Capitulo Seis Parte Dos
CIELO
Tomoyuki se relajó en una silla en el muelle de su casa de campo, dormitando pacíficamente bajo un gran quitasol. El viento acariciaba sus mejillas como el ala de un ave, arrullándolo incluso hacia un sueño más profundo.
Estos últimos tres meses habían sido como estar en el cielo. Esa era la única cosa con la que los podía comparar. Su mayor preocupación era que si continuaba así, su corazón y su cuerpo se hincharían más allá de su capacidad para contener tal alegría.
– Tomoyuki.
Se despertó ligeramente, sonriendo al tiempo que escuchaba su nombre y sentía unos dedos en su cabello. – ¿Mm?
– Se aproxima una tormenta.
– ¿Sí?
Abriendo sus ojos, vio a Aswil parado en frente de él. El antiguo rey de Madina, vistiendo una túnica al estilo árabe y pantalones de seda holgados, se había relajado visiblemente desde la llegada a esta isla flotante en algún lugar del Pacífico Sur. Estaba cerca de ser el mismo de antes, el Aswil que Tomoyuki había conocido en Inglaterra.
– Oh, la veo –, pronunció Tomoyuki.
El cielo había sido de un azul claro hasta entonces, pero un trueno distante acompañaba ahora a las nubes que se habían expandido a lo largo del cielo. Volteando su mirada desde el cielo hacia Aswil, Tomoyuki notó algo en su mano.
– ¿Es una carta? ¿De quién es? – preguntó.
– De Aisha –, fue la respuesta.
– ¿...Puedo?
Aswil asintió mientras le entregaba la carta. Tomoyuki desdobló el papel y comenzó a leer la escritura árabe formal.
En ella pudo leer los eventos del último mes. Habían esperado una buena cantidad de alborotos, pero se habían sorprendido de lo difícil que había sido para Aisha aceptar lo que había sucedido.
Tomoyuki sintió una molestosa culpa mientras leía la carta. Después de la dramática renuncia al trono en su coronación, se habían dirigido directamente hacia el aeropuerto. Habían aterrizado en esta pequeña isla en el Pacífico Sur. Se había sorprendido al darse cuenta de que Aswil era dueño de la isla de más o menos 300 habitantes, y que el hombre venía aquí una vez al año para desaparecer del mundo.
– Aisha es la única que sabe sobre este lugar –, Aswil había confesado.
Y tal como lo había dicho, nadie parecía darse cuenta de que Aswil era dueño de la isla y que, para mejor o para peor, nadie venía a visitarlo. Los medios también los dejaron en paz. Entonces, a Aswil sólo lo reporteaban hasta donde quisiera él y generalmente le restaba importancia.
– Hay una frase para esto en japonés, ¿verdad? La gente sólo hablará de ti por muchos días, ¿o algo así?
– Setenta y cinco días.
– Así es.
Quizá Aswil estaba naturalmente propenso a tal amplitud de miras. Tomoyuki sabía que una vez que el hombre se había decidido, nunca más cuestionaba su decisión – los eventos recientes también habían demostrado ese aspecto de su personalidad.
Aisha escribió sobre los variados rumores que estaban circulando: que Aswil estaba moribundo, que había tenido una disputa con el resto de la familia real, que su madre británica había sido acosada por la sociedad árabe y que por lo tanto él ahora odiaba a la familia real. Pero lo más interesante de todo fueron las historias de los periódicos que cuestionaban su desaparición con ediciones especiales que se leían como una novela de detective; que había vuelto al país natal de su madre, o que quizá porque estaba extrañamente encariñado con Japón, había ido allí. Alguno de esos países debió darle amnistía, etcétera.
Sus 75 días habían pasado, pero la gente aún no se había olvidado de él.
Pero probablemente era cuestión de tiempo. Pronto estarían coronando a un nuevo rey. La carta de Aisha también mencionaba que Zafar y Samira se habían casado. Dijo que peleaban de vez en cuando, pero se veían verdaderamente felices juntos.
Ambos habían pospuesto su luna de miel, pero al parecer habían ido juntos a Ziyard poco después del matrimonio. Samira había manifestado que quería ver con sus propios ojos este lugar al que su esposo iba tan frecuentemente.
