Dura Cabalgata

Capitulo Cuatro 


Jensen estiró su cuerpo cuando llegó a la vieja bomba. Estaba dolorido por todas partes por cargar casi dos docenas de vacas y toros, y transportarlos de regreso a la propiedad de Mack. Pero demonios, los Hutchens una vez tuvieron más de trescientas cabezas de ganado, por lo que podría haber sido mucho peor.
Quitándose sus gruesos guantes, los metió en el bolsillo de 
atrás. Impulsando la bomba, se enjuagó las manos un poco antes de ahuecar un poco de agua en la palma de su mano y llevarla hacia su boca seca. Mientras bebía el agua fresca, vio a Mack estacionarse detrás de la vieja casa de campo y apagar el motor. 
No estaba solo. Un desconocido salió por el otro lado y se 
ajustó el sombrero mientras miraba a su alrededor. Jensen se apoyó en la bomba mientras espiaba al apuesto desconocido...hasta que el hombre atrapó la mirada de Jensen. 
Le dio la espalda y bombeó un poco más de agua, lavando sus 
manos de nuevo antes de dirigirse a la vieja cabaña que Jensen compartía con Owen y Davis para empezar a hacer un poco de comida para ellos.
Si Mack tenía algo que compartir, o un nuevo trabajador que 
presentar, entonces el hombre sabía dónde encontrarlo. Dando vueltas por la cocina, se lavó las manos completamente antes de empezar a preparar tres sándwiches. Tenía el pan afuera cuando Mack abrió la ruidosa puerta de malla y entró. 
Jensen levantó la vista y casi se quedó sin aliento por el hombre que le seguía. El joven capturó la mirada de Jensen, una vez más, y había algo allí que Jensen se sorprendió de ver. 
Interés.
Jensen asintió hacia Mack y luego al desconocido mientras 
continuaba haciendo los sándwiches en la mesa que también utilizaban como una isla de cocina.
—Jensen, me gustaría presentarte a Austin, nuestro nuevo 
trabajador. Austin, este es Jensen...mi capataz.
Jensen hizo una pausa, un trozo de mortadela en su mano. 
Levantó la vista y miró a Mack. ¿Capataz? ¿Cuándo se había tomado esa decisión? Dejó caer el trozo de mortadela y ofreció una mano a Austin. —Encantado de conocerte, Austin.
Austin sacudió la mano, todo mientras miraba profundamente a los ojos de Jensen. Jensen sintió una sacudida de electricidad al momento que el otro hombre le agarró la mano, el firme apretón de manos parecía trasmitir poco más que un saludo.
Jensen respiró hondo cuando Austin se alejó, sintiendo una 
vibración en todo el cuerpo, sobre todo en cierto lugar. Su pene estaba al instante duro, y estaba agradecido por la isla que lo separaba de los otros hombres.
—Conocí a Austin esta mañana en la ciudad. Estaba buscando 
trabajo y me pareció...
—Fortuito —Jensen terminó, rellenando la palabra que Mack 
parecía estar buscando.
—Sí, algo así —dijo Mack, rascándose la cabeza. Mack se volvió hacia Austin y sonrió—. Y con esa gran palabra de cinco dólares, puedes ver quien he dicho que podría ayudarte a ganar ese GED.
El rostro de Austin enrojeció con el comentario.
—Espera, ¿qué? —Preguntó Jensen.
Mack golpeó a Austin en la espalda con su mano libre. —Este 
joven tuvo que dejar el instituto para atender la granja de su padre y no tuvo oportunidad de terminarlo. Le dije que tendría que comprometerse a obtener su GED si quería trabajar aquí. También le dije que tenía justo al tipo que le ayudara a estudiar.
—¿Cuándo comenzaste a tener reglas sobre los niveles de 
educación previa al empleo? —Preguntó Jensen, curioso.
Mack le dio una mirada, tolerando cualquier otra declaración. 
—Siempre he tenido esa regla. Ustedes tres tenían sus títulos, por lo que nunca fue mencionado. 
Así que no sólo había sido ascendido a capataz sin saberlo, ¿él había sido ofrecido para ser el tutor del hombre? Si Austin no fuera tan guapo, Jensen podría estar enfadado.
—Esperaba que pudieras mostrarle a Austin su litera y luego 
mostrarle alrededor del rancho un poco esta tarde, deja que sea tu sombra un poco hasta que tenga conocimiento del rancho y lo que hacemos aquí.
