Hearing Beauty

Segunda Parte 

Toby despertó solo, aunque las almohadas sobre las que estaba recostado olían a Derik. 

Se sentó y estiró, parpadeando, tratando de percibir que hora 
era por el nivel de luz. ¿Estaba oscuro? Derik lo necesitaba al anochecer… eso era lo que Derik había dicho. 
Encontró la orilla de la cama y bajó sus piernas, —¿Derik? —dijo suavemente. 

—Estoy en la silla por la chimenea, bello. ¿Dormiste bien? —Un escalofrío de placer recorrió su cuerpo. Esa voz… lo volvía loco. 
—Así es. —Se puso de pie, estiró las manos frente a su cuerpo, buscando obstáculos mientras caminaba lentamente en dirección a la voz de Derik. 
Estaba lo suficientemente oscuro para que su mejor pista fuera la voz y el único punto iluminado de la habitación, lo cual él asumía era el fuego de la chimenea. Podía oler la savia de los árboles mientras se quemaba y lo que probablemente era su cena, hierbas y carne. 
Derik tomó su mano y lo llevó a sentarse sobre su cálido… y 
desnudo… regazo, luego lo envolvió en una sábana. 
—Eres agradable y cálido, —observó, sus dedos deslizándose sobre la piel de Derik, explorándolo. Con el tiempo memorizaría esta piel, sabría los patrones hechos por las cicatrices y la piel suave. 
—¿Ya es de noche? —preguntó. 
—Casi. Cerré las cortinas para no tener que ver cuando el sol se oculte. 
Acarició a Derik con su rostro, deslizando su mejilla sobre el 
pecho de Derik, sonriendo mientras la pequeña tetilla de este se endurecía. —Debiste haberme despertado. 
—Te veías tan feliz acomodado en mi cama. —Un pulgar acarició su garganta. 
Ronroneó, dejó caer su cabeza hacia atrás, ofreciéndose a las caricias de Derik. —Hubiera sido feliz despertando en tus brazos. 
—¿Lo serías? —Derik se acercó, sus suaves y cálidos labios rozando su piel. 
Volvió a ronronear, sus manos buscando los hombros de Derik. 
—Sí, lo hubiera estado, lo estoy. 
—Tan cálido, mi dulce Toby. ¿Tienes hambre? 
Oh, sí, estaba hambriento por sentir esas dulces caricias, por los sentimientos que le provocaban. —Sí, tengo. 
—¿Se te antoja la comida o yo? —Derik lo alejó un poco, buscando una de sus tetillas. 
Su cuerpo se estremeció, gritando mientras su cuerpo se dejaba llevar por las caricias. —¡Tú! Oh, Derik. Tú. 
Su tetilla fue succionada por esos calientes labios, la punta tocada por esa lengua hirviendo. Su cuerpo se volvió a estremecer, sus manos alcanzaron la cabeza de Derik. —¡Oh! 
Derik murmuró, su sedosa cabellera rozándose contra él, volviéndolo loco. Gimió, sus caderas levantándose en el aire, su cuerpo era guiado por el instinto. Una de esas maravillosas y cálidas manos tocó su longitud, moviéndose de manera segura y estable, desatando su pasión. 
—Derik. Oh, se siente tan bien. Tan grande. —Gritó y gimió, su cuerpo retorciéndose y persiguiendo el placer que se estaba desatando en su cuerpo. 
—Todo es para ti, —las palabras fueron susurradas, tatuadas sobre su piel. 
Gimió, el placer creciendo y creciendo. —¡Oh, Derik! 
Se sentía tan bien que no podía contenerlo más, sentía como si estaba a punto de explotar y fue en esos momentos que lo hizo, el placer fue expulsado de su cuerpo. Derik se acercó, moviendo su mano húmeda sobre su piel, seguida de su lengua. Sintió un escalofrío y su cuerpo se sacudió con los efectos del placer.
—Dulce Toby… —Oh, se sentía… oh… 
—Derik. —Se acomodó sobre la cabeza de Derik, sus dedos acariciando la larga cabellera. 
—Sí, — Derik lo cubrió con la sábana y comenzó a arrullarlo. 