– Sería difícil destruir Ziyard. Todo lo que podemos hacer por ahora es abrirlo lo más posible al mundo exterior.
Aswil siempre le había dicho eso a Zafar y a Tomoyuki no le cabía ninguna duda de que Zafar pretendía continuar con esa política. Ya que ambos habían ido allí, la atención del país estaba comenzando lentamente a enfocarse en Ziyard.
Tomoyuki recordó lo que había sido estar en Madina. Muchas cosas habían pasado, pero una vez que todo había terminado, sintió como su todo hubiese pasado en un momento. Pero había ocasionado una serie de cambios en su vida. Sin duda, el mayor cambio de todos fue el hombre parado ahora frente a él.
Nunca hubiese imaginado este resultado cuando llegó por primera vez a Madina. No, aún era muy luego para llamar a esto un resultado. Todo estaba recién comenzando ahora.
La carta estaba envuelta con palabras que eran muy características de Aisha.
"Rezo para que piense de vez en cuando en su pobre Aisha, quien se preocupa de usted más que cualquier otro, sin importar lo lejos que pudiese estar."
Tomoyuki dobló la carta y la devolvió. – Fuimos muy crueles con Aisha –, dijo.
Una sonrisa amarga se formó en el rostro de Aswil, como si también reconociera eso.
– ¿Por qué no hacemos que Aisha venga uno de estos días? – sugirió. – Mientras más pronto los medios y mis familiares se olviden de mí, más pronto podré hacerlo.
Tomoyuki estuvo de acuerdo.
Su vida en la isla era completamente sin restricciones y todos los habitantes eran amables. Tomoyuki se sentía culpable – era muy tranquila. El hecho de que estuvieran viviendo juntos, sin interferencia de nadie – el hecho de que algo que él había creído un sueño se hubiese vuelto realidad – aún estaba reacio a creerlo. No podía sacudir el sentimiento de que deberían estar enfrentando algún tipo de venganza kármica ahora, o de que Aswil podría repentinamente desaparecer de nuevo. Aún estaba demasiado envuelto en lo que había pasado seis años atrás.
– Oh... – Una gota de lluvia fría llegó a la punta de la nariz de Tomoyuki. – Está lloviendo.
Mientras miraba hacia el cielo, la lluvia caía como gentiles pinchazos sobre su rostro. El cielo había perdido lo último de su color azul y el sol estaba completamente escondido detrás de las nubes.
– Vamos –. Aswil tomó la mano de Tomoyuki.
Tomoyuki se puso de pie y, con las manos aún entrelazadas, corrieron hacia su casa de campo.
En la mitad del camino, Tomoyuki se acordó del libro que había estado leyendo. Lo había dejado a un lado, en la mesa. – ¡Oh, se me olvidó algo!
– ¿Qué cosa?
– Mi libro.
Desembrolló su mano de la de Aswil y se apresuró a recoger el libro. Lo colocó bajo su camiseta para que no se mojara y, en ese preciso instante, el cielo se abrió. La lluvia golpeaba el muelle y comenzó a fluir a través de él como un río. Ni siquiera podía escuchar a Aswil con todo el ruido.
Corrió de vuelta hacia donde Aswil estaba parado y cuando llegaron a la casa de campo, ambos estaban completamente empapados.
– ¡Uf, qué horrible!
Aswil rió en respuesta al tono de voz patético de Tomoyuki.
– No es la gran cosa –, añadió el hombre japonés, mirando furiosamente a Aswil por haberse reído de él. Tomó el libro de debajo de su camiseta y lo colocó sobre una cómoda. – ¿A quién le importa si nos mojamos? No es como si nos fuésemos a derretir.
Caminó hacia el baño. Pero luego de dar el primer paso, no pudo avanzar más.
Aswil lo había tomado de su muñeca y tirado hacia atrás. Aswil lo miró desafiantemente y removió con las puntas frías de sus dedos el pelo atrapado en su cuello.
– Quítate aquí la ropa –, dijo Aswil.
