Dura Cabalgata

Capitulo Cinco


Austin tenía poco que desempacar, así que después de cepillarse los dientes rápidamente, después de descuidarlos durante el viaje, se dirigió afuera. Justo cuando llego al final del pasillo, oyó algo que sabía que probablemente no debería de haber oído.
—Nadie evitará que consiga algo de este culo esta noche.
Una sonrisa se dibujó en sus labios. ¿Este culo? 
¿Podrían algunos de sus nuevos compañeros de trabajo ser 
gay?
O tal vez había escuchado algo mal y lo estaba dando por hecho. Si no, él definitivamente encajaría. 
Muy bien.
Se deslizó desde el pasillo mientras la conversación parecía menguar y sonrió a Jensen. El hombre era caliente, más caliente que el infierno de hecho. Su cuerpo fuerte y grueso se elevaba unas pulgadas sobre el de Austin, y de la forma en que llenaba sus jeans, Austin estaba bastante seguro de que no habría nada de qué quejarse. Visiones del hombre desnudo se deslizaron por su mente.
Su mirada bajó hasta la gruesa protuberancia entre los fuertes muslos de Jensen.
El comentario se seguía repitiendo también. La esperanza inundó a Austin mientras caminaba alrededor de la sala de estar y actuaba como si estuviera interesado en los objetos de la habitación.
La mirada de Jensen siguió desviándose hacia la suya mientras el hombre terminaba su comida. —¿Seguro que no tienes hambre? 
No vamos a estar de vuelta hasta tarde.
Austin se acercó a la gran mesa y cogió un taburete, y notó que tanto Owen como Davis lo observaban de cerca.
—No, Mack me compró un gran desayuno. Después de no 
comer mucho en los últimos días, creo que exageré. —Austin miró a los tres hombres—. Estoy seguro de que están todos recelosos de los recién llegados, pero haré mi parte. Lo prometo. Creo que voy a encajar aquí.
Davis levantó una ceja. —Eso está por verse. —El hombre agarró sus guantes de cuero y salió por la puerta de malla. Owen miró Austin y siguió a Davis.
Jensen puso su plato en el fregadero y le sonrió a Austin. —No te preocupes por ellos. Ellos se acostumbraran a ti, después de un tiempo.
—¿Y qué hay de ti?
Jensen entrecerró los ojos un poco. —¿Qué quieres decir?
—¿Vas a acostumbrarte a mí? Espero que eso pueda ser más 
pronto que tarde.
Una sonrisa trémula se formó en los labios de Jensen, alentando el deseo de Austin. Estaba seguro de que vio lujuria en la mirada de Jensen, pero sólo esperaba que no estuviera buscando algo donde no había nada.
—Tengo la sensación de que será mucho más pronto.
Austin sonrió y se deslizó del taburete.
—Será mejor que nos pongamos a ello.
Jensen frotó sus manos en la parte delantera de su camisa a 
cuadros.
—Sígueme.
******
Jensen subió a su caballo cuarto de milla(6) y ajustó las riendas mientras observaba a Austin ensillar el caballo castrado.
El hombre trabajaba en rápidos movimientos laboriosos, sin 
perder tiempo. Confiado en torno al caballo, un signo seguro de que en verdad sabía lo que estaba haciendo. Inseguro del conocimiento del recién llegado, Jensen le había dado a Austin un caballo tranquilo, sólo en caso de que Austin hubiera exagerado su nivel de experiencia.
Al ver a Austin ahora, Jensen estaba seguro de que el hombre había pasado tiempo en una silla. 
Una vez que ambos estuvieron montados, Jensen dirigió a su 
semental en un ligero sesgo navegando por el estrecho camino a través de la puerta y en el camino que conectaba a las casas con los establos y el granero.
Jensen los condujo al pastizal y fueron en busca del ganado. Austin llevó su caballo junto al de Jensen, y empujaron a los caballos en un ligero galope. Cuando habían superado la subida y comenzaron a bajar la pendiente, parte del rebaño surgió a la vista.
—¿Qué tan grande es la propiedad de Mack?
—Sin la adición, él tenía más de 30.000 acres. Con la de los Hutchens ésta aumentó a más de 100,000 por lo menos. Jim Hutchens solía tener el rancho más grande del condado, antes de que Pete llegara a la ciudad y comenzara a cargarse los más pequeños pedazos de tierra. Pero Jim se enfermó y por cómo suena, le queda poco tiempo, y con los años, su explotación ganadera disminuyó. Ese hombre solía transportar al menos cinco mil cabezas de ganado. Fue difícil ver cuán pocas quedaron. Pero con el tiempo, lo recuperaremos a donde tiene que estar. Pete lo hizo sonar como si Mack fuera a batallar para encontrar suficiente ayuda para hacer crecer su ganado. Pete no sabe cuán determinado puede ser Mack.