Gimió suavemente —¿Tienes alguna necesidad? —preguntó, 
acariciando la cabeza de Derik, su sedosa cabellera se sentía tan bien 
en las yemas de sus dedos, el movimiento era perfecto, correspondía 
perfectamente con su ritmo interior. 
—Mmm… abrazarte es todo lo que necesito. Podría esconderme 
de la oscuridad para siempre a tu lado. 
—Muy bien, podemos hacer eso. —Se sentía tan bien estar aquí 
con Derik, era dulce, cálido y lleno de placer. 
—Bien. Envié el mensajero a casa de tus padres. ¿Crees que estarán felices? 
—No lo sé, —respondió con honestidad—. Se sentirán aliviados al saber que ya no seré una carga, pero estaban esperando unirme con alguien de la alta sociedad. Por supuesto, que estaba destinado a decepcionarlos de cualquier forma… he tenido dos encuentros desastrosos con familias que se horrorizaron por mi aflicción. 
—Aflicción. ¿Tú? Eres hermoso. —Derik parecía estar casi indignado. 
Se emocionó. —Gracias. —Acarició a Derik—. La verdad es que aunque no soy perfecto… no puedo ver. 
—Y yo soy alguien aterrorizante… 
—No de la forma en la que yo lo veo. Oh. —Rió suavemente, sus manos deslizándose sobre el rostro de Derik, se complementaban tan bien el uno al otro. Derik sonrió para él, rozando sus labios contra las palmas de sus manos—. Espero que no te vayan a retar, 
Derik. Deseo quedarme contigo. —Lo que realmente se preguntaba era si Derik pelearía por él si sus padres se rehusaban a la unión. 
—Si me retan, ¿te pondrías de mi lado? ¿Los desafiarías? —preguntó Derik. 
—¿Me quieres lo suficiente como para pelear con ellos? —Asintió, lágrimas acumulándose en sus ojos—. Me pondré de tu parte contra quien sea, Derik. 
—Entonces no hay nada que temer. Nada. —Derik besó sus lágrimas, con esos suaves labios. 
Respiró profundamente, feliz de estar en los brazos de Derik, de sentir el placer de esos dulces besos. 
Cuando tocaron a la puerta saltó del susto. —Amo Derik, ¿señor? La cena está lista. 
—Haz que la traigan aquí, con algo de ponche caliente de vino y especias. He tomado un compañero de vida. —Toby sonrió con orgullo al escuchar la forma en la que Derik lo había llamado, “compañero de vida”. 
—¡Oh, Amo Derik! ¿El pequeño chico que trajo con usted? Oh, pero que gran día es hoy. —La voz de Ayla era feliz, alegre. 
—Sí, tenemos que informarle a su familia mañana e ir a por las 
cosas que harán de esta casa su hogar. 
—Oh, será maravilloso tenerlo aquí, Amo Derik. No lo había visto sonreír tanto como lo he visto hacerlo hoy cuando regresó a casa. 
—Está sentado justo aquí, —dijo Toby gentilmente, acostumbrado a que la gente hablara de él como si él no se encontrase en la habitación. Lo cual encontraba bastante gracioso…ya que se supone que él era el que no podía ver; aunque asumió que eso era lo que lo hacía invisible. 
—¿No me digas? ¿Estás seguro? —La voz de Derik estaba llena de risa, sus dedos haciéndole cosquillas a Toby en las costillas. Rió, tratando de esquivarlo, su miembro endureciéndose nuevamente mientras se alejaba del cuerpo de Derik. 
Ayla rió. —Oh, ese es un sonido que creímos que habíamos perdido. Bienvenido Amo Toby, es un placer tenerlo en casa. 
Las cosquillas de Derik se detuvieron, y dejó escapar un suspiro suave y feliz 
Se acercó a Derik, frotándose contra la cálida piel. —Casa. Me gusta el sonido, Derik. 
—Sí, bienvenido a casa. —Había mucha paz en la voz de Derik. 
—Gracias, —murmuró envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Derik para poder abrazarlo fuertemente. 
Se pudo escuchar el sonido de platos, los olores eran deliciosos y tentadores. —Tendrás que decirnos tus comidas favoritas para poder hacerte feliz. —Dijo Derik. 
—Ya soy feliz, —Toby respondió, besando la piel que pudo encontrar—. Amo las cosas con especias interesantes y aromas. 