Jensen volteó a ver a Austin, el único hombre que no había 
hablado una palabra todavía. —¿Tienes alguna experiencia? 
Austin asintió. —He estado trabajando en una granja y la 
ganadería desde que era un niño. Pasé los últimos cuatro años en ranchos más pequeños. El último era tan pequeño, que yo era el único empleado.
Jensen puso las manos en sus caderas. —¿Un trabajador? Eso 
tuvo que ser solitario. 
Austin se sonrojó otra vez y asintió con la cabeza. —Sí.
—¿Tienes hambre? —Preguntó Jensen.
Austin palmeó su estómago magro. —Estoy lleno como una 
garrapata.
Owen y Davis entraron, listos para el almuerzo. Ellos miraron la escena, y ambos estrecharon sus ojos en Austin.
—Owen, Davis, este es Austin. Es uno de los nuevos trabajadores. —Jensen se volvió un poco, mirando a los hombres, deseando que fueran amables.
—Encantado de conocerte —dijo Owen, con un toque de 
sarcasmo en su voz.
Davis simplemente miró a Austin antes de alejarse y lavarse las manos en el fregadero. Cuando terminó, miró a los sándwiches a medio hacer y gimió. Empezó a terminarlos de preparar y le dio un mordisco a uno tan pronto terminó. —No tengo todo el día para holgazanear —dijo, con la boca llena de comida.
Mack suspiró ruidosamente e inmovilizó a Jensen con una 
mirada. —Mantenlos a raya. 
Jensen asintió y observó salir a su jefe. De repente, salió corriendo rápidamente. —¡Mack! 
Mack se dio la vuelta y miró a Jensen.
—¿Capataz?
Mack se encogió de hombros. 
—Si tenemos nueve de ustedes, alguien tiene que ser el jefe. 
Estas más que cualificado y eres el vaquero más inteligente que conozco. Parece apropiado. Incluso añadiré cincuenta dólares extra a la semana en tu salario.
Cincuenta dólares extra contribuirían en gran medida para llevarlo a donde quería ir. Mack ya les pagaba un salario decente.
—Bueno. Supongo.
Mack sonrió. 
—Sabía que lo harías.
—Una cosa más. Hutchens tenía más que ganado en su propiedad y quiere que no quede nada. Le queda media docena de cabras, una docena más o menos de ovejas, un par de yeguas viejas, 
y un gallinero lleno. Sólo trajimos el ganado esta mañana.
—Maldita sea, sólo el ganado era parte de nuestro acuerdo. 
Hasta donde yo sabía, de todos modos.
—Jim dijo que seguiría alimentando al resto durante el próximo par de días hasta que pudiéramos averiguar dónde íbamos a poner el resto.
Mack se quitó el sombrero y deslizó sus dedos por el cabello.
—Tenemos algo de madera detrás del granero. Si ponemos a las cabras y ovejas en el lado norte del granero, en los tres puestos vacíos, y ponemos un cercado por ese lado para darles espacio de pastoreo, deberían de estar bien allí. Tenemos espacio para las yeguas, también, simplemente no estoy seguro si vamos a conseguir provecho de ellas. Creo que es posible que quieras considerar venderlas a los McGavens. Ellos reciben toda esa gente de Dallas 
tratando de jugar al vaquero. Las dos chicas parecen suaves, por lo que serían buenos caballos de veredas.
Una sonrisa se formó en los labios de Mack. 
—Voy a llamarle a Bob esta tarde.
Jensen asintió antes de continuar. —Y la construcción de un 
gallinero no debería ser demasiado difícil, además Owen esta todo entusiasmado con tener huevos frescos en la mañana.
—Conozco de ganado. No sé de pollos. Las cosas son 
desordenadas y ruidosas.
—Sabemos de pollos. Y si eso hace feliz a Owen, él podría comportarse. Mantén a Owen feliz y Davis es probable que lo siga.
Mack suspiró. 
—Bien.
—Ese viejo cobertizo, cerca de la parte trasera del lado norte del granero, podría ser limpiado y reutilizado. Sólo hay que comprar un poco de tela metálica para darles también un poco de espacio para caminar. Esto también mantendría a todas en un lugar cerrado. 
Si todos nos involucramos, podríamos tener todo hecho para el final de la semana.