Él encontrará la ayuda que necesita. No tengo duda. Quiero decir, infiernos, mira lo rápido que te encontró.
Austin sonrió. —Eso fue un poco de suerte de ambas partes, parece.
Jensen tiró de las riendas de su caballo y desaceleró al animal un poco. Austin hizo lo mismo.
—¿Dónde trabajabas antes? 
El rostro de Austin se quedó en blanco. —Un pequeño rancho, 
en el condado vecino.
—¿Por qué te fuiste?
—Era hora de seguir adelante —dijo Austin.
—Pareces creer que me acostumbraré a ti más pronto que tarde, así que estaba intentando ayudar a que eso pasara.
Austin sonrió. —Si te dijera la verdadera razón por la que me fui del último lugar, me temo que no te gustaría la respuesta. Mack pareció tomar esto con calma, así que quizás me preocupo por nada.
—Pruébame.
Austin estuvo en silencio por unos segundos. —La esposa del jefe me pilló follando a su marido —Austin declaró sin rodeos.
Jensen inmediatamente sintió su polla engrosarse a toda asta. 
Se volvió para mirar a Austin, su boca abierta. Por supuesto que había sentido la vibración proveniente de Austin, pero escuchar eso abiertamente, encendió el deseo de Jensen.
Austin miró a Jensen antes de volver a mirar hacia adelante. —Estás callado. ¿No te gustó mi respuesta?
—No. Yo diría que me gustó demasiado.
Austin se volvió para mirar a Jensen, una lenta sonrisa 
apareciendo en sus labios. —Me pareció escucharlos hablar entre ustedes sobre un poco de diversión esta noche, pero no entendí todo, así que no estaba seguro.
El cuerpo de Jensen se tensó. —Una última noche de diversión antes de que los nuevos trabajadores lleguen.
—¿Una última noche? Bien eso no suena divertido.
Respirando bruscamente, Jensen miró de arriba abajo el esbelto cuerpo de Austin. El hombre montaba bien, estaba hecho para la silla de montar. Jensen sabía que montaría una polla igual de bien.
—No sabemos lo que vendrá. Con suerte, tendremos tipos con ideas afines...como tú.
Austin volvió a sonreírle a Jensen. —Sin cambiar de tema, pero he estado pensando en probar tu polla desde la primera vez que te vi.
Jensen sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Había estado pensando en la misma dirección desde el primer momento en que vio a Austin.
—¿Tenemos tiempo para detenernos y que me dejes tener un lametazo o dos?
Jensen casi se deslizó de la silla de montar en ese momento. 
Miró a Austin, tratando de controlarse a sí mismo. Hacía apenas unos segundos Austin se estaba conteniendo y de repente ¿quería darle a Jensen una mamada? —¿Eres siempre así de atrevido? 
—Cuando veo algo que quiero, claro. Quiero decir, es sólo un poco de diversión, ¿no?
¿Un poco de diversión? Si, seguro.
Jensen dirigió su caballo hacia un viejo roble, cerca de la valla. 
Sintió a Austin seguirlo. Cuando bajó de la silla y ató las riendas del caballo a la cerca, miró por encima del hombro y le dio al recién llegado una sonrisa. Saltó la valla y se acercó al árbol, esperando que el joven impetuoso lo siguiera.
Austin saltó sobre la cerca con una hambrienta sonrisa en el rostro. —¿Asumo que esto es un sí?
—¿Siempre haces proposiciones a tus compañeros de trabajo el primer día? —Jensen no estaba acostumbrado a alguien tan ansioso y atrevido. Incluso a través de su deseo, la buena disposición de Austin era una señal de alarma.
Jensen estaba buscando algo más que un poco de diversión. Y no quería nada que pudiera arruinar la relación que compartía con Owen y Davis. Sin embargo, sus amantes habían dicho que era su decisión.
Austin se puso de rodillas delante de Jensen y empezó a frotar la polla dura de Jensen. Todo pensamiento salió de la cabeza de Jensen, y lo único en lo que pensó fue el placer.
El recién llegado apretó con fuerza la carne de Jensen, masajeándola a través de sus jeans.
—¿Cómo se siente, Jensen?
—Incluso mejor si estuviera en tu mano —Jensen respondió, la necesidad remplazando la lógica.
Austin no perdió un segundo. Desabrochó los pantalones de 
Jensen y tuvo los jeans sueltos en un instante. Jensen gimió al sentir la firme y callosa mano de Austin agarrando su polla y deslizándose por su longitud. Austin no perdió tiempo lamiendo la punta y pasando su lengua hacia abajo por el eje y hacia arriba.