Algo frío y salado fue presionado contra sus labios. —Hongos. 
Abrió la boca, tomando el delicioso hongo y lamiendo los jugos de los dedos de Derik. Oh, podía aprender a disfrutar el ser alimentado. 
—¿Cómo puedo hacer esto más fácil para ti? ¿Debería decirte que son los platillos? 
—Por favor. Entre otras cosas, prefiero comer de mi propio plato. 
Puedes decirme donde se encuentran las cosas, hongos al norte, ensalada al sur, carne al oeste, algo así. Pero cuando estemos juntos puedes alimentarme. Sabe delicioso de tus dedos. 
—Sí, eso funcionará. Hay enrollados, hongos, rebanadas de tomate y estofado de pollo en vino. 
—Oh, me gustan los tomates… saben brillante. 
—¿En serio? Abre. —Derik lamió su labio inferior antes de darle 
una rebanada de tomate. 
—Mmm. —Oh sabía tan bien, el sabor explotando en su boca. 
Luego lo tragó, lamió su labio donde Derik lo había hecho antes, buscando el sabor de su pareja. 
La boca de Derik cubrió la suya, la lengua penetrándole y saboreándole. Gimió suavemente, sus manos levantándose para poder enredarse en la cabellera de Derik. Succionó tímidamente la lengua de Derik. Derik ronroneó, sus manos atrayéndolo hacia su cuerpo. 
—¿Acaso no tienes hambre? —preguntó, uniendo su cuerpo al de Derik. 
—Estoy muriendo del hambre. —Derik se frotó contra él, sonriendo. 
Sonrió en respuesta, sus brazos envolviendo el cuello de Derik. 
—Entonces come. 
Comida fue compartida entre ellos, lenguas deslizándose y saboreando. Nunca había tenido una cena tan deliciosa, jamás había comido tan bien. 
—Me volveré alguien gordo y perezoso. —Murmuró. 
—Te mantendré esbelto. 
Rio, adorando el sonido de la palabra en la voz de Derik. 
Derik rió, su nariz haciéndole cosquillas en la mandíbula. —Es es… es… esbelto. 
Rió y rió, su estómago lleno y su corazón feliz. 
Esto era tan bueno. Esperaba que sus padres lo vieran de esa forma y no se opusieran a la unión 

***** 


Toby estaba vibrando. 

Solamente temblaba. 
La reunión con sus padres no había salido bien. Sus padres habían gritado, se habían rehusado a la unión y habían forzado a Derik a retirarse, también habían forzado a Toby a regresar a su habitación. Había tomado a dos de los pajes del establo llevarlo hasta ahí y luego su padre había cerrado la puerta con pasador. 
—Es por tu propio bien, Toby. No necesitas unirte a un hombre 
tan horrendo a quien nadie más tolera ver, mucho menos quiere tener a su lado. 
Se había escapado por la ventana. 
Tenía suerte de que el arbusto hubiera amortiguado su caída, pero su tobillo estaba hinchado y el arbusto le había herido gravemente los brazos, rostro y garganta. 
Pero se había calmado lo suficiente como para encontrar el camino y tratar de distinguir de qué lado estaba el sur con respecto al sol y comenzó a caminar. 
Su furia lo había llevado bastante lejos, pero mientras más caminaba y se tropezaba, más temblaba. La furia alimentándolo. 
¿Cómo se atrevían? 
No lo querían. 
Estaban preocupados de que se convirtiera en una carga, se 
preocupaban de quien se haría cargo de él cuando ellos ya no estuvieran. 
Se tropezó y cayó sobre sus manos y rodillas, las pequeñas piedras en el camino penetrando su piel. 
—Derik, —suspiró, tratando con todo su ser no llorar como un niño. 
Pareció casi una eternidad antes de que una forma oscura con alas apareciera frente a él. —Toby, belleza. Te he estado buscando durante horas. —Las cálidas y fuertes manos lo levantaron y 
abrazaron. 
Fue en ese momento en el que las lágrimas llegaron, un llanto 
de alivio lo desgarraba mientras envolvía el cuello de Derik con sus brazos, aferrándose a él. Esa voz lo conmovía y le decía que todo 
estaría bien. —Estaba intentando encontrarte. 