Tomoyuki buscó una respuesta, pero no porque no sabía qué hacer. Pensó por un momento en qué decir, pero Aswil esperaba una respuesta de él. Miró fijamente a los ojos de Tomoyuki, incitándolo silenciosamente a que fuese rápido.
El hombre japonés vaciló, aleteando sus cejas mojadas por la lluvia. – ¿Qué estás diciendo? El piso quedará todo mojado.
Pero el suelo ya estaba mojado. La verdad es que no le importaba.
Por supuesto que Aswil sabía eso, por lo que sacudió su cabeza. – No me importa que se moje el piso. Estoy pensando en esa camiseta pegada a tu cuerpo mojado.
Las cejas de Tomoyuki se juntaron inconscientemente, debido a la vergüenza.
La camiseta mojada pegada a su piel sólo lo había hecho sentir incómodo, pero las palabras de Aswil provocaron que una sensación distinta creciera dentro de él. Se dio cuenta de que su camiseta se había vuelto transparente y de que Aswil no ignoraba su pecho que se asomaba a través de ella.
Aswil miró fijamente con sus ojos estrechos mientras Tomoyuki temblaba. – Sácate la ropa. ¿O preferirías que yo la sacara por ti?
¿Sacársela él mismo, o dejar que Aswil lo desnudara? Si tenía que desprenderse de su ropa aquí, prefería sacársela él mismo. Tomoyuki sintió que se le juntaba calor en la base de su cuello mientras tomaba el borde de su camiseta. La deslizó por sobre su cabeza de manera eficiente y la tiró al suelo. Cuando pausó, los ojos de Aswil lo estimularon a que continuara. Se sacó sus pantalones y ropa interior al mismo tiempo, casi desesperadamente. Cuando sus piernas estuvieron libres, tiró su ropa a Aswil. El hombre las agarró con una mano y le hizo un gesto a Tomoyuki con la otra.
Tomoyuki sacudió su cabeza. Hasta ahora había obedecido, así que era el turno de Aswil.
Aswil observó a Tomoyuki, de pie sin moverse en el mismo lugar, luego avanzó hacia él. Se detuvo a unos cuantos metros e intencionalmente, sin encontrar los ojos de Tomoyuki, dejó que su mirada fija cayera desde la garganta de Tomoyuki hacia su pecho, a su plexo solar, luego a su estómago. El calor florecía donde fuese que Aswil posara sus ojos y Tomoyuki respiró profundo.
Era difícil permanecer compuesto. Pero no quería hacer el primer movimiento, por lo que valientemente sobrevivió.
El calor se derivó hacia el centro de su cuerpo, sus muslos, luego sus rodillas y sus pies. Cuando la mirada fija de Aswil había vagado por todo su cuerpo, volvió al centro.
El corazón de Tomoyuki dio un golpe cuando la palma de Aswil pasó rozando su pecho.
– Estás cálido –, susurró Aswil. Una sonrisa se reprodujo en las esquinas de su boca. – Sé que dijiste que no te derretirías, pero estás bastante cerca de eso ahora.
Un pequeño grito se escapó de Tomoyuki. Rápidamente lo reprimió, pero fue inútil. Escalofríos corrían por su columna vertebral mientras Aswil acariciaba su pecho y presionaba con besos la carne de su cuello.
– ¿Puedo ayudarte a deshacerte de este calor? – susurró Aswil.
– ¡...Ah! – gritó Tomoyuki.
Aswil comenzó a mordisquear el lóbulo de su oreja y Tomoyuki se lanzó hacia el pecho de Aswil. Inmediatamente trató de alejarse de nuevo, pero antes de que pudiese, dos brazos fuertes lo encerraron.
Aswil acarició el cuerpo húmedo de Tomoyuki. Sus labios rozaban los hombros de Tomoyuki y sus largas manos recorrían su piel. Sus dedos seguían el rastro a través de la espalda de Tomoyuki y agarraban sus caderas, y Tomoyuki no pudo resistir más. Envolvió sus brazos alrededor de Aswil.
– Aswil...
Sus lenguas se entrelazaron, bebiendo el aliento del otro, y cayeron enredados sobre su alfombra de piel.
