Gaps in your soul

Capítulo Cuatro

Dalton veía la respuesta de Jared en los ojos café chocolate.
Su incapacidad de decir las palabras confirmaban los miedos de Dalton. Jared nunca admitiría que era gay. Ese fin de semana, esa noche, era todo lo que Dalton podría obtener de él a menos que él aceptara seguir en secreto.

Él asintió más para sí mismo que para Jared. Deslizó sus brazos alrededor de su poco dispuesto amante, le dio un beso en los labios.
Lentamente, suavemente lo mordisqueó y Jared le dio la bienvenida a su lengua. Si esa noche era todo lo que iba a tener, haría que fuera suficiente para toda su vida.
Sus dedos acariciaron la piel de sus muslos y su abdomen. Un estremecimiento lo recorrió con el toque.
Las manos de Jared se movieron a las caderas de Dalton. Sus dedos
fueron hacia su bragueta. Tímida y vacilantemente, abrió el botón y el cierre. Manos temblorosas se deslizaron dentro del interior de los jeans de Dalton y rodearon su culo. El suave algodón de su ropa interior fue separado de su piel con las caricias de Jared.
—Te quiero también,— Dalton murmuró.
Un gemido ahogado y un duro beso fue la única respuesta de Jared.
Dalton jaló a su renuente amante por el cuarto. Con sus jeans aún a medio muslo, los pasos de Jared eran lentos. Girándose hacia él, Dalton lo empujó hacia la cama. Él se arrodillo a sus pies. Empezó a quitarle sus zapatos, Dalton se tomó su tiempo en desnudar a Jared. Sus manos coaccionaban para que subiera a la cama, los cobertores aún revueltos de
esa tarde.
Mientras se quitaba su propia ropa, grababa la imagen de su amante en su memoria. Su delgado cuerpo, su pecho bien definido esparcido con vello castaño oscuro. Una línea delgada de vello comenzaba debajo de su ombligo y seguía su camino hacia el sur. Su pene, grueso y largo, rogando por atención. Largas y bien torneadas piernas completaban el paquete.
La mirada de Dalton lo recorrió hasta que se detuvo en el muslo izquierdo de Jared. Una gran cicatriz roja fuerte, dentada y gruesa marcaba su pierna. Dalton trazó la gruesa piel con la punta de su dedo.
Él retiró su mano cuando un temblor recorrió a su amante.
—¿Te duele?
—No —Jared se apoyó en su codo y vio hacia la pierna. —La cicatriz es sensible al toque. Pero no me duele. El dolor es de los músculos y nervios dañados.
Dalton no pudo resistir el recorrer la línea, primero con su dedo y
luego con sus labios. Su mirada iba entre la cara de Jared y la dentada cicatriz.
—Un mortero golpeó a un vehículo cerca de mí y mi equipo. La mayoría de las lesiones son de las granadas del camión —los ojos de Jared vidriosos mientras hablaba. Su voz era poco más que un murmullo. —Patterson estaba entre Martínez y yo. Ambos me cubrieron de lo peor.
Dalton sintió el temblor de Jared antes de verlo. Él subió a la cama
y lo rodeó con sus brazos.
—Patterson estaba gritando. Una pierna parecía carne despedazada. La otra cortada hasta el hueso —Su cuerpo temblaba. —Él solo era un niño. Jonesy logró colocarle un torniquete. Martínez… No había nada que pudiéramos hacer —
Lágrimas bajaban de sus fuertemente cerrados ojos.
Envolviendo a Jared entre sus muslos, Dalton lo sostuvo.
—Él se iría a su casa en semanas. Su enrolamiento terminaba y su
esposa lo quería en casa. Él tenía niños, niños pequeños.
—No fue tu culpa —Dalton no podía pensar nada más que decir.
—Yo estaba al mando. Ellos eran mis hombres —La cama vibraba con el temblor del cuerpo de Jared.
Dalton se inclinó y tomó el borde del cubrecama. Jalando la tela
sobre su tembloroso amante, se acostó de lado y lo sostuvo, pecho con pecho.
—Aún así no es tu culpa. Ustedes estaban haciendo el trabajo para
el que fueron envidos. No podías saber que eso sucedería.
Los brazos de Jared se deslizaron alrededor de él. Calientes
lágrimas cubrían el cuello de Dalton.
—Martínez tenía mucho por qué vivir.
—Tanto como tú. No puedo dejar que te culpes por sobrevivir arruinando tu vida —Calientes besos cubrían las lágrimas que se derramaban en su piel.
—Yo te quiero.
Dalton casi pierde el ronco murmullo de Jared. —Tú me tienes. — Levantó el mentón de Jared y acunó la cara de su amante, besó el camino de las lágrimas. —Tú me tienes. — Sus labios se fundieron en los de Jared.
Salado, dulce y hambriento calor lo abrumó.
