convenientemente tanto como nos ha sido posible. Pero al pasarlo en los pasillos en el trabajo y los breves encuentros que hemos tenido hasta ahora han ido bien. Increíblemente tensos, pero han estado bien.
─Parece que estamos listos para mañana por la noche.
Alec le lanzó a Dylan una confiada sonrisa. ─Definitivamente estoy listo.



11  El ISDT se celebró por primera vez en 1913 en Carlisle, Inglaterra. Ha ocurrido anualmente, además de las interrupciones debido a la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial , en varios lugares de todo el mundo. Los primeros eventos fueron una verdadera prueba para las máquinas, la habilidad del piloto, y fiabilidad. Celebrada en las "carreteras" de la época, hoy en día la mayoría delas rutas son verdaderamente 'fuera de los caminos'. Originalmente titulado el Ensayo Internacional de los Seis Días, en 1981, la FIM decidió actualizar el nombre de Seis Días Internacionales de Enduro, el nombre de Enduro fue ideado por los estadounidenses y popularizado por muchos fabricantes de motocicletas.

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