Aswil se sacó su ropa con la ardiente ayuda de Tomoyuki. Buscaron la desnudez del otro con una impaciencia que ardía en llamas con cada segundo.
– Aswil...
Tomoyuki estaba encima, recorriendo su lengua por sobre el cuerpo de Aswil. Se deslizó desde el firme pecho de Aswil hasta su tenso estómago, llegando a su virilidad, que se levantaba para él. Envolviendo su mano alrededor de su longitud, Tomoyuki besó su punta. El órgano de Aswil tembló en respuesta, hinchándose al tiempo que observaba. Lleno de amor, usó cada técnica que conocía. Lamió cuidadosamente desde la punta hasta la base, y luego lentamente empujó a Aswil hacia su boca con su lengua.
– Tomoyuki...
La respiración de Aswil se aceleró. Su estómago se alzó y apretó su mano en el pelo de Tomoyuki. El acto de satisfacer las necesidades de Aswil también excitaba a Tomoyuki. Mientras continuaba trabajando con su boca sobre Aswil, Tomoyuki comenzó a frotar el interior de sus muslos sin darse cuenta.
– Mm, mm...
Acariciando la base del pene de Aswil con sus dedos, Tomoyuki movió su cabeza hacia arriba y hacia abajo. Podía sentir las pulsaciones de Aswil dentro de su boca, como si fuese a explotar en cualquier momento. Las manos de Aswil se deslizaron por la espalda de
Tomoyuki mientras él se perdía en el placer de darle placer a Aswil.
– ¡Ungh!
El dedo de Aswil repentinamente salió de entre los glúteos de Tomoyuki, y él saltó. Aswil pasó rozando sus dedos por la apertura.
– Espera...
Ignorando el intento de Tomoyuki de retenerlo, Aswil introdujo sus resbaladizos dedos. Tomoyuki no pudo concentrarse en inclinarse hacia Aswil mientras estaba siendo superficialmente explorado. Presionó su glúteo sobre el órgano de Aswil y se concentró en los dedos que penetraban su cuerpo.
Al introducir y sacar y frotar sus paredes interiores, un dolor dulce y palpitante crecía dentro de él.
– Ooh...
– Quiero escucharte. Deja que te inunde –, susurró Aswil cerca de su oído, y un escalofrío recorrió la piel de Tomoyuki. Los dedos de Aswil lo habían estado preparando, y ahora comenzaban a prolongar el placer dentro de él con un nuevo movimiento.
No pudo resistirse a Aswil, quien conocía su cuerpo muy bien. Tomoyuki agarró la alfombra y sometió su cuerpo al vibrante placer.
Aswil sacó sus dedos. Tomoyuki se cerró nuevamente, perdido en su inconsciencia, y Aswil dejó salir un suspiro. Sus ojos color miel estaban empapados de deseo.
Tomoyuki estaba tendido sobre su espalda, de manera seductiva. Aswil posó sus manos en las rodillas de Tomoyuki y abrió sus piernas. Tomoyuki sintió los ojos de Aswil sobre él y sus piernas temblaron debido a la vergüenza que sintió, pero más aún por la anticipación.
– Tomoyuki.
El calor recorría su apertura. Tomoyuki dejó salir un suspiro y Aswil ejerció presión hacia dentro, sin perder la señal. Aswil lo abrió al tiempo que presionaba, haciendo imposible para Tomoyuki agarrarse de él.
– Ah...ngh...Aswil...
– Está bien. Sólo quédate quieto.
– ¡Ungh!
Sólo al principio Tomoyuki sintió dolor. Una vez que estuvo completamente abierto, las paredes interiores de Tomoyuki se pegaron a Aswil instintivamente a medida que él llegaba a lo más profundo.
Tomoyuki echó su cabeza hacia atrás por el placer y la presión, al ser hábilmente penetrado. Aswil acercó más las caderas de Tomoyuki hacia él, mientras su pecho se elevaba, jadeando.
Una voz empañada de placer escurrió hacia afuera de Tomoyuki al tiempo que el placer se acumulaba muy dentro de él. – Ohh.