—¿Estás herido? ¿Puedes caminar? —Los labios de Derik rozaron su mejilla—. Se acerca la noche Toby, debemos ir a casa.
—Sí, por favor Derik, llévame a casa. Puedo caminar. —Volteó su rostro para poder encontrar los labios del otro hombre, el dulce sabor a canela de la boca de Derik lo llenaba de energía. 
—Tengo un poni. Vamos. Tus padres están… muy molestos 
conmigo. —Fue levantado del suelo y sostenido entre esos poderosos brazos. 
—Aun así me tomaras como tu compañero de vida, ¿cierto, 
Derik? Nos enfrentaremos juntos a ellos, ¿cierto? Quiero estar contigo, quiero ir a casa contigo. —Enterró su rostro en el cuello de Derik—. Quiero pertenecerte. 
—Sí, tú eres mi pareja, mi corazón. Mi hogar es el tuyo. 
—Apresúrate Derik, llévanos a casa antes que el sol se oculte. 
Quiero pasar la noche en tus brazos. 
El poni de Derik era veloz, los sonidos de su casa y del pueblo desapareciendo y siendo reemplazados por el olor fuerte a grama y a algo dulce. 
—Jamás te dejaré ir, Toby. Pelearé por ti. 
—Y yo lucharé por permanecer a tu lado, Derik. No permitiré que me lleven de tu lado. Ese es el lugar donde deseo estar. 
Derik lo abrazó fuertemente. —Este es el lugar a donde perteneces, —labios rozaron su oído—. Anoche no tuve miedo. 
Asintió, aliviado cuando el poni por fin se detuvo, el olor a humo de madera y de la cena se podía sentir por el lugar, al igual que el de las flores que perfumaban ligeramente el aire. 
—Este es el lugar al que pertenezco. —Susurró, sintiendo la verdad de las palabras. 
—Sí, tu hogar. Donde eres amado profundamente. 
Le mostró una sonrisa a Derik, envuelto entre esas poderosas alas de su voz. —Guíame a la casa y ámame, Derik. 
—Sí, te amo. —Recibió un rápido beso, sus besos provocándole cosquillas—. Y te bañaré. 
—¿Huelo mal, Derik? —preguntó riendo. Y qué maravilla… que 
pudiera reír a pesar de todo el dolor y el enojo del día de hoy. 
—Estás lleno de tierra y tus mejillas tienen rastros de lágrimas, tu cabello está enredado y… —Derik le hizo cariño a su sien con la nariz, inhalando profundamente—. Hueles a mi compañero de vida. 
Envolvió sus brazos alrededor del cuello de Derik. —Y me pica 
todo, además hay heridas que duelen, —murmuró, consciente nuevamente de sus heridas ahora que se las habían recordado. 
—Podemos bañarnos juntos en la tina, —fue levantado del poni y envuelto por la calidez del cuerpo de Derik… su hogar. —Prepara el baño Abin, y también haz que nos lleven la cena. Toby se quedará en casa para siempre. 
Oh, le encantaba como se oía esa oración. Asintió sonriendo 
con felicidad. Sí, se quedaría en casa para siempre.

*****


Su padre envió a dos guardias por él. 

Se rehusó a partir. 
Luego su padre vino personalmente. 
Se rehusó a partir con él. 
El magistrado le siguió. 
Con una gran cantidad de soldados. Muchos soldados… Toby lo sabía debido al sonido que causaban sus pasos al marchar enfrente de la pequeña vivienda en el valle de la montaña. Derik se lo confirmó, al parecer eran aproximadamente unos cuarenta y siete hombres.
Toby tomó la mano de Derik y se paró erguido y orgulloso en el frente de su hogar. Su hogar. 
—Estoy con mi compañero de vida, me quedaré aquí. —No quería a estas personas en su hogar, podía oler el sudor de ellos y como el aroma de las flores y grama se desprendía al haber sido aplastadas por tantas botas. 
El magistrado estaba sorprendido al escuchar sus palabras. —Tu padre dijo que habías sido embrujado, obligado por un hombre loco. 
—Derik no es ningún loco. Él es un héroe de nuestra gente y yo me siento honrado por estar con él. 