Mack sonrió. —Esto es el por qué te hice capataz. Hazme saber si necesitas algo más, y saldré por suministros en la mañana. Vamos a tener una maldita colección de animales. —Mack se dio la vuelta y se dirigió a la casa.
Jensen regresó adentro antes de que Davis y Owen pudieran 
causar algún daño y se alegró de escuchar el silencio. Austin seguía de pie en medio del área comunitaria, sosteniendo su bolsa y sombrero mientras Davis y Owen devoraban sus sándwiches. Al pasar junto al mostrador, les gruñó. —Déjenme uno.
Davis terminó el suyo, y tomó el de Jensen. —Hazte el tuyo —y le dio un mordisco.
Jensen suspiró y se volvió hacia Austin. —Deja enseñarte donde puedes dormir.
—Si quieres comer primero, adelante. Yo puedo esperar.
—No, puedo comer mientras te acomodas un poco —dijo 
Jensen, instando al hombre por el pasillo.
Austin miró alrededor del espacio, frunciendo los labios. —No está mal aquí. He visto algunas barracas de mierda durante mi vida.
—Mack la arregló bastante bien hace un tiempo. Estaba 
bastante deteriorada cuando llegamos aquí y necesitaba un montón de renovación.
—¿Cuántos pueden dormir aquí? —Preguntó Austin.
—Hay cinco dormitorios, en todos, pueden dormir hasta cinco si es necesario. Por ahora, puedes tenerlo para ti solo, pero eso probablemente cambiará pronto.
—¿Mack necesita más trabajadores? Escuché decir a Pete que Mack compró otro rancho.
—¿Pete? —Jensen se detuvo en medio del pasillo—. ¿Vienes 
del lugar de Pete? —Austin había dicho pequeños ranchos. La 
propiedad de Pete no era pequeña.
Austin negó con la cabeza. —No, nos encontramos con él en el restaurante. Estuvo principalmente haciendo el ridículo él solo y me ofreció un trabajo si tuviera algún problema aquí.
—No quieres trabajar para ese hombre. —Owen había 
aprendido su lección cuando se había enojado y se fue por un tiempo breve. A lo qué Owen fue sometido le hizo revolver el estómago—. Confía en mí.
Austin miró fijamente a Jensen. El hombre era un par de pulgadas más bajo que los seis pies con cuatro(5)  de Jensen. Su cuerpo era fuerte, con hombros anchos y una cintura estrecha, perfectamente cubierta con mezclilla. Jensen negó con la cabeza, tratando de enfriar su pasión. Él también estaba haciendo exactamente el tipo de cosas que el pervertido Pete haría.
—El tipo me dio escalofríos —dijo Austin—. Dudo que alguna 
vez tome la decisión de trabajar allí.
Jensen se relajó y se adentró más por el largo pasillo. Señaló uno de los dos cuartos de baño y luego abrió la puerta de la habitación al lado de la suya.
—Puedes tener este por ahora. Eso sí, no te acostumbres 
demasiado a no compartir.
Austin dejó caer la bolsa en medio de la primera cama. —Gracias.
—Toma un minuto si lo necesitas. Voy a ir a prepararme algo 
de comer, si queda algo. Después de que coma, podemos salir.
Austin asintió y sonrió a Jensen. —Gracias. Saldré en un minuto
Jensen cerró la puerta, una sonrisa en su rostro. Se dirigió de nuevo al área comunitaria, todavía con ella en su rostro. Hasta que se encontró con ceños fruncidos.
—Te ves terriblemente feliz —dijo Davis.
Jensen hizo rápidamente un sándwich con los últimos restos de pan y empezó a masticar. Después de masticar el primer bocado, sonrió de nuevo.
—Tengo la sensación de que Austin encajará muy bien. Si ustedes dos le dan una oportunidad.
—¿Estás tan dispuestos a separarnos? Hacemos un buen 
equipo, Jensen. —Owen apartó su plato con un empujón—. Pensé que nos estábamos disfrutando unos a otros, pero estabas olfateando el culo de ese chico como si no estuviéramos incluso en la habitación.
Jensen se apoyó en la mesa y dejó caer su sándwich. —Ambos 
saben que el vínculo entre nosotros está allí. Pero también sabemos que ustedes dos tienen una conexión más fuerte. Me siento excluido a veces.
—¿Excluido? —Exclamó Davis—. ¿En qué te hemos hecho sentir 
excluido?