Una vez que comenzó a sentir placer dentro de él, éste sólo se volvió más intenso mientras se alargaba.
– Tomoyuki... es espectacular estar dentro de ti.
Aswil sostuvo sus caderas firmes en su lugar, golpeando contra ellas. Las lágrimas llegaron de forma natural a los ojos de Tomoyuki mientras Aswil frotaba sus paredes internas y estimulaba la zona erógena dentro de él. Aswil se inclinó sobre él y lo besó en la sien. Lamió una lágrima y un llanto quedó atrapado en la garganta de Tomoyuki con el toque.
– Ah... ah... sííí.
La espalda de Tomoyuki dejó la alfombra al tiempo que se contorsionaba debajo de Aswil. Mientras su conexión se profundizaba, sollozó por la intensidad del placer. Envolvió sus brazos fuertemente alrededor de la cadera de Aswil y lo besó. Su mente se quedó en blanco y su cuerpo completo se llenó con la sensación de que cada parte de él estaba conectada a Aswil.
– ¡Ahh! ¡Ya viene!
Tomoyuki comenzó a empujar hacia atrás con sus caderas, devorando a Aswil de la forma en que le gustaba. El sentimiento de que quería que esto durara sólo un momento más batallaba con su deseo de alcanzar su límite lo más rápido posible,
– Aswil...
Aswil envolvió su mano alrededor del pene de Tomoyuki.
– ¡N...no aún, no!
La reacción fue inmediata al tiempo que Tomoyuki echaba su cabeza hacia atrás por el clímax.
– Tomoyuki...
– Hunh...
Se acercó más a Aswil. Aswil empujó incluso más cruelmente hacia los interiores temblorosos de Tomoyuki. Tomoyuki ya ni siquiera podía hablar, sólo podía dejar que las cosas le pasaran. Aswil lo besó ferozmente y presionó los límites de Tomoyuki.
Aswil gruñó. El interior del cuerpo de Tomoyuki estaba ardiente por la pasión que desparramaba el fuerte miembro pulsante de Aswil. Tomoyuki fue impulsado a nuevas alturas. Su cuerpo se puso en un pequeño arco.
Aswil sostuvo a Tomoyuki en sus brazos mientras rodaba sobre la alfombra. Acarició el cabello de Tomoyuki y presionó sus besos sobre sus mejillas y párpados.
– Eso estuvo increíblemente bueno –, jadeó Aswil.
Pasó un largo rato antes de que Tomoyuki pudiese responder. Su corazón y su cuerpo habían sido destrozados y no quería mover más allá de un dedo. Amaba el sexo con Aswil, pero estuvo incluso mejor después de que habían terminado. Pudo sentir la ternura acumularse dentro de ellos después de que sus cuerpos habían sido apretujados en su propio sueño personal.
– Te amo, mi faridat.
Tomoyuki sintió un calor esparciéndose por su cuerpo, su corazón ardía por su amor por Aswil.
***********
Tomoyuki descansaba al lado de Aswil en la cama, mirando a la pantalla mientras Aswil tipeaba.
Después de que se habían movido desde la alfombra a la habitación, se habían quedado dormidos. Cuando Tomoyuki había despertado, Aswil ya estaba levantado y usaba el computador. Estaba buscando datos de áreas mineras en África que había comprado. Tenía que analizar los estratos de suelo para ver si era posible extraer petróleo crudo de ciertas minas.
Desde que habían llegado a la isla, Aswil había estado analizando datos como éste, mientras se correspondía por correo electrónico con una compañía afiliada de Inglaterra.
Por supuesto, el hecho de que la compañía petrolera estaba tratando con el antiguo rey de Madina era un tema ultra secreto.
El viaje de negocios falso al que Aswil había mandado a Tomoyuki al principio ahora era real. Esta vez, Tomoyuki sería prestado a la compañía por el proceso de licitación, para cubrir a Aswil.
– ¿Has decidido cuáles minas quieres licitar? – preguntó Tomoyuki.
– Más o menos. Pero también tenemos que escuchar lo que la otra parte tiene que decir –, respondió Aswil.