El magistrado y los soldados partieron y Toby dictó una carta a su padre. No tenía habilidades. No podía ver apropiadamente. No había motivo para que ellos quisieran aferrarse a él. Estaba feliz con su pareja y lo único que deseaba eran sus bendiciones. Sin embargo dejó muy claro que se quedaría aunque no recibiera su aprobación. 
Finalmente la aprobación llegó y Toby corrió por la casa en dirección al estudio de Derik, queriendo compartir las buenas noticias. Conocía este lugar tan bien como el anterior, esquivando a la perfección los muebles. 
Derik estaba tarareando, sentado en un punto soleado cerca de su escritorio de madera. La infelicidad de esa voz había comenzado a desvanecerse y ahora era casi inexistente. Toby se detuvo a uno o dos pasos de la habitación, solo escuchando los sonidos. Eran hermosos. La chimenea estaba encendida y la luz solar penetraba por las ventanas. 
Su hogar. 
—¿Derik? He recibido una carta hoy por un mensajero. —Se movió en dirección a la silla de Derik, con pasos seguros. 
—¿Sí belleza? ¿Buenas noticias? —La voz de Derik se tornó más cálida y feliz, eso se debía a él. Las alas oscuras de esa voz aparecían en su mente. 
Asintió sonriendo. —El mensajero dijo que mi padre no esperaba respuesta y que había dado su bendición. ¿Podrías leerme la carta? —Le entregó el pergamino a su amante y se acomodó en su ya acostumbrado lugar, en los muslos de Derik. 
—Tobías. Tú y tu pareja tienen tanto mi bendición como la de los ancianos de la familia. Tus cosas serán enviadas pronto. Vive bien y honra tu nombre. Beckett Twocurls. —Derik le acarició con el rostro. Esto es mucho mejor de lo que esperaba. 
Asintió y sonrió a Derik. Había esperado que la nota tuviera un 
tono más personal, algo no tan formal, una simple palabra de amor, pero era mejor que nada y Derik y él habían ganado la lucha. —Nadie tratará de llevarme de tu lado. Podemos vivir en paz. 
—Y podrás tener tus cosas… tus frazadas favoritas, tu flauta. — 
Todas las cosas que extrañaba. 
Asintió emocionado. —He querido tocar la flauta para ti, Derik. 
—Creo que eso será encantador. Dime que más cosas tuyas añadiremos a nuestro hogar. 
—Tengo una frazada que es tan suave, que es como el aire y pelaje suave, pero es muy cálida. Y una piedra que está tan desgastada y es lo más suave que te puedes imaginar. Padre dice 
que no es la gran cosa, pero para mí es maravillosa. 
—Tendremos que encontrarle un lugar especial. Tal vez una canasta en la parte baja de la mesa que está por nuestra cama. —Las manos de Derik se movieron perezosamente sobre su cuerpo. 
—Oh, eso me encantaría. Podríamos tener ahí también la pluma que encontré. Y las rajas de canela y vainilla. —Se movía contra los movimientos de Derik, el placer se acumulaba debido a las suaves caricias. 
—Y le pedí a Abin que trajera algunas de las flores del jardín para que podamos tenerlas en nuestra recamara. 
—Oh, eso sería maravilloso, Derik. —Su pareja era tan bueno con él, siempre pensaba en él. 
—Esperaba que te hiciera feliz. —Derik inclinó su cabeza, esos labios fueron tomados en un largo y dulce beso. 
Ronroneó al sentir el beso, comenzó a frotarse contra Derik. —Tanto placer Derik. ¿Me darás más? 
—Te daré todo, Toby. —Derik lo había introducido a caricias que 
le robaban el aliento, lo había tomado en esa cálida boca y hecho gritar de placer. 
—Me haces sentir tanto, me haces tan feliz. —Deslizó sus manos por el pecho de Derik, encontrando las pequeñas tetillas y jugando con ellas. 
Derik respondió con un gemido, su cuerpo estremeciéndose, vibrando al sentir las caricias. Amaba eso, amaba como sus caricias afectaban a Derik. 
Las manos de Derik acariciaron su cabellera. —Mi pareja, mi compañero, mi amor. 
—Y tú eres mío. —Sonrió y deslizó sus manos por el cuerpo de Derik. —Todo mío. Cada parte tuya. 
—¿Con todo y las cicatrices? 