—No fue algo en particular. Ustedes chicos simplemente tienen esta...cosa. Quiero tener esa cosa. Lo que significa que tendremos un cuarto.
—¿Y a primera vista piensas que este chico podría serlo? 
Vamos, Jensen. Él es el primer pedazo de culo que has visto en meses. —Davis se levantó y volvió a llenar su vaso de limonada—. Ni siquiera sabes si está interesado en los chicos.
Owen se rió entre dientes. —Si la forma en la que estaba mirando a Jensen significa algo, no creo que tengamos que preocuparnos.
Una sonrisa se dibujó en los labios de Jensen. 
—¿Estaba mirando?
Davis puso los ojos en blanco. —Amor a primera vista. Quédate quieto, mi siempre amoroso corazón.
—Oh, él estaba mirando. Y por la forma en que estas sonriendo, supongo que estarías feliz de machacar ese estrecho culo suyo,¿hmm?
Jensen se encogió de hombros. —No lo sé. Prometimos a Mack 
que nos relajaríamos.
—Sí, pero por la forma en que Austin estaba coqueteando 
contigo, dudo que lo ahuyentes —contestó Owen.
—¿Están de acuerdo con que ponga a prueba su disposición? 
Davis se encogió de hombros, y Owen asintió con la cabeza.
—Ese fue un sí mediocre, si no me equivoco —dijo Jensen.
—¿Qué esperas? ¿Qué estemos gritando y saltando debido a 
que tú quieres joder a otro hombre? —Preguntó Davis—. Nos perteneces. A nosotros. Siempre que recuerdes eso, puedes hacer lo que quieras. Lo sabes.
—Sí, lo sé —respondió Jensen.
—Solo mantén ese joven cachorro en línea o haré algo más que asustarlo —escupió Davis.
Jensen frunció el ceño a Davis. —¿Puedes ser amable por una 
vez? No me hagas patearte el culo.
—¿Tú? Patear mi culo. Me encantaría ver el día —dijo Davis 
antes de que una leve sonrisa tirara de la comisura de la boca.
Jensen sonrió ampliamente. —Idiota. ¿Esa sonrisa significa que serás amable?
Davis hizo una mueca. —¿Cual sonrisa? —La casi sonrisa estaba allí de nuevo unos segundos más tarde.
—No sé por qué aguanto cualquiera de tus tonterías —dijo 
Jensen, agarrando su sándwich de nuevo. Estaba muerto de hambre, y tenían mucho que hacer todavía.
—Nos aguantas porque nos amas —Owen gritó mientras ponía 
su plato, y el de Davis, en el fregadero y abría el grifo.
—Hablando de amor, tengo algunas noticias que les van a 
encantar —dijo Jensen con una sonrisa—. Están viendo al nuevo capataz.
Davis se quejó. —No esperes que te bese el culo. Al menos no ahí afuera.
—Siempre y cuando lo hagas en mi habitación, no me importa. 
Owen se rió.
—Sabes, Mack trajo a este nuevo cachorro aquí antes de que 
tuviéramos la oportunidad de una última noche. ¿Crees que 
podemos tener una, antes de que lleguen algunas sorpresas 
adicionales más?
Davis presionó su frente contra la espalda de Owen en el 
fregadero. Giró sus caderas y besó la nuca de Owen.
—Nadie evitara que consiga algo de este culo esta noche.
La polla de Jensen se hinchó al pensar en ellos jugando, con Austin justo al lado. Las paredes eran finas en el barracón. La mayor parte de las mejoras habían tenido lugar en la cocina, baño y zonas comunes, no en los dormitorios.
Los tres se follaban casi todas las noches, pero tendían a dormir solos porque las camas eran pequeñas. Las camas estaban atornilladas al piso, así que no las habían empujado juntas. Jensen había tenido la tentación de colarse en la habitación de Owen y asfixiarlo en medio de la noche cuando sus ronquidos se ponían realmente mal. Lo cual era casi todas las noches.
Austin probablemente los escucharía jugar. Mack les había 
pedido que lo ocultaran, pero Jensen estaba bastante seguro de que no había necesidad de ocultar nada del nuevo trabajador. 
Esperaban que tuviera razón.


5
1.93 metros

1 comentario:

  1. OMG!! Esta interesante... Me ha gustado.. (e///e) quiero leer más.. :)

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