Jared empujó a Dalton de espaldas. El delgado cuerpo se sorprendió con el peso encima de él. La flácida erección de Jared se endurecía de nuevo. Caliente carne se empujaba contra el abdomen de Dalton. Los penes chocaron juntos y Jared estableció un rápido ritmo. El
pre-semen facilitaba la fricción.
Hace diez años, Dalton había sido quien estaba arriba presionándose entre el tenso músculo de su abdomen con frenético ritmo hasta que lo llevó al clímax antes de que Jared recuperara su sensatez.
Entonces Dalton había querido más pero estaba asustado de pedirlo. Las cosas cambian en diez años.
Duros besos y frenéticos empujones llevaban a Dalton al borde de la dicha. Su corazón dolía al saber que mañana podría ser el final de su fantasía. Esta vez él no temía hablar. —Jódeme.
Los movimientos de Jared disminuyeron. Su boca asaltaba los labios de Dalton. —Si…
Calientes besos cubrieron el mentón y la garganta de Dalton. Jared se detuvo en su cuello, chupando y lamiendo la tierna piel.
Dalton giró su cabeza para darle mayor acceso a Jared. Sus manos
frotaban arriba y abajo los bíceps de Jared.
Su amante bajó más. Su boca llegó a los sensibles pezones.
Primero dulces chupadas rozando con los dientes el duro pezón.
Ondas de placer lo recorrían. —Dios, si…— Dalton jadeó por aire.
Una suave risa se sintió en su piel antes de que Jared se moviera hacia el otro pezón dándole el mismo tratamiento. Su boca atormentaba a Dalton.
Anticipación y decepción surgían a través de él cuando Jared se movió hacia su abdomen. Unos feroces besos recorrían su abdomen. Una caliente y curiosa lengua recorrió el interior de su ombligo.
Dalton se arqueó ante la tortura. Sus manos tomaron la cabeza de Jared.
—¿Tienes un poco de cosquillas ahí?— La lengua de Jared se movió de regreso al abdomen de Dalton, solo que Dalton sostenía su cabeza.
—Sí, y te devolveré cada cosa.
Jared se rió. Su total conducta era tan diferente a la de hace un momento. Sus ojos chispeaban antes de que él bajara la cabeza y siguiera su exploración.
Seductores besos cubrían el bajo abdomen de Dalton. Su pene pulsaba con excitación. El mentón de Jared rozaba la punta. Lo rasposo de la sombra de su barba solo aumentaba la necesidad de Dalton.
—Tócame…
Una callosa mano circuló su pene. El tenso apretón y la larga chupada casi terminan con la espera de Dalton. Sus manos empujaban la cabeza de Dalton hacia su dolorosa carne.
—¿Ansioso?— Traviesos ojos café chispeaban.
—¡Sí!
Húmedo calor y una provocadora lengua rodeaba su corona, alternando entre suaves chupadas y duros y profundos empujes. Los dientes raspaban ligeramente su eje entrando profundamente en él.
Feroces besos circulaban su carne y recorriendo la vena a lo largo de su eje. Los labios presionaban su escroto, engullendo y chupando cada bola a la vez. La lengua de Jared lavaba su carne.
Los dedos se deslizaron entre las bolas de Dalton. Uno se presionó contra su agujero.
—¿Lubricante?
—¿Qué?— La atención de Dalton se perdió con la voz de Jared.
—Lubricante. ¿Tienes algo?
—¡Joder!
Jared se rió. —Tomo eso como un no —Él chupó su dedo dentro de su boca. Con saliva lo empujó de nuevo contra el apretado agujero.
—Oh si…— Dalton se relajó ante la invasión que estiraba sus músculos.
—Demasiado apretado. Necesitaremos lubricante si vamos a meter mi pene ahí.
—Maldición —Dalton sabía exactamente dónde había dejado el lubricante…en su cuarto. —Loción. Debe haber loción para las manos en el cuarto de baño.
Dalton hizo un gesto de dolor cuando Jared deslizó los dedos fuera de él. Ya extrañaba el calor.
Jared cojeó hacia el cuarto de baño. Un tambaleo lo sacó de balance.
Dalton se enderezó. —¿Estás bien?
—Sí, bebí mucho esta noche, ¿recuerdas?— Jared desapareció dentro del cuarto de baño.
Riéndose Dalton cayó en la cama. Un estremecimiento lo recorrió y
nada tenía que ver con la temperatura del cuarto.
—¡Sí! Estaremos ocupados —Salió del cuarto levantando triunfal la
loción. La sonrisa en su cara se cayó. —¿Condón?
—Mierda —Después de lo de esta tarde. Dalton nunca pensó que estaría en la cama de Jared de nuevo. Usualmente no anda por ahí preparado para el sexo.
—Ni siquiera voy a preguntarte por qué llevabas lubricante y condón esta tarde.
—Bueno —Dalton se enderezó de nuevo.
Jared subió a la cama y se montó a horcajadas en las piernas de
Dalton. —Estoy limpio, sabes, en la armada son realmente muy
cuidadosos con este tipo de cosas.