—Oh, amo tus cicatrices, Derik. No lo que representan, el dolor que las causó, ¿pero dejando eso por un lado? Le dan a tu piel un toque único. —Encontró las que se encontraban en el abdomen de Derik, ya las había memorizado. 
—Oh, tus manos. Tanta magia. —Derik dio pequeñas mordidas a su cuello, a sus hombros y su lengua lo llenaba del olor de Derik. 
—Para ti, —murmuró. Jamás había tenido ningún tipo de magia, hasta el día que conoció a Derik. Continuó frotándose contra ese largo cuerpo, dejando caer su cabeza hacia atrás para darle más espacio a este, para que este lo marcara con su aroma. 
—Mmm… —los labios de Derik se aferraron a la unión de su cuello y hombro, succionándolo. 
Un escalofrío recorrió su cuerpo, las sensaciones expandiéndose donde los labios de Derik lo tocaban. 
—¿Se siente bien, Toby?
—Sí, Derik. Por favor, más. —Estaba pidiendo más, ansioso por sentir cada sensación, cada caricia, beso y mordida. 
La succión inició nuevamente, incrementándose. Las manos de 
Derik tocándole por todas partes, explorándolo. La pasión entre ellos creció, sus manos también se encontraban ocupadas, ansiosas de darle tanto placer a Derik como el que él recibía. 
Derik se puso de pie, los guió hacia un diván suave que se encontraba cerca de la ventana, en donde podían olerse los árboles, grama y flores, además del delicioso aroma de la tierra. Se estiró sobre él, mostrándose a su amante, luego estiró sus manos en dirección a él. 
Derik abrió la túnica de Toby, sus cintas, le quitó la ropa. Ya no se sentía consciente de la desnudez frente a su pareja, y comenzó a moverse, deseando las caricias. 
—Tan bello. —Sus tetillas fueron lamidas, su abdomen acariciado. 
Gimió, el sonido había sido obtenido por la atención que recibía de los labios de Derik. Sus manos encontraron la trenza de Derik y la deshicieron, gimió al sentir los mechones sedosos cuando cayeron sobre su piel. 
—Que sensual eres, —la lengua de Derik acarició sus costillas, 
haciéndolo temblar. 
—Jamás creí que algo pudiera sentirse tan bien. 
—Y estuve esperando tanto tiempo por ti, para poder sentirme vivo otra vez. 
Sonrió, sus dedos deslizándose sobre el rostro de Derik. —Espero no haberte hecho esperar mucho tiempo. 
—Una eternidad. Pero lo haría otra vez. 
—Hazme el amor Derik, —murmuró—. No nos hagas esperar más. 
—Sí, —pudo escuchar sonido de ropa, luego el cuerpo desnudo de Derik se presionó contra el suyo, la piel deslizándose y frotándose contra su cuerpo. 
Sus ojos se movieron, el placer era tan grande, tan maravilloso. 
—Oh, Derik. 
—Sí, Toby. Tócame. 
Sus dedos se deslizaron sobre la piel que amaba tanto, rozando sus cicatrices y provocándole cosquillas en los lugares sin ellas. 
El aroma dulce de los aceites llenaba el aire, luego los dedos de Derik se deslizaron debajo de sus testículos, acariciándolo suavemente de forma circular. Tembló al sentir las caricias, sus piernas se separaron, su cuerpo estaba necesitado. Un dedo se 
introdujo en él, resbaladizo y caliente. 
Dejó escapar la respiración, la sensación era mucho mayor de 
todo lo que habían hecho hasta ahora. Le hizo ver luces de colores. 
—Derik… oh. 
—¿Se siente bien? —los labios de Derik rozaron los suyos. — 
¿Debería detenerme? 
—Oh, por favor no lo hagas. Nunca he sentido algo igual. Tú dentro de mí. —Podía escuchar la sorpresa en su propia voz, definitivamente lo sentía. 
—Sí, quiero… Oh, Toby… —Ese dedo continuó moviéndose, acariciándolo. 
No podía quedarse quieto y cambió de posición, sus caderas comenzaron a moverse descontroladamente penetrándose con el dedo de Derik. Era tan íntimo, el placer emanaba de adentro en vez de afuera. El largo dedo se movió y regresó acompañado de otro, cubierto del mismo aceite resbaladizo. 