Jensen quitó el sombrero de Austin y suavemente lo bajó al suelo antes de meter los dedos por el cabello del hombre.
—No toques el sombrero de un hombre. Te perdonaré esta vez 
—dijo Austin con una sonrisa antes de regresar a recorrer con su lengua toda la polla de Jensen.
—Estaba a punto de caerse —dijo Jensen con una sonrisa—. Pero la próxima vez sólo lo dejaré pasar.
Austin sonrió alrededor de la polla de Jensen, pero no le replicó con palabras. Él le respondió chupando aún más duro. Jensen se apoyó contra el viejo árbol retorcido y observó a Austin lamer y mordisquear su polla. Sólo había estado con Davis y Owen en los últimos años. El ver a un nuevo hombre envuelto alrededor de su pene era erótico, por decir lo menos. Y Austin seguro sabía cómo chupar una polla. Su boca lo sostuvo en un cálido abrazo, mientras su lengua se arrastraba sobre su longitud con cada movimiento.
Jensen intentó seguir mirando, pero sintió sus parpados 
cerrándose por placer. 
El calor inundó su cuerpo cuando el placer aumentó. La emoción de un nuevo amante casi le hizo caer de rodillas, ¿y uno tan sexy como Austin? Sólo lo hizo diez veces mejor. Jensen sintió el pulsante deseo atravesándolo y llevándolo a sus límites casi al instante.
Sin embargo, no quería venirse, no tan rápido. Quería sacar el placer y experimentar todo lo que pudiera del fuego de Austin.
Retirándose de la boca del vaquero, se apoderó de la base de su polla y desvió su inminente liberación.
Jensen tomó el control de sí mismo antes de frotar la punta de su polla contra los firmes labios de Austin y empujar su eje hacia el interior. Agarró los lados de la cabeza de Austin y aporreó la boca del hombre, dándole al codicioso recién llegado todo lo que podía.
Austin se atragantó ligeramente cuando Jensen metió toda su 
longitud por la garganta del vaquero, pero se recuperó rápidamente, devorando con avidez el eje de Jensen.
Los sonidos de sorber, hicieron eco ligeramente en la pequeña hondonada. Austin gimió alrededor de la polla de Jensen, y pronto, sacó su propia polla a jugar, frotando el duro eje de arriba abajo.
Jensen sonrió, mirando al ansioso hombre chuparlo con tal obvio deleite. 
Cuando estuvo cerca otra vez, se apartó y golpeó el hermoso 
rostro de Austin con su polla antes de presionarla en los labios del hombre una vez más. Austin lo sorbió otra vez, con facilidad, en garganta profunda a Jensen esta vez. Mientras su liberación se acercaba de nuevo, Jensen no quiso retirarse, pero él quería estar dentro del dulce culo de Austin cuando llegara. Se retiró y apretó la base, evitando que el orgasmo fluyera.
—¿No te quieres venir? —Preguntó Austin, frunciendo el ceño.
—¿Por qué no te bajas esos vaqueros y me vengo dentro de ti?
Austin frunció el ceño y luego se puso en pie. —Esa no es la forma en la que va a suceder, Jensen. Yo voy a ser el que jode. No hago la parte de abajo.
Jensen cerró los ojos y emitió una maldición a los cielos. —Estoy arriba, Austin.
Austin negó con la cabeza. Supongo que deberíamos de 
haber preguntado antes de comenzar a jugar.
Jensen se recostó contra el árbol y se frotó la cara con las dos manos, su dura y palpitante polla gritando por su liberación. Por supuesto que es un jodido activo. Ese es el tipo de suerte que tengo.
Era imposible que fuera a hacer caso omiso de su palpitante polla, así que agarró su eje y trabajó con el puño de arriba a abajo de su longitud.
—Deja que te ayude con eso —dijo Austin, su voz profunda. Él volvió a ponerse de rodillas y tomó a Jensen en su boca.
Jensen había estado seguro de que el hombre era pasivo, o versátil, por lo menos, solo por cuan ansioso había estado de rodillas a los pies de Jensen. Haciendo caso omiso de su decepción, metió una mano en el cabello de Austin y bombeó sus caderas. Si esta iba a ser su única oportunidad de jugar, podría también sacar el máximo provecho de esto.
Las habilidades de Austin para chupar la polla rápidamente lo llevaron de vuelta al borde, pero esta vez no se iba a contener.


El Cuarto de Milla o Quarter Horse es una raza caballo de caballería ligera desarrollada en los Estados Unidos a partir del Purasangre, el Morgan, el Saddlebred estadounidense y otros rocines para ser un caballo de carreras de 402 metros.

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