Dura Cabalgata

Capitulo Nueve


Jensen agarró la mano de Austin mientras tiraba del vaquero 
por el pasillo. No iba a dejar que Austin huyera de las emociones que claramente podía ver arremolinándose en el rostro del hombre.

Ellos necesitaban enfrentarlas...juntos...si es que Jensen tenía una oportunidad de aferrarse a Austin.
Una enorme pila de alitas picantes estaba sobre la mesa, un juego se reproducía en el televisor al otro lado del cuarto, y Davis y Owen bebían cervezas mientras apoyaban a equipos contrarios. 
Jensen deseaba que ambos tomaran las cosas con calma con Austin.
Si alguno de los dos decía algo que arruinara el delicado equilibrio, iba a dejarlos a una pulgada de vida. 
Jensen acercó a Austin a un taburete antes de dirigirse a la nevera y agarrar dos cervezas frías. Le entregó una a Austin quien ya había agarrado una alita. Owen y Davis casualmente miraron entre Jensen y Austin.
—Estas están buenas —dijo Austin, haciendo una pila de huesos en el mostrador antes de agarrar otra pieza—. Estaba más hambriento de lo que pensaba.
—El ejercicio tiende a hacerte eso —escupió Davis, y luego intentó, pero no pudo, ocultar su sonrisa. Levantó la cerveza a sus labios y tomó un gran trago largo, evitando la ira en la mirada de Jensen.
Austin no respondió, sólo mantuvo sus ojos apartados y comió.
—Sé que tú te pones terriblemente hambriento después de joder a Owen —replicó Jensen, tratando de nivelar el campo de juego.
Davis gruñó a Jensen, pero rápidamente se echó a reír.
—Tenlo por seguro que sí. Mejor que dejen algunas de esas, así puedo comer unos aperitivos después de que termine con él más tarde.
Austin se relajó visiblemente después de la declaración, como si el intercambio ayudara a igualar a los hombres.
Jensen siguió comiendo y viendo el partido, con la mirada vagando hacia Austin. Él sabía de baloncesto, y al parecer era un fanático del equipo de Owen, ganándole al hombre muchísimos puntos. Jensen no era un aficionado al baloncesto, pero estaba contento de que algo hubiera unido a los dos hombres. Ahora era el turno de Davis.
—¿Viste la nueva valla? —Jensen preguntó a Davis.
—Sí. Parece que va a aguantar. —Davis tomó otra ala y arrasó con ella—. Y esa nueva disposición fue brillante. Nos dará más espacio para las gallinas.
—Esa fue idea de Austin. 
Davis miró en la dirección de Austin y no dijo nada, sólo miró al hombre. —¿Eh?
—Por crecer en una granja, tiene un poco más de experiencia 
por encima de nosotros, ganaderos.
Davis miró a Jensen un momento. Algo pasó entre ellos, y Jensen esperaba que Davis recibiera el mensaje.
—Y lo bueno es que conseguimos a Austin al mismo tiempo 
que nos dieron algunos bichos de corral, ¿eh?
No era mucho, pero era algo. Jensen sintió como Austin 
inmediatamente se relajó un poco más. El sentido de aceptación era una cosa poderosa, por cierto. 
Y quería que Austin se sintiera querido allí.
Porque, maldita sea si no quería al vaquero. 
Su cuerpo se tensó al ver a Austin y a Owen gritándole a la televisión. Su polla se espesó y llenó, dispuesto a tomar lo que era suyo.
No podía empujar a Austin. No tan pronto, no después de finalmente conseguir lo que quería. No iba a arruinar algo bueno por abusar de ello. Había un montón de tiempo para eso. 
Con suerte.

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