Tomoyuki asintió mientras Aswil apuntaba a uno de los mapas en la pantalla. La compañía petrolera había nombrado a tres minas candidatas para la licitación inicial. La mina que Aswil estaba señalando era una de ellas.
Tomoyuki estaba seguro de que acordarían la ubicación que Aswil quería, sin problemas, pero lo difícil sería decidir qué porcentaje de las partes recibiría su compañía. Tomoyuki probablemente lo discutiría directamente con el representante de la compañía petrolera cuando fuese a Inglaterra.
– Déjame las negociaciones a mí. No soy tan malo – dijo.
Empujó suavemente a Aswil y él lo tomó en sus brazos.
– Sé el buen hombre de negocios que eres –, dijo Aswil.
Tomoyuki no se sintió tan mal al aceptar el elogio junto con un beso en la sien. Cuando había estado trabajando en Japón, había sido forzado a encargarse de una cantidad de proyectos deplorables, con los que había tenido éxito. Se las daba de un hombre de negocios decente.
Posó su mano sobre la de Aswil. – Señor Murshid.
Aswil lo miró, sorprendido. – ¿Por qué de repente tanta formalidad?
– Lo que pasa es que... –. Se sintió un poco nervioso y eligió sus palabras cuidadosamente antes de continuar. – Sería un honor si me eligieras para ser tu compañero, tanto en lo oficial como en lo privado. Para tener y apoyarme.
– Aswil levantó una ceja. – Lo iba a hacer.
– Aswil...
Era casi desilusionante lo rápido que Aswil había aceptado la propuesta de Tomoyuki, pero escuchar al hombre decirlo hacía que su corazón se agitara con alegría.
Tomoyuki trató de imaginar su vida después de esto, con el hombre que no sería sólo su amante, sino también su compañero de negocios. El sendero por el que caminaría con Aswil probablemente no iba a ser liso, pero definitivamente sería increíble. Sin importar los obstáculos que enfrentaran, serían capaces de superarlos juntos.
– Estoy ansioso de trabajar contigo –, dijo Tomoyuki en el estilo japonés formal.
Aswil le siguió el juego, inclinando su cabeza y respondiendo, – Tengo suerte de tenerte.
Luego sus ojos se encontraron y estallaron en risa. Rieron fuertemente y cayeron el uno sobre el otro.
Tomoyuki le dio a Aswil, su amante, un beso y su corazón vibró dulcemente.
No podía haber nada mejor en todo el mundo que besar al único hombre que amaba, al hombre que lo amaba también.
Hemos llegado a otro final espero que esta historia de amor en el desierto también les gustara
Lamento mucho la tardanza y errores es que apenas he podido conectarme y actualizar correctamente
Pronto les traeré mas historias de las que tanto nos gustan, me gustaría que me dieran sus opiniones que tipo de historias tes gustaría leer algún genero en particular? o mejor dicho sobre que quisieran leer hasta ahora hemos tenido romance en el desierto, policías ardientes, un soldado que no puede aceptar su sexualidad, un espía con traumas y un chico ciego, intento acercarles variedad por eso pido sus opiniones
Gracias chicas x sus traducciones.. ❤❤
ResponderEliminarMmm bueno me gustaria de esas historias de los ukes q son duros de conquistar, donde el seme hace lo imposible para atraparlo.. no se, Algo asi.. :3 (e///e)
Nuevamente gracias... 😘😘
Hola... Muchas gracias por esta historia, me gusto mucho, me gustaría algo de omegaverse, bueno si se pudiera, pero de lo contrario lo que tu desees, porque yo no tengo restricciones en la lectura y menos en en bl,gracias nuevamente, sigue adelante 😘😘😘
ResponderEliminargracias x esta historia me encanto la disfrute mucho..... me gustan los romances donde ambos son muy masculinos sobre todo cuando uno de ellos es heterosexual y es conquistado ..me fascina esa etapa de confusion donde ves si eres o no eres jajajaj y finalmente se dan cuenta y seden a l amor... gracias por las historias en espera de otras mas excitantes
ResponderEliminarOmegaverse esta muy bien!!! Gracias por la traduccion de esta historia . :)
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