La decepción de Dalton se debilitó cuando se dio cuenta lo que Jared quería decir. —Yo también. Quiero decir. Incluso me he hecho exámenes, estoy limpio —Él nunca lo había hecho al natural con nadie.
Sus anteriores relaciones nunca habían llegado a ese nivel de confianza.
Lentamente él asintió.
Los calientes cuerpos cayeron de nuevo en la cama. Las incipientes
barbas raspaban en los duros besos.
Jared se apartó y lentamente bajó por el cuerpo de Dalton.
—Oh no, no lo harás —Las manos de Dalton empujaron los hombros de Jared. —No puedes empezar de nuevo. Continúa en donde te quedaste.
Riéndose, Jared le dio rápidos besos al torso de Dalton y se arrodilló entre las piernas de Dalton.
Dalton dobló sus piernas y colocó sus pies al lado de Jared.
— Empieza a moverte.
Jared lentamente abría la pequeña botella. Su traviesa sonrisa
dirigida a un demasiado impaciente Dalton.
Jared exprimió un poco en su palma, y dejó la botella en la cama. Él giró sus dedos a través de la azul-verde loción.
Dalton se apoyó en sus pies para darle más fácil acceso a Jared. Él
deslizó el frío dedo por su abertura antes de presionar el interior.
Cerrando sus ojos, Dalton se preparó para el frío-calor y el inevitable ardor. Él no había estado con alguien en años. Y este hombre no era solo “alguien”.
Un segundo dedo se unió al primero. Jared movía sus dedos en tijera de un lado a otro y de arriba hacia abajo.
Una onda de placer recorrió a Dalton. Entonces otro cuando Jared golpeo su próstata. —Oh si…— Él empujó sus caderas contra la mano de Jared. —Más.
Un tercer dedo contestó su murmurada petición.
—Se siente bien—Jadeó, cuando los dedos de Jared golpearon su próstata. De nuevo ondas de placer recorrían su cuerpo, su pene saltaba con cada ardiente caricia.
Entonces el vacio. Sus ojos se abrieron de golpe.
Jared lo veía fijamente. El pequeño bote de loción en una mano, con la otra cubría su pene. Cuando terminó, tapó la botella y la lanzó sobre su hombro. La botella golpeó contra la pared antes de caer en la alfombra.
Dalton tomó una almohada de al lado y levantó sus caderas colocando la almohada bajo su culo. —Jódeme.
Un dedo entró en su agujero y luego desapareció. Con su mano alrededor de su pene, Jared se movió hacia delante hasta que la punta se presionó contra el agujero de Dalton.
Exhalando, Dalton relajó su cuerpo. El calor presionaba su interior.
El tenso anillo se estiró alrededor de la corona del pene de Jared.
Tomando una profunda respiración, Dalton exhaló y se empujó. La gruesa cabeza del pene pasó los músculos. Una respiración más y Jared se deslizó
profundamente.
—Oh, joder. Estás tan apretado, tan caliente…— La frente de Jared
se cubrió de sudor. —No quiero… No quiero lastimarte.
—¿Yo te lastimé?
—No. No. estuvo bien. Demasiado bien —Jared se inclinó, sus manos presionaron los muslos de Dalton.
—Entonces muévete. Hazme sentir bien.
Jared se movía lentamente. Cada vez rozaba la próstata de Dalton, pero no era suficiente.
—Más rápido.
—No puedo. Me voy a correr.
—Jared —Los ojos de su amante se abrieron. Dulces ojos cafés se veían llenos de placer viendo a Dalton con algo de temor. Jódeme duro y lléname.
Las líneas alrededor de los ojos de Jared se relajaron. Su mirada fija en Dalton, su cuerpo comenzó a moverse. Largos y lentos empujones enviaban ondas de calor que fluían a través del cuerpo de Dalton.
Dalton tomó su propio pene. Un rápido jalón y la semilla se derramó a su abdomen y pecho. Orgásmico placer recorría su cuerpo, su culo apretó el pene de Jared.
—¡Oh mierda!— El cuerpo de Jared se golpeó contra el de Dalton.
Sus ojos giraron y se quedó con la boca abierta.
El calor atravesaba a Dalton. Caliente semilla se deslizó por la carne de Jared.
Jared se inclinó hacia delante y atacó la boca de Dalton. —Si… Tan bueno —Murmuró las palabras en sus besos. —Te amo…

Otra onda de placer hinchó el corazón de Dalton. —Te amo,— él murmuró.

6 comentarios:

  1. OMG!! Me encanta que Sean *Sukes* :3

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  2. Respuestas
    1. lamento la tardanza he estado en cama, si hay mas capítulos tratare de subir los que faltan lo mas pronto posible

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    2. Cuidate y mejorate.
      Luego sube los capitulos de volada xq ya no puedo mas con la espera. Jajaj.
      Saludos

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