Hearing Beauty

Epílogo 


Toby se sentó en la ventana, el sol besándolo, manteniéndolo tibio. Su piel estaba descubierta, el suave asiento de la ventana lo sostenía gentilmente. Podía escuchar la brisa bailar con los árboles y las campanillas en la parte trasera de la pequeña vivienda, como el viento las hacía cantar y reír.

La casa olía a vino de especias, a carne rostizada junto con el dulce aroma de un pie de bayas.
Podía escuchar a los hombres en los campos, reuniendo las flores para hacer perfume y los aromatizantes que ahora producían junto con los jugos y vinos, sus voces se unían en armonías mientras cantaban durante las horas del día.
Aunque existía una voz en particular, la cual añoraba escuchar.
Derik se había marchado a la ciudad para hacer negocios para el próximo año con los mercaderes. Se había ido hacía tres noches y Toby maldecía a la fiebre que le había evitado acompañar a su amante.
Ahora se encontraba bien y estaba esperando. Esperando por
aquella voz que lo hacía sentir vivo.
Lo primero que escuchó fueron los cascos del poni, los pasos
acelerados y emocionados.
Toby se envolvió entre las corinas de seda, dejando que lo blanco y el brillo lo envolvieran.
Los niños comenzaron a gritar, la risa de Derik era suave y rica, tan familiar como respirar. Toby sabía que su compañero daría los regalos y dulces, compartiendo el botín. Sonrió al escuchar la alegría de sus voces… su amante decía ser feo, intimidante, pero Toby nunca lo consideró así. Y parecía que los niños tampoco lo hacían.
Por mucho que quisiera correr en dirección a su amante, esperó. Derik lo encontraría sentado en la ventana, esperándolo. Les daría la privacidad que necesitaban cuando se reencontraran.
Pareció tomar una eternidad antes de poder escuchar los pasos de Derik. —¿Toby? ¿Cómo te sientes? ¿Aún tienes fiebre?
Se deshizo de las cortinas de seda y se dio la vuelta en dirección
a la voz de Derik con los brazos abiertos. —Lo estaba, pero ahora que estás de regreso tengo una fiebre de necesidad.
—Te traje regalos. —Derik se acercó, el beso era salvaje y apasionado.
—Tú eres el único regalo que necesito, —murmuró, la voz de
Derik enviando una onda de placer por su espina, sus besos enviando otra.
—No he dormido. La oscuridad me persigue sin ti.
—Entonces debes recostarte conmigo y dormir. La oscuridad no te alcanzará aquí.
Derik asintió, su lengua deslizándose entre los labios de Toby, saboreándolo, caminaron hacia la cama que estaba cubierta de suaves frazadas. Se subió sobre su amante, colocando sus brazos
alrededor del cuello de Derik, sus piernas alrededor de la cintura y
confiaba que su amante sería capaz de resistir su peso. Derik no lo dejaría caer. Su confianza era implícita.
Las manos de Derik se posaron sobre sus glúteos, lo sostuvieron antes de dejarlo caer sobre la cama. Las almohadas y frazadas olían a los dos, aunque el aroma de Derik era más ligero que el suyo. Eso sería corregido pronto, ya que se amarían en la enorme cama.
—La ciudad estaba ocupada, llena de vida. Te extrañé, extrañé tus historias y tu aroma.
Gimió suavemente, cada palabra era como una caricia. —Nuestra casa no estaba tan cálida sin ti.
—Traje ovejas que tienen la lana más suave. Una nueva flauta. Y
arcilla para ti. —Cada palabra fue dicha entre besos, las ropas de Derik se estaban frotando contra su piel.
—Eres tan bueno conmigo, Derik. Siempre piensas en mí. —Sus
dedos encontraron las cintas en el cuello de Derik y las abrió para
poder quitarle la túnica.
Derik era cálido, sus besos apasionados y un tanto salvajes.
Toby respondió con la misma pasión, sus manos buscando las cicatrices que hacían de la piel de Derik tan fascinante. Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vieron. Tres largos días.
—Amor. —La longitud de Derik era caliente, dura y rogaba por
sus caricias.
Asintió y frotó sus narices juntas. —Sí, te amo.
Luego presionó a Derik hacia abajo y se deslizó por ese enorme cuerpo, usando sus labios y lengua, buscando el miembro de Derik.
—Toby… —Derik correspondió a sus caricias, abrió sus muslos,
dándole espacio. Amaba cuando Derik pronunciaba de esa manera su nombre, lleno de amor y pasión.
Molestó el miembro de Derik con su lengua, reconociendo su forma nuevamente. Las manos de Derik eran cuidadosas y gentiles mientras acariciaban su cabellera. Se dejó llevar por las caricias, casi toda su atención se encontraba en la calentura de la necesidad de Derik.
Probó el líquido que se escapó de la punta, gimiendo al sentir los sabores, fuertes, salados y deliciosos, que llenaron su boca. La voz, ronca y profunda, de Derik llenó la habitación como señal de su pasión.
Hubo un momento en el que todo esto era nuevo, cuando cada caricia y beso era algo que debía ser descubierto y explorado. Ahora ya no era nuevo, pero cada caricia y beso aún era atesorado y disfrutado, querido. Sus dedos tocaron los sensibles testículos de Derik, acariciándolos.
—Oh… por favor. —La súplica fue hecha con una sonrisa. Y de
pensar que antes creía que era un inútil. No sabían de qué manera
lo necesitaba Derik.
Tomó el miembro de Derik en su boca, su cabeza moviéndose lentamente de arriba hacia abajo mientras succionaba. Derik se dejó llevar, su longitud presionándose contra sus labios una y otra vez, felicitaciones llenaban el aire a su alrededor. Succionó fuertemente,
esperando que Derik pudiera alcanzar el orgasmo, deseando probarlo.
Un grito ronco y profundo se pudo escuchar y un líquido salado y caliente llenó sus labios, Derik se estremecía debajo de él. Se tragó toda la longitud del hombre, gimiendo al sentir el sabor, al tener a Derik en su boca.
Derik se dejó caer, sacudiéndose, temblando un poco. —Casa…
—Oh, sí, Derik. Casa. Bienvenido a casa.
Rió, encantado y cálido. Definitivamente estaba en casa, en los brazos del hombre con la voz de las alas.



FIN



Espero que les gustará 😉😉😉

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