Estaba tan lleno, tan estirado por los dedos de Derik. —Me 
consumirás, —murmuró, sus manos alzándose y deslizándose sobre la piel de Derik. 
—No, te amaré, te llenaré. 
Asintió. —Sí. —Existía una diferencia, podía entenderlo, sentirlo. 
—¿Puedo hacerte el amor? ¿Unirnos? 
—Por favor, Derik. Es mi deseo el estar unido a ti.
—Tanta confianza. —Derik cambió de posición y se colocó entre sus piernas, una enorme calentura se encontraba frente a su entrada. 
—Nunca me lastimaras. —Murmuró, a pesar de que pensó que quizás Derik estaba confundido ante lo que sucedería. ¿Cómo podría la longitud de Derik caber en su cuerpo? 
Su cuerpo se estiró, con una enorme fricción, pero no era dolorosa, sólo abrumadora. El mundo entero se redujo al lugar donde se estaban uniendo. El calor que provocaba, la piel que se estiraba, el aroma de los dos. Gimió, levantó sus manos, colocándolas sobre los brazos de Derik cuando los encontró. 
—Estoy dentro de ti, mi compañero. —La voz de Derik estaba llena de pasión. 
—Tuyo. —murmuró, sus brazos moviéndose de arriba hacia 
abajo, su cuerpo sosteniendo a Derik fuertemente. —Mío. 
—Sí. Tuyo. Amor. 
Se aferró a Derik con su cuerpo y brazos, respirando fuertemente y tratando de relajarse. Pero era demasiado abrumador. 
Derik se quedó quieto, respirando con él, una mano acariciándolo, moviéndose lentamente. 
Pronto comenzó a cambiar de postura, sus piernas se deslizaron por el cuerpo de Derik, su cuerpo estremeciéndose. —Derik, por favor, necesito… más. 
—Sí… —Las caderas de Derik comenzaron a agitarse, embistiendo y retirándose, la presión de su interior comenzó a crecer. 
Sus manos se aferraron más fuertemente y fue en esos momentos en que la presión se convirtió en algo más, en placer. Sus ojos se abrieron en sorpresa y comenzó a moverse un poco, correspondiendo a las embestidas. Derik gimió suavemente, penetrándolo más duro, enviando ondas de placer a través de su cuerpo. 
Era tan íntimo, tan placentero. Estaban unidos de una manera que jamás pensó podría ser posible. Sus ojos se cerraron, su cuerpo moviéndose instintivamente con el de Derik. Suaves gemidos fueron 
arrancados de él. 
—Te siento. —Derik susurró contra sus labios, jadeando—. Te siento. 
—Oh, sí, yo también lo hago, Derik. Dentro de mí. —Rió casi sin respiración, sus piernas envolviendo la cintura de Derik, sosteniéndolo. 
La mano de Derik envolvió su miembro, frotándolo y acariciándolo. Los sentimientos se tornaron demasiado insoportables, enormes y abrumadores. Gritó, su cuerpo 
estremeciéndose, buscando algo para sostenerlo, algo que no permitiera que colapsara mientras se dejaba llevar por el placer. 
Luego Derik comenzó a hablarle, a decirle lo bello que era, de cuanto lo necesitaba, amaba y deseaba. Eso era justo lo que necesitaba, recordar que Derik estaba con él cuando el placer se lo llevó, cuando lo hizo explotar. 
—¡Derik! —gritó el nombre de su amante y luego se corrió. 
Su nombre fue gruñido, algo caliente lo llenó, quemándole. 
Todo se reducía a un calor, a una llama y a Derik, lo abrazó lo más fuerte que pudo mientras los anaranjados, amarillos y rojos se tornaban en un calmado color negro. 
Derik lo sostuvo, lo mantuvo cerca mientras su miembro perdía la dureza y se desprendía de su cuerpo. 
—Oh, Derik. —Esa voz era ronca como si hubiese estado 
gritando—. Eso fue… te amo. 
—Sí, Toby. Amor. Estoy tan feliz de que estés en casa. 
—Yo también, Derik. 
Se acostó debajo de Derik, cálido, cómodo y amado. 
¿Quién necesitaba ojos que vieran cuando el resto de su cuerpo 
podía amar tan bien?





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